Capítulo 2

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Akutagawa siguió con su plan, perseguir al chico tigre en todos sus tiempos libres.

Tenía unas semanas de andar persiguiendolo como el perro silencioso que era, de forma que no lo sintiese o viese.

Con el tiempo que lo ha seguido se dio cuenta de muchas cosas, que para el eran insignificantes, pues de que le servia saber que le gustaba comer chazuke, o que prácticamente era el mandadero de la Agencia, el horario del Albino era el mismo todo el tiempo, se levantaba, se bañaba se iba a la Agencia y comenzaba a hacer papeleo, pero si le sorprendió un poco el hecho de que cada que terminaba su horario de trabajo, el chico se dirigía a una floristería y después aún cementerio, el cual entraba y dejaba la flores en una tumba sin pintar, todos los días era lo mismo, el chico dilataba poco en el cementerio pero nunca lograba escuchar nada de lo que le decía a aquella tumba.

Aún así siguió siguiéndolo, pues pensaba que algo le serviría si lo seguía. Akutagawa entrenaba siempre, pero después de su entrenamiento siempre lo iba a seguir. Pero un día se sorprendió de ver al Albino caminar en la noche en unos callejones donde siempre anda la Port Mafia, pero no se esperaba lo que escucharía después.

******horas antes, con Atsushi*******

Atsushi era un chico inocente e increíble, que se disculpaba hasta por pisar una flor. Era "beta" todos pensaban que era beta, pero no en realidad era un omega y el único que sabia eso era Dazai, pues todos lo creían ya que no sentían olor alguno, pues el chico, de alguna forma u otra, encontró la manera de manejar su olor, y así que todo el mundo crea que era un beta, cuando en realidad era un omega.

Su día comenzó normal, como todos los días, nada nuevo pero con su alegría, hasta terminar su horario de trabajo, pues cierto castaño le pidió un favor.

- Atsushi-kun~~~~ - pronunció cantarinamente el alfa. El chico se tenso al escuchar al castaño.

- Ne-necesita algo Da-Dazai-san? - pregunto Atsushi con un poco de miedo, por el hecho de lo que le valla a pedir.

- Necesito que me hagas un favor Atsushi-kun

- Pe-pero ya me iré a casa Dazai-san.

- No seas malo Atsushi-kun

- Ok - dijo el Albino dándose por vencido.- ¿qué necesita? - pregunto.

- Quiero que me acompañes a probar un nuevo método de suicidio - dijo Dazai como si fuera lo más normal del mundo.

Atsushi suspiro cansado, pues no sabía que le tocaría hacer ahora, si sacar al castaño del río, después de haber saltado y decir que no le gustaba la sensación de no respirar, o evitar que se suicide en mera via pública, o peor aún, visitar el horrible bosque Aokigahara.

Atsushi termino agotado después de haber acompañado al castaño en su nuevo método de suicidio, lo único que quería era ir a su casa a descansar, tirarse en su amado futón y dormir, y que mejor forma de llegar a casa que ir por los callejones, pues aunque tenía miedo de encontrarse como el perro de la mafia quería llegar más rápido.

Iba caminando de una forma un poco apresurada, pues llegaba a ser como un imán para atraer a Akutagawa, iba bien abrigado pues aunque estaban en pleno verano por la noche hacia un demencial frío. Se abrazaba a si mismo pues tenía miedo de encontrarse con el perro silencioso y que lo quiera matar en ese mismo instante. Iba tan metido en su pensamientos en que a que hora se encontraría con él, que se asusto al escuchar un ruido que provenía de uno de los tantos botes de basura que se encontraban ahí, el Albino asustado solo pudo pronunciar una pregunta.

- ¿qui-quién está ahí? - pregunto aterrado por pensar que era el mafioso. Al no escuchar nada volvió a preguntar.

- ¿ quién está ahí? - pronunció casi gritando - ¿Aku-akutagawa? Pregunto lo primero que se que vino a la mente, y claro también lo Primero que lo encontraría en los callejones

El Albino logro ver que algo negro que salía de ahí, y se asusto más, pues pensaba que era rashomon quien estaba ahí, así que cerró los ojos muy fuertes esperando algún ataque, el cual nunca llegó, ya que en vez de eso escucho un maullido. Abrió lo ojos viendo al pequeño felino, era negro con ojos grises.

- ¿Akutagawa? - si, el Albino no pudo soportar la pregunta - ¿ eres tú?

El Albino se acercó al felino el cual, solo se acurruco en el.

- Al parecer no eres quien yo pensaba, sino jaja... ya estaría lleno de sangre, ¿ qué haces aquí pequeño? - pregunto como si el gato le entendiera, lo cual solo escucho un maullido como respuesta.

- ¿Sabes? Te pareces mucho a Akutagawa, el siempre anda con un abrigo negro y sus ojos son grises como los tuyos - dijo tomando al gato con sus manos y sentándose en una esquina de aquel callejón - Me gustaría poder ser su amigo, hace poco hicimos un trato en cual en seis meses pelearemos a muerte, a cambio de eso el no tiene que matar en ese tiempo - hablaba el pequeño omega mientras acariciaba al gato - el es fuerte, no se porqué se empeña tanto en hacer de todo para que Dazai-san lo reconozca, cuando lo único que debería hacer es darse cuenta que no necesita de ningún reconocimiento, solo el de él mismo, se que debajo de ese semblante orgulloso y de terror existe una persona amable, debería darse cuenta de una vez que es fuerte que su esfuerzo y todo lo que hace es bueno y que no necesita nada.......me gustaría poder ser su amigo, aunque me quiera matar yo no pienso así, yo no lo quiero matar, solo quiero que se de cuenta de todo su esfuerzo y que en realidad vale pena, todo lo que hace, me gustaría enseñarle un mundo donde no exista el matar y que en realidad si se puede llegar a ser feliz y que eso no te hace menos ni débil solo...alegre.

- Debes de tener hambre y frío, ¿verdad? - dijo dirigiéndose al gato en sus manos - vamos a mi casa, no es bueno vivir en la calle - dijo empezando a levantarse - primero que nada ¿como te llamaré? ¿Que tal....Ryu? Es como un diminutivo de el nombre de Akutagawa, Akutagawa Ryuonosuke, tu te llamarías Ryu ya que te pareces bastante a él, creo que te parece bien, vamos.

El chico se fue caminando a su casa, saliendo de ese callejón, pero sin darse cuenta que todo lo que paso ahí fue presenciado por otros ojos grises que lo observaban desde lejos.

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¡Conquistando a Jinko! - Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora