Capítulo único

261 55 13
                                    

Ramón sabía que era momento de contarlo todo, ya no debía esperar a la ocasión perfecta, ya nunca la iba a encontrar.

De su desordenado escritorio tomó un papel, un bolígrafo y un sobre, con la mente nubrada puso la punta del objeto y empezó a escribir.

Los nervios se notaban en la letra de este primer intento por lo que frustrado la arrugó y la lanzó a la papelera.

En la segunda se confundió de palabras, no quería sonar como idiota por lo que al igual que la primera la desechó.

Y así pasó por un par de horas, cada palabra que escribía en la hoja lucia horrible ante sus ojos, el enojo nubló su mente y dejó todo tirado.

-¿Por qué no puedo hacer algo decente para ti?

Su mirada llena de rabia viajó por cada cosa que había en la habitación y se posó al final de su recorrido en un pequeño peluche de pollito, recordó con nostalgia el día en el que Timba se lo regaló y sin querer sonrió. Rius recordó que quería transmitir ese dulce sentimiento que le causaba el contrario en ese pedazo de papel, por lo que una vez más sostuvo entre sus dedos el bolígrafo y con una nueva hoja sobre el escritorio empezó a escribir.

"Nunca te lo había confesado, pero siempre me gustaste...

Me gustaste un año después de habernos conocido, un año después de haberte dado el título de mejor amigo.

Aún en mi mente está fresco el recuerdo de la vez en la que nos conocimos, yo, un torpe pero empeñado chico que era nuevo en el trabajo, tú, mi ejemplo en el establecimiento. El hecho de que te hayan obligado a enseñarle al nuevo todo lo que debía hacer no te molestó ni un poco, tu amable forma de ser me hicieron tenerte confianza rápidamente, a parte tu amabilidad fue lo que me enganchó en primer lugar.

Ahora que lo pienso sigues siendo el mismo tipo amable aún después de siete años de ese día...

Siento que en estos momentos te estarás preguntando ¿Por qué no me dijiste, Ramón? Supongo que sabrás que no quería arruinar la relación que tenías con Javier, sé que rompieron hace dos años, pero aún me era difícil decirte porque siempre me dijiste que no lo podías superar. Sé que en estos momentos me dirías "puede que no haya podido corresponder a tus sentimientos, pero al menos pude dejar de contarte cosas que te dañarían como detalles de mi relación" mi respuesta sería que no, no me sentiría bien sabiendo que no me habrías contado cosas de tu relación como que amabas demasiado a Javier, que te gustaban sus detalles, las veces que te hizo llorar, las veces en la que lo hiciste llorar, y otras tantas cosas que me contaste. Quería escucharte, a veces dolía, pero aún así me sentía feliz porque podía estar para ti.

No quiero que pienses que te lo estoy contando porque ahora estás soltero y quiero algo contigo o porque quiero chantajearte emocionalmente para que no te vayas ahora que te cambias de ciudad; la verdad es que lo estoy haciendo por una razón y esa es que ya no quiero seguir amándote, han pasado siete años y pese a que ahora estoy llorando porque en verdad me gustas creo que lo mejor para mí es dejarte. No puedo seguir amándote de esta manera porque soy idiota, soy bastante idiota, soy tan idiota que me planteé la idea de irme contigo a la ciudad a la que te mudas, soy tan idiota como para decirte que no me importaba la hora que siempre iría a verte cuando me necesites, recuerdo las llamadas a las tres de la mañana, las salidas en las madrugadas en busca de helado, las veces en las que dormí en el sofá para estar para ti.

Esos siete años amándote me costaron demasiado y no lo estoy diciendo para que te sientas culpable, sino porquie quiero ser completamente sincero contigo por una vez en el tiempo que te conozco.

¿Sabés? Ojalá que el día en el que te vayas pueda anudarme el alma y te despida con una sonrisa porque así me sentiré más tranquilo.

Intentaré mejorar para que cuando nos veamos ya no sea el mismo tipo cobarde que conociste en estos siente años.

Espero que recobres la sonrisa que tanto me gusta allá a donde vayas, Timba.

Te amo..."

Con cuidado dobló la hoja en el sobre que previamente con una perfecta caligrafía había puesto por delante "léela cuando estés sentado en el avión", luego miró la hora en el reloj que tenía en su mano izquierda, era momento de ir al aeropuerto.

[...]

Con nervios bajó de su auto, cuando entró en el establecimiento buscó con la mirada a su amigo y después de un rato lo encontró sentado en unas bancas. A paso lento y con el corazón latiendo como si hubiese corrido un maratón se acercó a él.

-Hey, hombre- le dijo Rubén cuando lo tuvo de frente.

-¿Nervioso?

-Para nada, un nuevo lugar que explorar es emocionante.

-Tipico de ti.

Mientras esperaban el vuelo mantuvieron una agradable última conversación, los nervios que Ramón cargaba se desvanecieron por completo con esa charla y cuando menos se lo esperaban era hora de despedirse.

-Ven- le dijo Timba para abrazarlo -eres el mejor amigo del mundo, te voy a extrañar.

-Nos vamos a ver en un par de meses, no seas dramático- con la mano izquierda rodeó el cuello de su mejor amigo y con la derecha buscó la carta que tenía en su bolcillo -esto es para ti- le dijo al separarse.

-¿Una carta de amor para mí? Que romántico.

Rius solo rió.

-Sí, una carta de amor...

-Ya dime que es, Rius.

-Es lo que nunca te dije.

Tras la insistencia del abordaje del vuelo se dieron otro fuerte abrazo y se despidieron.

"Ahora ya sabes lo que nunca te dije"

Lo que nunca te dije [Rius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora