Que su retoño se fuese de casa fue un duro golpe para ella, algunos la tildaban de sobreprotectora, pero era de Izuku de quien hablaba, un joven encantador y amable, pero con 0% de instinto de autopreservación. En esta ocasión su alarma maternal se había disparado al notar como durante algunas semanas su hijo casi no respondía sus mensajes y cuando lo hacía era a altas horas de la noche, en las ocasiones que lograba hablar con él por llamada siempre le escuchaba cansado, confundiendo las palabras y trabándose, al preguntarle cuál era su horario de trabajo en esos momentos, este le respondió que él mismo se lo colocaba, que solamente debía cumplir plazos de entrega. Allí fue cuando decidió hacerle una visita, debía cerciorase que su hijo no estuviese sobrecargándose de trabajo. Al llegar supo que sus temores eran fundados al estar tocando la puerta durante media hora sin respuesta, su hijo no contestaba su teléfono, casi derribaba la puerta hasta que el vecino salió, un hibrido canino de cabello negro quien miro a la pobre mujer como si le fuese a arrancar la mano como siguiese haciendo tanto escándalo.
- Oh, perdona, he estado tratando de contactarme con mi hijo Izuku desde hace rato y me parece que me sobrepasé, no quise molestarlo – Se disculpo haciendo una reverencia apenada.
- Si – Dijo con un tono de que denotaba hastío – A la próxima cerciórese de que la persona este en casa antes de venir -.
- ¿Sabes si está? – Quizá el chico le había visto salir.
- Ummm no lo he visto en días, me he topado con él solo un par de veces desde que se mudó – Las orejas y la cola se levantaron en estado de alerta antes de fruncir el ceño – Genial, lo despertó – Dijo para cerrarle la puerta en la cara, haciendo que la peliverde se sintiera aún peor, de seguro había despertado al bebé de aquella familia.
Intentó llamarlo por teléfono nuevamente, después de un par de minutos se escucharon unas voces acercándose a la puerta del vecino la cual se volvió a abrir, pero esta vez un joven de cabello bicolor y de piel palida, tal vez más de lo normal, fue quien se dirigió a ella con una ligera sonrisa.
- Disculpe a Touya, suele ser grosero a veces – El mencionado la observaba molesto desde atrás de aquel chico a quien sostenía de la cintura ayudándolo a mantenerse en pie – Soy Todoroki Shoto -.
- Para nada, no era mi intención molestarlos, me llamo Midoriya Inko y estoy buscando a mi hijo -.
- Sólo conozco a Midoriya de una reunión del condominio, la verdad no lo he visto, ¿Touya lo puedes escuchar a través de las paredes? – Preguntó alzando la vista para ver al de ojos azules, quien luego de concentrase un momento negó – En ese caso podrías preguntarle al casero si te puede abrir la puerta, él tiene una copia, si quieres puedo llamarlo -.
- ¡Si! Muchas gracias – Hizo otra reverencia.
Después de hablar con el señor, este le abrió la puerta, permitiéndole confirmar sus peores temores, el aire del lugar estaba viciado, estaba a oscuras, encendió las luces encontrándose con el desastre donde su hijo vivía, restos de comidas, platos sucios, el piso se veía pegajoso en distintos sitios, envoltorios y bolsas de comidas congeladas, el bote de basura de la cocina estaba lleno y con un círculo de desperdicios a su alrededor, lo único "intacto" en aquel lugar era la cocina, ni un solo sartén u olla estaba a la vista. Continuó el recorrido hasta el baño, el cual parecía sacado de las peores pesadillas, no quiso adentrarse mucho, la habitación de visitas parecía solo estar cubierto de polvo, y le sorprendió al ver que la principal estaba en un estado parecido, tenía las sábanas desordenadas, pero nada más, llegó al final de la vivienda donde una luz se dejaba ver por la rendija inferior de la puerta. Al abrirla se encontró a su vástago en un estado deplorable, se veía más delgado, bolsas bajo los ojos tintadas de un morado muy oscuro, los únicos sonidos de la habitación eran las de las teclas siendo presionadas, el ventilador de la computadora y los murmullos del peliverde que no dejaba de murmurar.
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A hybrid for your life
FanfictionIzuku era un adulto irresponsable que no podía cuidarse ni a si mismo, su madre le concedió la solución, aunque mantener con vida al pecoso no sería lo único que nuestro gran lobo haría. One shot creado por el intercambio de San Valentín del grupo d...