El sol apenas comenzaba a ocultarse cuando dos figuras avanzaban con paso ligero por el bosque.
—Me hubiera gustado pasar por la tienda de dangos antes —murmuró una joven de cabellos oscuros, con un ligero tono de reproche.
—Podremos hacerlo al regreso —respondió su compañero, esbozando una leve sonrisa.
—Está bien, de todas formas, esta misión será rápida —afirmó con confianza, con la mirada fija en el camino.
—Te noto demasiado segura —dijo él, divertido por su actitud.
—¿Y cómo no? Si están yendo los ninjas más fuertes de Konoha —respondió ella con orgullo.
Él soltó una pequeña risa y, con una mirada cómplice, añadió:
—Entonces salgamos de una vez… Todavía tengo que invitarte esos dangos que te debo.
En ese momento, ninguno de los dos imaginó que aquella misión marcaría el principio del fin.
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La escena cambió drásticamente. La calidez del atardecer fue reemplazada por la fría penumbra de una casa sumida en la tragedia. El olor a sangre impregnaba el ambiente.
—Papá… yo… —susurró la joven de cabello oscuro, con la voz quebrada.
Su madre, con las fuerzas que aún le quedaban, le dedicó una última mirada.
—Tranquila… Solo cuida de tu hermana… —pidió con dulzura, como si aún quisiera protegerlas incluso en sus últimos momentos.
A su lado, su esposo suspiró con pesar.
—A diferencia de nosotros, su dolor no desaparecerá tan fácilmente… —murmuró.
La joven apretó los dientes. La katana en sus manos aún goteaba. Su respiración era errática, su mente un caos. Lo que había hecho… era imperdonable.
—Lo siento… Prometo cuidar de Akane… —susurró, sintiendo cómo el peso de sus acciones la aplastaba.
Un grito infantil rompió el silencio.
—¡Mamá! ¡Onee-san! ¡Mamá y papá…! —sollozó la pequeña que acababa de llegar, sus ojos reflejando un horror indescriptible.
La joven cerró los ojos por un instante antes de volverse hacia su hermana menor.
—Akane, tienes que irte…
—P-pero… —balbuceó la niña, temblando.
—¡Dije que te vayas! —rugió, lanzando un kunai con precisión. La hoja afilada pasó rozando la mejilla de la pequeña, dejando un delgado rastro de sangre.
Akane se llevó una mano a la herida, paralizada. Sus lágrimas cayeron silenciosas antes de que sus piernas finalmente reaccionaran. Salió corriendo de aquella casa que, hasta hace poco, estaba llena de luz y calidez.
Desde las sombras, una voz masculina se hizo presente.
—Así que lo hiciste…
La joven guardó silencio. Su cuerpo se tensó al reconocer aquella voz.
El hombre, cuyo rostro permanecía oculto por la oscuridad, dio un paso adelante.
—Será mejor que la cuides. —Su tono era inquebrantable, más una orden que una advertencia.
Dicho esto, desapareció en la penumbra.
La joven reaccionó de inmediato, moviéndose velozmente hasta lo alto de un poste. Desde allí, su mirada se posó en el cuerpo desmayado de Akane, quien yacía junto al hermano de su mejor amigo.
Se permitió una última mirada.
—Cuídate, Akane… —susurró con tristeza y cariño, antes de desvanecerse en la noche.
Aquella fue la última vez que la vieron en Konoha.
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꧁UNMEI O KAEYOU꧂
FanfictionDespués de años de soportar una relación tóxica, T/N finalmente toma la decisión de alejarse. Pero escapar del pasado no es tan fácil cuando las heridas aún sangran y los fantasmas de lo que fue siguen persiguiéndola. Entre el dolor y la traición...