Era un cálido viernes, 5 amigos iban a jugar para pasar la noche más divertida, pero, dos de ellos se fueron a jugar por su cuenta, dejando a los 3 solos en una pequeña habitación.
Los tres no sabían la razón del cual ellas se habían ido a jugar sin ellos, y más encima dejarlos en esa pequeña habitación en dónde si se quedaban en completo silencio podían escuchar sus respiraciones con total claridad, solo había una cama y una mesa en dónde había todo tipo de alimentos, tal vez ellas querían que arreglaran sus diferencias.
-Hanna e Innie nos dejaron solos aquí, tiremosle huevos a las dos lesbianas.
Dijo Kell, los dos restantes, Mino, el menor de los tres y Lino, el mayor de los tres, ambos le siguieron la corriente.
Los tres adolescentes empezaron a divertirse tirando huevos desde una pequeña ventana que si se asomaban daban con la puerta en dónde se encontraban las dos adolescentes
-Te quieres comer un huevo? Mino.- Dijo Lino.
Los dos mayores se miraron con una mirada pícara que se hacía entender que tenían un plan exitante para ambos.
Se fue acercando el mayor hacia el menor.
-Provecho Mino- dijeron los mayores a la vez.
Mino no sabía la consecuencia que iba a producir al abrir la boca simulando cómo se iba a comer dicho huevo.
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Para ponerlos un poco en contexto, ya Kell y Lino habían estado un poquito hormonales antes de estar ahí, al ver la presa perfecta decidieron ir a por ella, el blanco perfecto era un chico menor que ellos, que por el cual anteriormente se estaban coqueteando y peleando entre si. Pobre Mino, si no le hubiera seguido la corriente a Lino y hacer que esos dos se pelearán nada de esto hubiera pasado.
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Anteriormente los 5 mencionados habían estado en un bar con sus demás amigos, todos reunidos en un mesa larga con sillas extremadamente cómodas.
-Y si jugamos tres en rayas pero con shots?- dijo Kell, al segundo apareció Sam quien había llegado después de todos.
-Quieres jugar también, Sam?- Dijo la chica del vestido rosa, su nombre era Innie.
-Di que si o no hay beso- con una sonrisa, Kell soltó esas palabras a Sam
Innie al escuchar esas palabras rápidamente volteó su cabeza hacia el chico que estaba distraído en el teléfono sin prestarle atención a las palabras de los demás, Lino al sentir una mano en su muslo la miró confuso.
-Mira cómo te ponen el cuerno- soltó de su boca Innie, haciendo que Kell se enojara y se fuera de la mesa.
Kell volvió nuevamente viendo cómo hablaban entre ellos pero le llamó más la atención la forma en la que Lino le hablaba a Mino. ¿Por qué veía cómo se coqueteaban?. ¿Era por las copas que ya traía encima?, al estar ya cerca podía escuchar claramente lo que se decían y pudo afirmar que no era el alcohol en su cuerpo que lo hacía alucinar.
Ya era típico de Lino coquetear con medio mundo, así que simplemente lo maldijo en su mente, tampoco quería estrellarle una botella en el hermoso rostro de Lino.
Se fue a sentar pero veía como ellos seguían tirándose palabras bonitas.
Mino se sintió incómodo al sentir cómo alguien lo miraba con ganas de asesinarlo, volteo a ver quién era y por la incomodidad se paró del asiento dirigiendose hacia Kell.
-No me mires así, te prometo que te trato mejor- se lo dijo con la cabeza agachada.
-No quiero su trato- con la cara totalmente sería Kell lo miró, notando cómo sus ojos se abrían al escuchar esas palabras.
-Kell no quiere mi trato, ya no tengo nada más que hacer en la vida-
Lo dijo casi gritando que obviamente todo el mundo lo escucho, todos lo voltearon a ver mientras el se iba de la mesa en dirección hacia el baño.
El ambiente se puso tenso por un buen tiempo, ya estaba amaneciendo, por ende, decidieron marcharse, cada uno a sus lugares específicos para descansar
A Hanna no le gustaba que sus amigos pelearan, así que tuvo un pequeño plan para que Kell, Lino y Mino se pudieran reconciliar
Y así es cómo está historia comienza.
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Una noche placentera
KurzgeschichtenEs la primera vaina que escribo, no juzgar o salen doxeados en Twitter. broma