Mi Conejita es la Luchadora más Ruda

La Más Fuerte de Todos

POR RUMI:

Todo comenzó en un pequeño pueblo en China, cuando por la noche un bebé literalmente brilló con luz propia. Esto debido a el inicio de las mutaciones genéticas en las personas. Con forme a los años, estas mutaciones se fueron haciendo más y más comunes hasta que el 80% de la población tenía una. Sin embargo no se emocionen tanto fanáticos de Marvel. Estas mutaciones sólo generan habilidades simples u alguna especie de hibridación con otras especies que mejoran levemente respectivos atributos físicos. Nada de súper poderes locos con capacidades altamente destructivas. La evolución es un proceso lento, algo así llevaría millones de años en adelante partiendo de la época moderna. 

Mi mutación es del tipo híbrido, o sea una humana con rasgos animales, en mi caso ... soy un conejo. Muchos pensarán que eso es apropiado y lindó para una chica, yo misma pensé eso los primeros años de mi niñez, pero luego me di cuenta de lo irritante que era. La gente no me tomaba en serio, a sus ojos solo era una indefensa criaturita con bonitos ojos rojos y esponjosas orejas y cola. Eso daño mucho mi autoestima y las cosas fueron peores cuando comencé a desarrollarme en la adolescencia. No es el mejor ambiente el estar rodeada de idiotas con la hormonas alborotadas y malditas desgraciadas envidiosas cuando a parte de sólo ser bonita, también posees características del animal que es mundialmente conocido como el símbolo de la sensualidad. Me decían de muchas formas, facilona, instigadora, mujer insaciable, piernas sexis, nena Playboy, ese último era el que más detestaba. Mi punto de quiebre fue cuando un compañero subió una foto mía a internet y poco después un representante de Playboy apareció en la puerta de mi casa ofreciéndome una cifra millonaria por ser la nueva cara de la compañía. No pude más y por supuesto lo patee en las pelotas, gritándole que se largara. Era como si el mundo hubiese decidido por mí que sólo podía ser un objeto de deseo para otros. Llore por varios días, encerrada en mi habitación. Mis padres trataron de todo para hacerme salir, pero nada de lo que me dijeran me llegaba, ellos me querían, pero no podían comprenderme. Jamás olvidaré cuando estaba en mi habitación a oscuras y un día, cambiando de canales al azar sintonice una entrevista de una mujer que me llamó la atención al instante. Nana Shimura.

Entrevistadora: Señorita Nana, usted fue coronada recientemente como miss Japon, ganando con el título una asombrosa cantidad de dinero. ¿Por qué alguien como usted que puede vivir de su belleza, ha decidido dedicarse profesionalmente a las artes marciales mixtas y abrir un gimnasio gratuito donde enseña su estilo a otros?

Nana: Desde la antigüedad la belleza de una mujer ha sido considerado como lo único que tenemos de valor, pero eso no es verdad. Tenemos nuestras mentes y nuestros espíritus que nos hacen capaces de llegar más alto que los cielos al igual que cualquier hombre. El esfuerzo, sentirse agotada y el perfeccionamiento del cuerpo es un medio mediante cualquiera puede encontrarse. Ser capaz de ver en tu carne el resultado de tus esfuerzos. -Tomó el micrófono de las manos de la reportera y dio un mensaje directo a la cámara- A quien sea que me esté mirando en este momento, te invito a visitarme, puedo asegurarte que eres mucho más de lo que los demás creen. Aquí podrás sonreír de corazón.

Sus palabras fueron tan penetrantes. Entonces, pude jurar que ella podía verme a través de la pantalla y me había dedicado esa invitación especialmente a mi. Tome nota de la dirección y por primera vez desde mi depresión, salí de mi casa, directamente al centro deportivo de Nana. Cuando llegue, ella estaba justo en frente de la puerta y al verme me sonrió. Ella fue mi mentora, mi amiga, mi hermana. A los pocos meses mi delgado cuerpo cambió por uno aún esbelto, pero bastante tonificado y con fuertes músculos, mi abdomen, brazos, piernas, espalda, todo de mi se definía como poderoso. Esta versión de mi es aquella con la que yo misma no llegue a sentirme incómoda al definirla como hermosa. Mi masa muscular había superado incluso a la mayoría de mis compañeros de instituto varones, lo que en su mayoría comenzó a incomodarlos y haciendo que dejaran de pegárseme como animales en celo. Mi vida solo fue para mejor entonces.