Girasol

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"Conocerte fue como leer la primera frase de un libro y saber que sin duda alguna terminaría siendo mi favorito"



Isabela Madrigal caminaba por el centro comercial, buscando algo que le llamara la atención para poder regalarselo a su novia, si bien sabía que la albina era un poco selectiva en sus cosas, como ropa o perfume, eso no evitaba que la morena quisiera regalarle algo.

Todo estaba decorado con flores y corazones, en su mayoría de color rojo, habían varios osos de peluche y chocolates, además de parejas paseando por doquier. Isabela solía ser muy detallista y quería encontrar algo realmente especial para su novia.

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Elsa Menzel salía de su trabajo, cansada, pudo divisar como varias parejas iban de un lado a otro agarradas de las manos o abrazadas, y siendo mucho más empalagosas de lo normal.

Y fue en ese preciso momento en el que recordó el día en el que estaban. No tenía un regalo para darle a Isa, se metió a su carro y condujo a el centro comercial más cercano, después de estacionar el auto, entro al lugar, buscando algo especial para su pareja, Elsa no solía ser muy amorosa con las personas, ganándose así su título de "reina del hielo" pero con Isabela era otra cosa, solía ser cariñosa pero sin llegar a empalagar a la morena.

Vio algunas tiendas pero nada le llamo la atención, todo era demasiado cursi, un suspiro salió de sus labios realmente quería darle un buen regalo a Isa. Como ella le dió el mejor regalo su primer día de San Valentín.



Isabela estaba bastante nerviosa, no sabía que regalarle a la rubia de cabellos platinado, tenía miedo de arruinar las cosas y que le diera algo que no le gustará a su pareja.

Camino de un lado a otro en su habitación pensando en el mejor regalo para darle a Elsa.

- ¿Por qué no me regalas un osito de peluche?- pregunto un pequeño niño de cinco años, piel morena y cabello rosado, vestía una playera amarilla con rayas color mostaza y un pantalón del mismo color, haciendo juego con la camisa, tenía una pañoleta color rojo al rededor del cuello y traía un jaguar de peluche entre sus manos.

Isabela se sobresalto al escuchar su voz - Toñito ¿Que haces aquí?- pregunto levemente viéndolo.

- Te vi entrar a casita y te veías un poco estresada, te seguí a tu cuarto y escuché que querías regalarle algo a Elsa, después empezaste a dar vueltas, yo creo que le gustará mucho que le des un oso de peluche, a todas las personas les gustan los ositos de felpa- el pequeño abrazo a su peluche en forma de jaguar, regalandole una tierna sonrisa a su prima.

- Aww, es muy dulce de tu parte que quieras ayudarme y aprecio mucho la idea, pero quisiera darle algo mucho mejor a Elsa -

Antonio pensó un poco, queriendo ayudar a Isabela, se llevó una mano al menton; Isabela sonrió ante el gesto, se veía adorable y le gustaba mucho que Toñito quisiera ayudarla.

De un momento a otro Antonio salió de la habitación con una gran sonrisa, confundiendo mucho a Isabela, un pesado suspiro salió de sus labios, se dejó caer en su cama, abrazando una almohada.

¿Que podría regalarle a Elsa?

Tenía que ser algo especial, como lo era ella.

Minutos después regreso Antonio con todos sus primos Isabela los miro aún más confundida sentándose en la cama.

- Toñito nos dijo que necesitabas ayuda para elegir el regalo de Elsa - mirabel le sonrió a su hermana mayor.



Elsa se sentó en una banca cansada de buscar, casi rindiendose, a lo lejos vio un pequeño puesto de flores nada extravagante, algo sencillo.

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