Unplanned

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1

El "tap tap" de sus botas de charol resonaba en las gradas metálicas. Las propias pisadas de su amiga le hacían eco, igual de pronunciadas, mientras bajaban hacia la calle. Cuando regresasen de su reunión a altas horas de la noche, harían bien en quitarse los zapatos para no importunar a los vecinos del piso de abajo y que al siguiente día estos abriesen un ticket de queja con el arrendatario.

Iban prolijas: Valentina, su amiga, llevaba un vestido negro de tubo con escote que dejaba al descubierto sus omóplatos hasta el inicio de la curva de su espalda baja. Estaba lista para matar, en el sentido más coqueto de la palabra. Hortensia daba otro cante, una imagen menos formal y más atrevida. Vestía una falda negra, un top de encaje del mismo color y se cubría del viento con una chamarra azul a juego con sus zapatos. Las medias de red le daban un plus.

—Tu hermano ni un aventón nos pudo dar —se quejó Valentina.

—Es un hijo de puta —concordó Hortensia, dando un zapateo enojado.

Maier, su hermano mayor, se dirigía a la misma fiesta de San Valentín que ellas. Partió hace media hora y, en su afán de ser un dolor en el culo constante, se llevó el auto, a sabiendas de que ellas lo habían apartado con antelación. Hortensia estaba sumamente harta de su comportamiento pasivo-agresivo. Lo habló con su madre y raras veces con su padre, a veces a gritos, sin que nada cambiara. 

Pero eso es historia para otra ocasión. De momento, requerían transporte. Un Uber sería buena opción, o al menos lo fue antes de que a la morena se le ocurriera algo.

—Pues nos vamos en su moto —declaró.

—¿En vestido y tacones? —Valentina alzó una ceja, pensativa—. Nos vamos a matar.

—Te presto unas zapatillas y nos las cambiamos al llegar. ¡Espérame aquí, también traeré las llaves!

Valentina se encogió de hombros. Mientras esperaba, su teléfono zumbó con un mensaje reciente: «¿Está Hortensia contigo?»

Y la pelinegra, siguiendo las órdenes de su amiga, tecleó: «No está conmigo.»

Aunque no se lo hubiera pedido, respondería de la misma forma. Justamente para que no pensase en él es que decidieron irse de rumba.

—Ya regresé —anunció Hortensia al poco tiempo, con un bolso al hombro.

—Vale... Oye, el ruski te anda buscando.

Hortensia frunció el seño.

—Que siga haciéndolo —dijo, restándole importancia al asunto. Se colocó el casco de su hermano con mucho cuidado para no estropearse el cabello, le pasó el suyo a Valentina y se montó, esperándola—. ¿Lista?

—Claro.

—Pues vámonos.

La de ojos heterocromáticos arrancó el motor y cuando Valentina le rodeó la cintura, sujetándose, empezó a conducir.

2

La casa auspiciadora del festejo estaba a quince minutos de la de Hortensia, específicamente, en los suburbios, donde todas eran iguales y había que ser muy hábil para no confundir la dirección. El anfitrión se llamaba Daniel Conway y era de la facultad de diseño gráfico que ambas amigas cursaban. Pocas veces interactuaron con él en saludos amistosos, trabajos grupales y salidas muy a las tantas. Dichas interacciones bastaron para que el pelirrojo las considerase dignas de una invitación.

El dúo de chicas, luego de batallar un poco con la ubicación, hizo el cambio de calzado en la parte trasera de la casona y al acabar, llamaron a la puerta. Daniel las recibió, con una sonrisa amigable y un piropo juguetón listo para alabarlas. Era un bastardo coqueto, guapo y siempre estaba rodeado de chicas.

💋Gustacio💋 I KISSED A GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora