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SeungMin se fue a vivir a Japón para estar más cerca de su madre, debido a la enfermedad de ella, aunque bueno tenía que viajar una hora en tren para poder llegar hasta donde ella vivia algo que no era un problema o tal vez sí.
Siempre lo agotaba. Como ahora.
No es que odiara a su madre pero no era fan de viajar en trenes. Y menos cuando estos estaban llenos y las personas estaban amontonadas.
Por suerte salio tarde de su casa por lo que el vagón estaba casi vacio salvo por tres hombres con trajes durmiendo y un señor tratando de mantener el equilibrio mientras estaba con su celular.
Como quería salir primero opto por estar parado en las puertas de salida.
Agradecía que no hubiera casi nadie porque quería llegar rápido a su casa, sacarse toda la ropa y jugar con su cuerpo antes de dormir. Por que no solo estaba agotado sino que también estaba jodidamente caliente.
Saco su celular para distraerse y se puso a mirar su instagram, queria saber si había algo nuevo. HyunJin, su mejor amigo, habia subido una nueva foto desde su trabajo estaba con una sonrisa y unas fuertes manos agarraban sus caderas, aunque no se veía muy bien debido a que este la corto, sabia que era su jefe.
Estaba tan distraido que no se dio cuenta que alguien se habia puesto atrás suyo.
Derrepente sintió dos dedos moviendose como si estuvieran caminando en su trasero, abrió sus piernas lo suficiente para que ellos puedieran acariciar su lindo coño y levantó un poco su trasero.
──No sabia que eras una zorrita. ──una voz gruesa susurro en sus odios mientras los dedos se trasformaron en una mano para posteriormente agarrar con fuerza su coñito. ──Apenas te toque y ya estas mojada, ¿Te gusta que un extraño te toque el coño?
──Mgh, que rico. ──fue lo único que pudo soltar al sentir la mano grande del extraño agarrar su coño necesitado.
──Eres una putita, ¿quieres que te folle aquí a la vista de todos? ¿Que mi polla entre en tu apretado coño y todos escuchen como rogas por una polla? Maldita sucia.
──Ah, si-si, papi.
Nunca había hecho eso en público y tampoco sabia si le gustaba hacerlo pero la mano tatuada de aquel hombre en su coño no le hacía pensar razonablemente.
Aquellos dedos tocaban su clítoris tan bien aún por encima de su tanga.
Su pollera fue levantada, asustado pero excitado con la idea de que alguien los viera haciendo eso, giro su cabeza a sus costados pero todos los presentes estaban entretenidos con sus celulares o algunos durmiendo.
Las manos se dirijiron los hilos de su tanga, para bajarla lentamente, el aire frío rozo su coño, la sensación le puso la piel de gallina y la necesidad de buscar más de aquel hombre.
