𝕮𝖔𝖒𝖔 𝖙𝖊𝖗𝖒𝖎𝖓𝖆𝖗 𝖚𝖓𝖆 𝖍𝖎𝖘𝖙𝖔𝖗𝖎𝖆 𝖉𝖊 𝖆𝖒𝖔𝖗.

Parte única.

—Ran… ¿Podemos hablar?

—En este momento no, me tengo que ir a trabajar —dijo tomando poniéndose su saco en la entrada del departamento.

—Todavía no desayunas…

—Tengo un desayuno de negocios —abrió la puerta y con algo de prisa se apuró a irse— No me esperes despierta, voy a llegar tarde.

La puerta se cerró con un ligero click, dejando a la mujer dentro con mucho que decir y con la esperanza de un beso de despedida y un "te amo" enterradas mil metros bajo el suelo.

Con un suspiro regresó a la cocina a levantar la mesa, guardó con cuidado la comida de su amado esposo en el refrigerador y después tomó sus propias cosas para ir a su trabajo como secretaria del conocido diseñador Mitsuya Takashi.

La tristeza se notaba en su rostro cuando llegó al trabajo, como siempre, las asistentes de su jefe la miraban con un poco de pena. Ya no lucía elegantes trajes, ni le llegaban orquídeas en días importantes, su esposo tampoco iba a recogerla del trabajo.

—Buenos días Haitani-san —su jefe se paró frente a su escritorio para saludarle con una linda sonrisa que desapareció al ver el rostro de su secretaria— ¿Qué pasó?

—Bueno, Vogue llamó quieren hacerle una entrevista, Dior quiere que colaboren y un mangaka quiere su consejo para su manga Shojo sobre moda —dijo acomodándose los lentes.

—Sabes que no me refiero a eso…

—Takashi-san, estoy tan entera como siempre… No se preocupe ¿De acuerdo? —le sonrió con algo de cansancio y esperando que su jefe se calmara.

—De acuerdo… Si te sientes mal, puedes ir a casa ¿De acuerdo?

—Muchas gracias, pero estoy bien jefe.

Y con una sería expresión, Mitsuya se fue a su oficina y ella pudo suspirar antes de continuar con su labor.

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A la hora del almuerzo decidió ir a una cafetería cercana, se iba a encontrar con sus hermanos y sabía que no iba a ser una plática agradable.

Cuando entró a la cafetería, pudo reconocer a sus hermanos a la primera, por sus coloridos cabello azul y naranja, diferentes a los de ella, que por el tiempo se había teñido. Después de todo no podías ver a una secretaria con el cabello color salmón con las puntas azules.

— ¡Amaya, aquí! —dijo su hermano mayor con su imborrable sonrisa señalando la mesa.

Ella sonrió y fue directo a la mesa donde la estaban esperando pero antes de sentarse dejó un beso en la mejilla de sus hermanos.

—Creímos que no ibas a venir, estuvimos a punto de llamar a Mitsuya por explotador —dijo el de cabello naranja.

—Takashi-san no me explota, me trata muy bien Smiley y de todos modos la llamada la habría recibido yo.

—No molestes a nadie Nahoya —dijo su hermano de cabello azul.

—¿Ves? Angry es más consciente de mi situación.

—Ajá ¿Y por eso tienes cara de funeral? Por tu situación —dijo Nahoya.

—Mi situación no tiene nada que ver, hermanito… —bufó haciéndole una seña al mesero para ordenar algo— Me va bien en el trabajo, mantengo la casa limpia, no descuido a mi esposo…

—Pero tu esposo a ti sí —dijo Angry frunciendo más el ceño.

—Ran está ocupado, la empresa tiene problemas y su participación es indispensable… No estoy siendo descuidada.