De: valgomadrenelamor@hotmail.com
Para: paramortienesamanuela@outlook.comAsunto: Carta de San Valentín ❤️
Querido corazón de hielo:
No sé si esta carta llegará a su destino o quedará olvidada en la puerta de tu indiferencia, pero son palabras que deseo decir hace tiempo.
Eres una excelente persona. Honesto e inteligente, de pasatiempos tan tranquilos que ha sido un placer compartir. Lo que más me encantó de tu persona siempre fue tu amabilidad. En este mundo donde aplastar a tu interlocutor o presentarse con hostilidad es ley, tratar bien a todo aquel que se cruce en tu camino es una virtud muy bella y especial.
Por eso acepté tu invitación ese día que nuestros caminos se cruzaron en los senderos del parque. ¿Lo recuerdas? Tú intentabas coquetearme. Yo trataba de venderte unos chocolates que hacía como pasatiempo.
Ambos conseguimos lo que queríamos. Tú, una cita. Yo, dinero... Espera, eso suena mal. Bueno, tú me entiendes.
Desde entonces empezamos una serie de salidas al parque, a comer, a lugares tranquilos... hasta que llegó el día de la proposición.
¿Quieres oír una ironía que solo yo noté? Tú nunca me pediste ser tu «novia». Un día simplemente me enviaste un mensaje diciendo que lo era.
Yo acepté con esta hermosa declaración de amor: «¿Así que ya no estoy soltera? Bueno, si no funciona al menos podré tener un ex oficial. Así podré compartir memes sobre exnovios sin sentirme como una hipócrita».
Te reíste. A veces me pregunto si sabías que hablaba en serio.
Para serte sincera, es poco lo que he podido conocerte. No es fácil llegar a alguien que no comparte su pasado, sus pensamientos, sentimientos ni sus historias. Que elige el silencio la mayor parte del tiempo. No es un defecto, simplemente es un rasgo de tu persona, y lo respeto aunque a veces haya dolido.
Y vaya que esa frialdad dolió. Es agotador que toda la conversación dependa de mí, ¿sabes? ¡A veces nuestras citas parecían interrogatorios! Yo, una detective pasivo agresiva tratando de descifrar tu perfil psicológico. Tú, un sospechoso gentil de respuestas monosilábicas.
He descubierto que, en mi caso, el camino más sencillo para conectar con otros es escuchar sus historias, sus tristezas y alegrías. ¡Y los abrazos! Mi forma de afecto preferida, y quizá la única que puedo brindar con sinceridad.
Esos pequeños actos o palabras van derribando mis murallas. A cambio de esos regalos intangibles, voy revelando pensamientos, anécdotas o sueños que envuelven mi mundo.
Por cada detalle que cuento de mí me asusto, ¿sabías? No, porque nunca te lo dije. Me cuesta mucho hablar de mi mundo interno porque me siento expuesta y sería un puñal horrible recibir una burla a cambio de una confesión sincera.
Esa es mi teoría de por qué nunca pudimos acercarnos tanto, esa pequeña gran diferencia de personalidades. Mi necesidad de hablar y tu insistencia en callar. Tu deseo de recibir afecto inmediato y mi dificultad para confiar. Por eso esta relación no ha avanzado en cuestiones del corazón.
Ya ves, me toma tiempo conectar con otros. Demasiado. El amor es algo confuso para las personas tan analíticas como yo.
Volviendo al presente, no te he enviado mensajes últimamente porque, además de que he estado luchando contra mi filofobia y perdiendo la batalla, no quería sofocarte. Prefiero ser recordada como un témpano distante que como alguien tóxica y obsesiva. Y tus respuestas tan distantes, limitándote siempre a responder mis preguntas sin devolverlas, me dieron el mensaje de que no deseabas conversar, de que no te interesaba escuchar las historias que yo habría podido compartirte.
Esa fue mi impresión, aunque tu mensaje pudo haber sido otro, obviamente. Lo sabría si aprendieras a comunicarte usando palabras como un condenado ser humano normal...
Eso sonó venenoso. Disculpa si se me escapa lo pasivo agresiva, pero trato de plasmar mis sentimientos más honestos en este correo.
No puedo decir que el problema «no eres tú, soy yo», porque la verdad es que somos ambos. O ninguno. Simplemente no somos compatibles. Nunca nos esforzamos al cien en construir eso que las personas llaman amor. Tenemos tanto en común en cuestiones de inexpresividad emocional que necesitamos un complemento más que un espejo.
No puedo decir que guardaré todos nuestros momentos por siempre porque ya sabes que tengo memoria de molusco, pero algunas imágenes me quedarán. Recuerdo las emociones que sentí pero no dónde ni cuándo las viví, ¿comprendes? Algo es algo, ¿no?
Me gustaría decirte que siempre podrás contar conmigo, pero ambos sabemos que seríamos la última persona a la que recurriríamos. Los humanos son orgullosos.
Igual, cuando encuentres a alguien que te haga feliz, puedes contactarme para que le dé buenas referencias sobre ti, porque realmente fuiste un encanto de persona. Venga, ¡solo piensa qué buen meme sería esa situación!
Espero no dejar cabos sueltos o algo sin decir. Quedaron muchas aventuras pendientes, qué se le va a hacer. Me habría gustado irnos de vacaciones juntos para poder experimentar por completo lo que es una relación. Y presentarte a mi familia para que me crean cuando les diga que exististe, conocer a tu madre para poder decir con libertad que mi exsuegra era una arpía. Ya sabes, cosas que hacen las parejas enamoradas.
Quiero aclarar que no hay nadie más, por si se te ha cruzado la idea de que me despido por haber encontrado otro interés romántico. No estoy saliendo con nadie ni me interesa hacerlo por el momento.
La soledad es una droga adictiva que no hace daño a su portador si este ha aprendido a ser feliz con ella. Algunos no pueden estar solos, otros no sabemos cómo estar en compañía.
Espero que no me guardes rencor. Ha pasado tanto tiempo desde que nos vimos en persona, que realmente no tengo idea de si seguimos siendo novios o si ya diste por sentado que terminamos.
Voy a deducir que es esto último, pero prefiero que seamos bien claros. Hace años aprendí a despedirme, aún nadie me ha enseñado a quedarme.
Bueno, hasta aquí dejaré la carta que prometí que algún día te escribiría. Iba a decirte esto en persona, sin tanto drama y coherencia, pero no he tenido oportunidad de verte el último mes.
Como nunca me preguntaste si quería ser tu novia, ni me mandaste al diablo directamente, supongo que me toca a mí tomar la iniciativa.
Hoy es catorce de febrero... ¡Feliz aniversario de tres meses! ¿Te gustaría ser mi ex?
Para mí sería un placer que también te convirtieras en mi amigo, pero respeto si decides enviarme a cosechar limones. Lo que elijas, te deseo lo mejor. Y estoy segura de que encontrarás a una mujer (u hombre, nunca se sabe) que te hará tan feliz que agradecerás que yo no esté en tu vida para interferir en esa bella historia de amor.
Te deseo suerte y te agradezco por compartir tu tiempo conmigo. Fue un placer haberte conocido.
Saludos cordiales.
Attentamente, tu futura ex.
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Querido corazón de hielo
Short StoryCartas de desamor enviadas con mucho amor para San Valentín. Pequeños relatos independientes que llegan al corazón más frío.