Odio esto.

17 0 0
                                    

Me dispuse a ir hacia el instituto, no hay mucho que contar sobre la ida, no pasó nada interesante en verdad. 

Cuando llegué pude ver a Nidian correr hacia su clase, se veía apurado, cansado y... ¿mojado? No sabría decir si era sudor por correr o simplemente agua de algún charco. A decir verdad, tampoco me interesaba demasiado, ni siquiera fui a preguntarle en el receso sobre eso.

Mientras caminaba por el patio escuchando la misma canción una y otra vez, escuché un grito que, según la altura y la intensidad de la voz, no debería estar demasiado lejos de donde estaba yo. Supuse que alguien estaría en peligro o que simplemente se habría asustado con algo, así que, para causar siempre una buena impresión, fui a buscar de dónde procedía ese grito tan jodidamente agudo y molesto. Mientras más caminaba, más fuerte y desgarrador se escuchaba el grito, era verdaderamente molesto, ¿que no ven que me impedían escuchar mi buena música? A pesar de mi continua busca, no logré encontrar nada, pero el grito seguía cada vez más y más fuerte como si alguien lo estuviese haciendo a posta para molestarme, "¿¡Quién mierda lo está provocando!? ¿¡Acaso nadie más lo escucha!?" dije, susurrando. Cada vez notaba como si mis pasos se entorpeciesen, realmente ese chillido me estaba volviendo jodidamente loco, solo quería que parase, solo eso, un poco de silencio. Para cuando me dí cuenta, estaba en la enfermería del instituto, con la cabeza sangrando. Al parecer me había desmayado mientras caminaba, ocasionando que me golpease la cabeza contra una pared. No era nada serio, una pequeña herida que, gracias a mi pelo, no se veía.

Cuando retomé un poco la consciencia, empecé a repetir "el grito... el grito... ¿quién era? ¿qué pasó?" Pero no conseguí respuesta alguna, tanto la enfermera como mis amigos afirmaron no escuchar nada de eso, y pensaron que simplemente estaba delirando por el golpe, pero yo sé lo que escuché, no fueron alucinaciones mías.

Al día siguiente fui a mi consulta semanal con el psicólogo y empecé a contarle todo sobre ese grito, como no, él me dijo que seguramente solo fue producto de mi imaginación, pero yo seguía negándolo. Después de un rato hablando con él, me preguntó si había escuchado voces que nadie más podía escuchar otras veces. ¿Estaba insinuando que tenía esquizofrenia? Que hijo de puta. Le respondí que no, que era la primera vez y él, en vez de darme una respuesta más clara, solo me dijo "ya trabajaremos con eso en la próxima sesión", como odio a ese hijo de perra.

Mientras volvía a mi casa, vi a Nidian parado en frente de mi portal, observándolo casi como si intentase abrir la puerta con la mente, y me acercqué a él, con mi característico encanto. 

- ¿Qué haces en mi portal? ¿Quieres que te invite a un café o algo?

- ¿¡h-huh!? ¡O-oh! ¿e-es tu casa? No lo... no lo sabía, ja, ja...- Dijo, con la cara totalmente roja, en serio, a veces me pone de los nervios pero, no puedo evitar ese sentimiento de notarme "completo".

- Ajá... ¿entonces no quieres entrar? Justo hoy compré bolsitas de té, ¿no eras tú el fan de las infusiones?

- B-bueno... sí, me gustan mucho pero... seguro estás ocupado, no quiero molestar...

Molesto era escuchar como se trababa a cada sílaba que pronunciaba

- Bueno, si no quieres entrar, allá tú, yo no te voy a obligar - Dije mientras cogía mis llaves para abrir la puerta 

- ¡E-espera! Sí quiero el té... 

- Bien, pues pase usted, las damas primero.

Frunció ligeramente el ceño, haciendo un puchero, para posteriormente entrar a mi casa.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 09, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Vacío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora