Seco sus lágrimas y entro al baño de aquella casa que no le pertenecía en absoluto. Se sentía ajeno entre tantos muebles blancos y paredes insulsas. Estaba claro que allí no habían goteras ni mucho menos debían armar la mesa con una tabla para comer, pero Zhan extrañaba compartir su habitación con su pequeño hermano o chocar en la cocina con su madre para luego reír.
Extrañaba a su familia tanto como a su vida misma. Fan Xing y su madre estaban en una casa igual a la de él, pero no tenían contacto. Sólo cuando lo permitían y el Omega necesitaba su familia. Los Alfas no le afectaban en absoluto, pero la falta de su familia si lo hacía. Sentía el lazo tirar dentro de su pecho y podía decir que su hermano estaba triste. Todos lo estaban.Se quitó las prendas negras y las guardo dentro del armario, deseando no tener que volver a usarlas nunca más. Odiaba los velorios y tampoco quería tener que volver a uno.
Recorrió la tan ajena casa nuevamente como lo venía haciendo hace una semana, y aún no podía encontrar ningún punto ciego sin camaras.
Se tocó el abdomen y buscó los aparatos que estaban en su cuerpo. Los medidores de presión, temperatura y quien sabe que más.
Odiaba tener que hacerlo, pero recolectó las muestras de fluidos que pedían todas las mañanas y las dejó fuera de su puerta.
Era una maldita rata de laboratorio.Se escuchó la típica voz de todos los dias.
- Tu celo está próximo. Los supresores que habías tomado sin receta lo retrasaron. Yibo llegará a las 1400 horas.
Y el parlante cesó. Y Zhan simplemente se hizo un rollo en el sillón, viendo que faltaban diez minutos para la hora en la que por fin podría ver a su pareja. Le necesitaba tanto, su cuerpo picaba por la esencia del Alfa. Zhan nunca había sentido aquella necesidad corroer los huesos pero parecía potenciarse luego de haberse transformado en el animal que al parecer había termiando con la vida de Wang Zi Teng luego de romperle el cuello. Zhan casi no recordaba nada de aquél momento y no se había vuelto a tranformar desde entonces. Le pedían que lo hiciera mientras las cámaras le filmaban, pero por alguna razón su Omega parecia no querer colaborar. Sentía el instinto de que aquello sólo sucedería cuando estuviera con su Alfa.
Una vez te marque, podrás hacerlo, Zhan. Debes esperar.
- Pero no quiero hacerlo como parte de un experimento... - le murmuró a su lobo, el cual gimió por lo bajo y trató de acariciarle desde dentro, como si realmente pudiera tocarle y no fuera un espíritu en su corazón.
Zhan estaba triste, estaba deprimido, y lo único que le levantaba el ánimo en el día era cuando le permitían entrenar en el pequeño gimnasio que había en la segunda planta, solamente por unas dos horas, pero le eran suficientes para generar la serotonina que le impedía arrojarse del balcón. Y recordaba a Chun. Recordaba a su padre y lloraba mientras golpeaba la bolsa.
Y su padre biológico seguía vivo, y Zhan no podía contener las ganas de destrozarle, por más que su Omega temblara cada que pensara en él. Le parecía una mala broma que siguiera vivo y su entrenador muerto. Fan Xing aún no lo sabía, y no tenía idea como explicarlo. Él era más pequeño, menos fuerte, su Omega había aparecido apenas hace semanas y tenía miedo de que se marchara de nuevo.
Pero ahora, ambos tenían un Alfa.
Se negó a caer en un pozo de depresión y se levantó en busca de sus cuadernos para poder estudiar algo. No era lo mismo que ir a sus clases - que Wang le había conseguido - pero al menos era lo único que le dejaban hacer al Omega a parte de respirar libremente. Así que se sumergió en los textos hasta que el timbre sonó, quitando la bruma de los libros de historia en la cual se había sumergido.
Era su Alfa, el aroma le llegaba desde las puntas de los pies hasta sus cabellos.
¡Es Yibo! ¡Es Alfa! ¡Alfa!

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A mordidas
RandomContinuación Segunda parte de "A los golpes". Xiao Zhan, el Omega aún dominado por la sociedad Alfa se siente cada día más débil en aquel encierro al que le condenaban. Y la ausencia de su compañero le ponía los pelos de punta. Las visitas eran pr...