Mi Mirada en Ti

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La vida nunca nos deja caminar por donde nosotros queremos, y aunque a veces nos haga ver que hacemos lo que elegimos simplemente nos manipula. De repente nos suelta un poco la soga para sentir libertad y de la nada nos la recoge para hacernos ver lo esclavos que somos.

Estoy completamente seguro que nunca entenderé a la vida, porque la vida es mujer, y las mujeres según lo que la vida me ha dado a entender es que son incomprensibles.

Quien viera todo lo que pase para alcanzar el amor y viera como lo perdí... seguramente me llamaría idiota, pero así lo decidió la vida, así es como lo que tenía que pasar, paso.

Mi nombre estaría de más decirlo, pero contar esto me ayudaría a drenar lo que mi pecho ha estado acumulando. tanto sentimiento que, si lograra juntarlos y convertirlos en energía podría mover mil autos eléctricos, y no exagero.

Todo comenzó tras una charla de algo, no sabría decir que, porque solo escuchaba para acercarme a ella. Poco a poco así fue, sin que ella se diera de cuenta yo estaba allí, mirándola un poco, observando lo que hacía y porque lo hacía. Creo que me obsesione con la idea de conocerla.

Era joven, y no sabía cómo hacer las cosas, aunque claro, antes de ella conocí a muchas chicas, pero antes de ella ninguna causo tanto impacto en mi cabeza y ninguna otra logro hacer ruido en mi corazón con tanta fuerza. Era joven lo repito, y no sabía el verdadero significado de Amar a alguien, como estaba a punto de amarla a ella.

No soy el chico más valiente, cuando de verdad me gusta alguien no muevo ni los parpados, en serio, me quedo completamente pasmado, ante la belleza de esa persona. Con ella no podía escapar de esa realidad, era como un encanto sobre mí. Era su encanto sobre mí.

Una mañana, la vida ya tenía montado un plan estratégico para llevarme directo a ella, simplemente me agarro desprevenido, jugando, divirtiéndome con mis amigos, y ella en otro lado, en su mundo. Fue así como todo empezó, ella me llamo y me pidió un favor, yo solo pude decir que sí. A partir de allí ya solía hablar un poco más con ella.

Confesare que mientras jugaba no podía dejar de verla, me desconcentraba un poco, o bueno mucho. Luego recordé que lo que ella tenía era mi teléfono y que en él había cosas que nadie más sabia. No era nada malo, pero era algo que no compartía así por así.

Otra treta de la vida para hacernos caer en sus redes... cuando me lo entrega me pregunta si eso de allí era mío, y yo solo pude decir que sí. Pero su respuesta fue algo que me llamo mucho la atención, resulta que aquello que me avergonzaba a ella resulto gustarle.

Ahora no me da pena decirlo, ni mostrar lo que encontró, y lo admito, me gusta mucho cantar, escribir, recitar y de más. Lo que ella encontró eran canciones que tenía grabadas, algo que más nadie había escuchado.

Pasaron días hasta que la volví a ver, y solo basto un poco de brisa, un momento en sus ojos y un segundo eterno, para entender que ella sería el amor de mi vida.

Siempre lo he pensado de esta manera; enamorarse lleva tan solo segundos, amar es lo complicado. Yo de ella me enamore en un instante, mientras observaba sus ojos, mientras movía su cabello, estoy seguro que si alguien me hablaba no escucharía, que si alguien me gritaba tampoco y si el mundo se caía no me fijaría. Todo porque en ese segundo me perdí, más allá del mundo, del universo, de cualquier cosa vista por el ojo del hombre.

Si existe cupido creo que justo allí me flecho y a partir de ese momento me dedique a amarla.

Pude hablarle de cerca y decirle lo mucho que me gustaba, pude pedirle una cita, salir con ella y tocar el cielo sobre una montaña. Hice muchas cosas, entre ellas cantarle y escribirle muchas cartas. Si de verdad fuese dueño de mi vida escogería volver allí, a ese momento. Cuando el tiempo se detuvo y pude observarla en el infinito.

Sin duda veía que la vida creaba un solo camino, en el cual ella y yo caminábamos, llegue al punto de ser su novio, de vivir de su aliento, de respirar su ternura. Así todo se veía hermoso, todo tomaba sentido. Me sentía dueño del mundo.

Todos en algún momento nos hemos sentido así, quien no lo ha sentido pues ya le tocara, pero es una sensación en la que ves a la felicidad de frente y te sientes tan seguro de lo que haces que si fuese cosa de apostar lo darías todo.

Pero la sensación de supremacía no duraba mucho, más pronto que tarde las cosas empezaban a cambiar, crecían dudas, miedos, desconfianza. Había lagunas en medio y mares a los lados, era completamente opaco lo que un día fue tan claro.

Con el corazón destrozado, en mi mano, en pedazos. Con mi alma congelada por el frio de sus palabras, caí en la penumbra de la soledad. Me vi forzado a ser duro conmigo y obstinado con ella. Fui el peor, pensé que eso me serviría, pero mis acciones solo me dañaban a mí, porque ella ni las veía.

Mi mirada siempre estuvo fijada en ella, pero ella nunca termino por enfocarme a mí.

Era mi sueño y lo seguía siendo, era mi vida la que se enganchaba a su costado, como un enfermo de cáncer se aferra a la fe y a la esperanza.

Soy culpable de haberla amado, pero es un delito dulce, uno que vale la pena cometer. Hasta el día de hoy pude sentir mi pecho acelerarse al verla, pero solo hasta hoy...

Mañana volveré a ser libre y dejare mi mirada lejos de su ternura, lejos de su belleza, lejos de lo que un día me hizo temblar de emoción...

Mi Mirada en Ti...

Mi Mirada en TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora