Parte 1

841 83 37
                                    

Los pájaros cantaban con gran felicidad anunciando un nuevo día. Abrí mis ojos para ver los rayos de sol atravesando el cristal de la ventana, un pequeño aroma fue dirigido a mi nariz, era el olor de esa mañana, eso era ciertamente reconfortante ya que no me gustaba tener que levantarme, realmente deseaba quedarme donde estaba y descansar todo el día y no tener que ir al restaurante, me quejé y traté de moverme, pero otro quejido a mi lado me retuvo en mi lugar actual, observé atentamente mi costado para ver a la propietaria del antes sonido de molestia por mi movimiento repentino; Marcy quién estaba dormida sobre mi hombro, específicamente usando mi brazo como almohada y sus manos aferradas a mi ropa.

- Es como una bebé - hablé por lo bajo.

No pude evitar sonreír mientras apreciaba cada pequeño detalle de su rostro, todo de ella era perfecto, desde sus cejas hasta la punta de sus pies; sus pestañas que parecían ser tan delicadas, su nariz redondeada siendo tan tierna; un recuerdo de sus resfriados llegó a mi mente, siempre que se enfermaba tenía que usar una vendita en la nariz porque se ponía de un tono rosa por las alergias y sus estornudos era como de un gatito bebé, siempre me hacían recordar a Domino cuando sucedía.

- jajaja, ¿qué estoy haciendo? - Posé mi mano libre en mi boca para detener mi risa y así evitar despertarla.

Pensar en el pasado era realmente cómodo y cálido, aunque era aún más cálido tener a la persona que más amaba entre mis brazos, simplemente se sentía como un sueño.

Suspiré una vez más, de verdad deseaba quedarme así para siempre, el solo observarla durmiendo era el mejor regalo que podría darme el mundo.

Tomé mi teléfono que estaba a mi lado para poder mirar.

- Las 5:45 am, si no me levanto voy a llegar tarde - traté de alejarme, pero fue imposible.

Marcy no me soltaría, no tenía más opción que despertarla, aunque me hubiera gustado dejarla dormir un poco más; con mi mano libre acomodé los mechones que tapaban un poco su rostro; pasé mi mano por sus labios.

Sentir esa sensación de hormigueo en mis manos mientras posaba mis dedos en sus delicadas mejillas se sentía tan electrizante, comencé a dejar pequeños besos en su frente, para no despertarla de mal humor, pero solo recibí pequeños gruñidos por su parte.

Bajé mi mano por su cintura haciendo pequeños círculos en su piel con la punta de mis dedos, opté por darle más besos pero esta vez bajando hasta sus labios y robándole un suave beso; pude sentir como ella comenzaba a mover sus manos rumbo a mi cuello y sostenerme para profundizar el beso.

- Buenos días... - contestó.

Mordí mi labio al escuchar su voz, con ese tono de cansancio podría derretir mi corazón en segundos.

- Días, porque buena estas tú, amor - la besé una vez más.

- jajaja eres una tonta, Anne - dijo besando mi mejilla.

- Solo por ti y tus ojos color avellana, dime ¿tienes algún secreto de belleza? o ¿por qué eres tan linda? - rocé mi nariz con la de ella.

- Pensé que me despertaste por algo importante - se quejó.

- ¿Llegar tarde al trabajo cuenta como excusa?

- Lo tomaré, pero me ofende muchísimo - se sentó en la cama y estiro su cuerpo.

- ¿Sabes que puedes seguir durmiendo, verdad? - dije imitando su misma acción.

- Lo sé, Terri me llamó anoche para decirme que no me necesitaba tan temprano, pero quiero ir caminando al restaurante contigo - dijo haciendo una carita de súplica.

One more step Donde viven las historias. Descúbrelo ahora