02; Pecado.

704 98 14
                                    

—¡Ahg!—Gimió desvergonzado ante aquel roce

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Ahg!—Gimió desvergonzado ante aquel roce.

Se sentía caliente, demasiado caliente. Aquellas manos grandes y fuertes acariciando su cuerpo y terminando en sus alas lo hacía sentirse en el cielo.

Los besos en su cuello no hacían más que hacerlo estremecerse, las manos de su acompañante tomaron su cadera para poder dar un estocada más profunda. Nunca pensó que tener sexo en público sería tan placentero.

Por todo el placer en su ser, no pudo controlar su magia y terminó haciendo que en su piel una ligera capa de un líquido que hacía dormir a cualquiera haga acto de presencia.

—¿Qué es...?—No terminó de hablar pues cayó en un profundo sueño.

Se corrió al sentir un suave roce en su ala derecha, su espalda se arqueó en una linda curva.

Trató de regular su respiración y se preocupó al no sentir movimiento alguno por parte del pelirrojo.

—¿¡Otra vez lo hice!?—Renegó porque casi siempre terminaban en esa situación.—Debo pedirle a papá que me enseñe a controlar mi magia.

Como pudo se levantó tambaleándose en el aire pues sus alas aún seguían algo sensibles por la estimulación.

—Eiji.—Susurró en el oído del licántropo. Pero su pareja parecía no querer despertar.—Eijiro; cariño, despierta.

Otra vez tendría que cargarlo hasta llegar al palacio.

Hace aproximadamente dos años un extraño ser había irrumpido en el páramo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hace aproximadamente dos años un extraño ser había irrumpido en el páramo. Nadie supo de él hasta una semana después, cuando el príncipe menor salió volando a máxima velocidad en busca de su padre para que pudiera curar al licántropo que en vez de mejorar había recaído.

Resulta que el cazador logró lastimarlo mucho, haciendo que sus armas tengan veneno en la punta. Una muerte lenta y segura, a menos que la magia de las hadas pudiera detenerlo a tiempo.

—¡Papá, por favor; tienes que salvarlo!—Las lágrimas resbalaban por sus mejillas pero no tocaban el suelo pues éstas desaparecían antes de lograr tocar tierra.

Las lágrimas de las hadas son mortales.

—Sho, es un licántropo.—Trató de razonar el rubio.—Nada nos garantiza que no nos atacará apenas esté bien.

Shoot quiso gritarle a Keigo. Era un ser vivo, se supone que debían ayudarlo.

—Eijiro no lastimaría a nadie.—Sabía que probablemente después de lo que diría Kirishima tendría que irse del páramo y nunca más lo volvería a ver.—Lleva una semana aquí, y ha estado estable hasta hace un hora.

Keigo más que impresionado por el dato que su hijo le dio, caminó cuando antes hasta la salida.

—Confiaré en tu palabra; pero si noto algún indicio de amenaza, ese licántropo muere y tú estarás castigado por un milenio.

¿¡Un milenio!? Bueno, al menos no era un siglo.

—Bien, pero sálvalo.

Y así fue, Kirishima resultó ser una persona confiable. Apenas estuvo mejor no hizo más que agradecerle a aquel hada por haberlo curado.

Y hace poco menos de un año las hadas habían abierto las puertas del páramo a todos los licántropos, o los pocos que quedaban.

—¡¿Otra vez lo hiciste dormise, bastardo?!

—Lo siento, aún no controlo del todo mi magia durante el sexo.

Algo que Katsuki nunca comprenderá es como mierda para las hadas se les hace demasiado común tener sexo en público o andar desnudos.

—Yo lo llevo, ¿a ti también o ya no te tiemblan las alas?—Dijo con un tono burlesco.

—Que gracioso, Katsuki.—Se elevó para poder encararlo, los licántropos eran más grandes que ellos.—Pero ya estoy completamente bien, ahora ayúdame a llevar a Eijiro al palacio.

Pues sí, se podría decir que nadie imaginó que por ese ataque de un cazador ahora hadas y licántropos vivirían juntos.

—Que suerte que eres el menor de tus hermanos.

—¿Por qué?

—Porque así no tenemos que preocuparnos sobre que un licántropo sea rey.—El bicolor miró mal a su padre pelirrojo.—No me malentendas, pero sabes que el Reino de las hadas sigue siendo solo de hadas, que dejáramos entrar a esos seres al páramo no significa que ellos nos gobernaran.

Iba a decir algo pero el pelirrojo continuó.

—No lo digo en mal sentido; sé que en algún momento ambas especies formaran una nueva generación y así gobernarán ambas razas, pero hasta que eso suceda, las cosas seguirán igual que siempre. Claro que serán siempre bienvenidos nuestros amigos licántropos.

Shoto supo que hizo bien en cuidar de Kirishima.

Fin¿

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fin¿

Ya no sabía que escribir, y probablemente ya no escriba más en este fic. Desde un inicio tenía pensado hacer algo corto y este fue el resultado.

—Akira.

Fairy Magic ||Kiritodo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora