ᴘᴀʀᴛᴇ ᴜɴɪᴄᴀ

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-A ver tio, creo que te estas pasando de tonto-Era absurdo intentar detener al testarudo de Vegetta, pero al menos lo estaba intentando.

Di un pequeño salto para evitar el hueco que había bajo mis pies y lo seguí por los caminos de esa estrepitosa cueva al que a nadie más que al inteligente de Vegetta se le ocurriría entrar.

-Te estoy diciendo que la aparición de esos golems de magma no se ha detenido-Él bufó ignorandome mientras ponía otra antorcha en nuestro camino para guiarnos luego a la salida-Y mira que son fuertes eh, bajo mi casa aparecieron y me hicieron pedacitos, a Fargan tambien en su casa-Comenté mientras miraba a mi alrededor en busca de minerales, pero nada.

-Valdrá la pena chaval, imagina cuantos diamantes debe haber a su alrededor-Me reí provocando eco en el lugar, algunos murciélagos se asustaron y salieron disparados de su escondite hacia otro lado-Que yo haya tenido la fortuna de encontrar mucho diamante justo donde se estaban spawneando no significa que en todos los lados sea así-Él se detuvo a picar un poco de hierro y yo me quedé atrás esperando a que avance, no pensaba tomar la delantera sabiendo lo que se enconde bajo esta cueva.

-A parte ¿Para que quieres tantos diamantes si te lo terminara robando todo tu novio?-Fue su turno de reirse, aunque a mi no me engañaba, fue una risa provocada por su incomodidad-No digas tonterias-Dijo sin parar de extraer el hierro, me puse a jugar con un mechero moviendolo de un lado a otro mientras lo veía estar concentrado en picar el hierro.

-Cómo sea, no es a mi a quién le roban sus cosas-Sonreí volteando a observar detrás mío, un zombie había salido de alguna parte de la cueva y ahora se acercaba a nosotros, saqué mi arco y con lanzarle dos flechas en la cabeza fue suficiente para que se desintegrara.

Terminó con el hierro y siguió bajando por la cueva, chasquee la lengua y lo seguí mientras bebía agua de una botella que tenía enganchado a mi pantalón, a medida que entrabamos más en la profundidad de la cueva el ambiente era más caluroso.

Él comenzó a silbar con melodía, si hasta se lo escuchaba feliz, ojalá sea al primero que maten para que se de cuenta de que fue mala idea venir aquí.

Me sentía un poco mal, soy un poco intolerable al calor y ahora mismo no la estoy pasando nada bien por aquí, suficiente fue para mi sufrir bajo de mi casa con cientos de bichos de magma.

Me lleve una mano a la frente y luego ambas manos las apoyé en mi mejilla-Estoy caliente-Murmure sin sacar mis manos de mi mejilla, las cuales estaban ardiendo-¿Estas caliente y estamos los dos en una cueva, solos?-Dijo divertido, cosa de todos los días con sus bromas con las cuales solo él se divertía-No hablo de ese tipo de caliente. Detrás de estas paredes seguro hay un lago de lava y nosotros ni en cuenta-Él giró a verme con una ceja alzada.

-¿Me estas invitando a algo, Willy?-Se rió y fruncí el ceño acercándome a él para golpear su hombro con fuerza-Idiota-Él sonrió sin importarle el dolor y me acorraló contra uno de los muros lisos de piedra-¿Acaso quieres que reforcemos la amistad?-Sonrió de lado y yo puse mis manos sobre su pecho para evitar que se me acercará, me estaba poniendo nervioso-Vegetta, se te va la pinza-Hable casi tartamudeando en el proceso, a pesar de que era mi mejor amigo hace tiempo, a veces no sabía identificar cuando bromeaba y cuando hablaba seriamente, y ahora era una de esas veces.

-A ver, que si tienes problemas en la cama con Rubius y estas necesitado, no es mi culpa-Me agaché y salí por el espacio que sobraba debajo de su brazo-Vale, me cuidas ese culo-Me dio una nalgada y antes de sacar su mano de allí la apretó con fuerza-¡Vegetta!-Me volteé rápidamente a darle una colleja y él despues de recibir el golpe salió corriendo entre risas por la bajada que teniamos al frente.

Resople mirándolo colocar a lo lejos otra antorcha, que paciencia la que tengo que tener con este.

Hace poco menos de cuatro años nos conocimos, una extraña casualidad ya que fue en un templo del desierto, honestamente no pensaba confiar en él cuando me invitó al pueblo de Karmaland, pero luego de compartir el botín del templo y tener charlas interesantes y divertidas con él, me comenzó a caer bien y le tuve confianza por más que todo el camino de allí hasta Karmaland me hizo bromas incómodas y me tiró piropos aun después de decirme que tenía pareja.

Cueva | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora