Tranquilidad, paz, armonía y sobre todo los rayos solares dando el detalle de iluminar aquel hermoso páramo.
Desde lejos se podía ver como seres, que el ser humano no podía explicar su existencia, estaban por aquel lugar. Algunos cerca al agua cristalina que corría, típico de un arroyo.
Risas diminutas, debido a las hadas de la raza más pequeña que puede haber, eran escuchadas por aquel lugar mientras hacían su trabajo de cuidar las flores y los insectos que estaban por ahí.
--¿Qué es eso?
Claro que ver a una criatura para nada común en el páramo hacía que aquellos diminutos seres dejen sus labores.
--¡Está herido!
--¿Pero es seguro?
--No lo sé, pero no podemos dejarlo así de herido.
--Llamaré al príncipe.
--¿Vieron cómo llegó aquí?
Todos negaron, el hada -de tamaño normal, como el de un humano- se acercó a ese extraño ser. No podía dejarlo a su suerte, eso no era digno de un hada, menos si se trataba del príncipe.
--Llévenlo al palacio y que curen sus heridas más profundas.--Se volteó en dirección a sus soldados.--Yo me haré cargo del resto. Y no quiero ninguna palabra a la corona.
Poco después se encontraba aquel intruso postrado en la cama del bicolor, estaba despertando de a poco. Su cabeza dolía al igual que su torso en sí.
Su labio estaba partido y las vendas en su pecho estaban ligeramente tintados de rojo sangre.
--¿Dónde estoy?--Preguntó a la nada, pues no alcanzaba a ver a nadie.--Agh, qué dolor.
El pelirrojo estaba perdido, no tenía idea de donde había acabado después del ataque de un cazador.
--Veo que ya despertaste.--Una dulce voz hizo acto de presencia y su dueño que estaba sin tocar el piso con sus alas aleteando. La mirada escarlata lo miraba desconcertado, y un sonrojo estaba en su rostro, el mayor no pudo mantenerle la mirada y desvío esta hacia otro lugar.--Cierto, ustedes no hablan hada.--Recordó el bicolor.--Mucho gusto, mi nombre es Shoto.--Comenzó, ahora siendo entendido por el extraño, mas la mirada de este seguía en otro lado.--Bienvenido al páramo.
--¿El páramo?--El bicolor asintió.--¿Tanto corrí?
--No sé de donde vengas o qué raza eres. Mucho menos tu nombre. ¿Qué te trajo a este lugar?
¿Podía confiar en ese joven? Estaba desnudo frente a él y parecía no estar afectado. Carajo, las hadas son extrañas.
--Lo siento.--Comenzó.--Me llamo Eijiro, Eijiro Kirishima.--El bicolor asintió, haciéndole saber que lo seguía escuchando.--Soy un licántropo. Y estaba escapando de un cazador que rondaba por la zona en la que me encontraba.
--¿Un licántropo?--Le sorprendía ver a un integrante de aquella extraña raza, pues poco a poco se había ido reduciendo hasta el punto que se creía extinta. Un quejido lo sacó de sus ideas.--Oh verdad. Tus heridas.
El pelirrojo se asustó, aquella hada se estaba acercando peligrosamente -a su parecer- a él. Sin darse cuenta comenzó a retroceder hasta caer de la cómoda cama en la que estaba. Se sobó la cabeza debido al golpe y se sentó en el piso, pues después de todo estaba acostumbrado.
Claro que no contó con que el hada se sentaría a horcajadas de él y lo abrazara por el cuello. Su rostro poco a poco estaba más cerca, su ritmo cardíaco se elevó.
--¿Q-qué crees que h-haces?
--Voy a besarte. ¿Los licántropos no curan así?
¿Curar? ¿Con un beso? ¡Las hadas son muy, demasiado, extremadamente raras!
--¡No! Simplemente esperamos a que se curen solas.--Dijo sin más.--Además ¿por qué estás desnudo?
--¿Tú por qué tienes ropa?
Debía irse de aquel lugar para locos cuanto antes.
--¡Es normal tener ropa!
--Aquí es normal andar sin sus extrañas prendas.
--Bien, costumbres diferentes, ahora si me disculpas.--Al intentar levantar al bicolor de su regazo rozó sin querer las alas de éste, quien automáticamente soltó un pequeño gemido bajo. Lo siguiente que sintió fue una mano impactar contra su mejilla.--¡¿Qué fue eso?!
--¡Desvergonzado!--Shoto se levantó cuanto antes y se elevó lo más que sus alas le permitían en esa habitación.--¡Cómo te atreves a tocar la parte más íntima de un hada! ¡Encima del príncipe!
Oh.
Ahora estaba en problemas por algo extraño ¿no?
Eres grande Eijiro. Un gran idiota.
--¡Lo siento, no tenía idea!--Trato de que Shoto no se enojara. Esperen.--¡¿Dijiste príncipe?!--El bicolor simplemente asintió.--¡Mierda! ¿La corona sabe que estoy aquí?--Le negó lo dicho.
--Yo te traje aquí para poder curarte y así pudieras regresar a tus tierras cuanto antes.--El bicolor habló mientras se abrazaba a sí mismo, un ligero y tierno sonrojo adornando sus mejillas.--No hay que armar un escándalo y que la corona se entere que un extraño no bienvenido irrumpió en el páramo.
Kirishima solo tragó duro. Debía regresar con su gente cuanto antes.
New fanfic.
Esta vez Kiritodo, tenía ganas de hacer una sobre este shipp.
--Akira.