Línea 2.

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Sus mejillas probablemente estaban coloradas, después de aclarar un par de veces que sabía cocinar y que le gustaba mucho hacerlo, pero no porque aquello le diera vergüenza, no, para nada, estaba orgulloso de ese pequeño talento que poseía para la cocina, era solo que, al seguir conversando con Hongbin, nunca esperó escuchar que éste careciera de dotes de cocina, y que le contase la pequeña anécdota de tragicomedia de cuando se quemó el brazo queriendo hacerse unos fideos instantáneos. Su mente lo procesaba rápido y con fuerza, pero, aunque el impulso quería salir a presión de sus labios, se negó a decirle "¿te gustaría entonces que cocine para ti un día?"... Solo le quedaba sonreír como un tonto enamorado, ahora, estando sentado en el sofá de la sala, casi recostado en el mueble.

-No es tan difícil saber cocinar~. –Trató de alentarlo, manteniendo una muy sutil sonrisa en los labios.

-Oh, vamos, para ti es fácil, siempre has estado rodeado de ese ambiente~... En cambio yo~...

-¿Te prohibían cocinar solo por ser hombre? –Preguntó algo más serio, e intrigado de verdad.

-¿Algo así?... Algo así... Casi fui criado por mi abuela cuando era pequeño, pues mis padres trabajaban mucho, y, bueno, yo solo tengo dos hermanas, mayores que yo, ellas pasaron su adolescencia regañándome por muchas cosas, y no eran buenas maestras para enseñarme a mejorar~, ¿hm? –Quiso sonar algo más gracioso, suspirando breve de momento. –Y bien que, al ser el más pequeño, fui muy consentido por mi abuela en ese entonces, ella solía cocinar para mí todo lo que quisiera... Más bien, hasta la fecha.

-Supongo que tu abuela, en vez de enseñarte a cocinar, solo te servía el plato de fideos caseros, ¿cierto?

-Y los más deliciosos del universo, así es. –Sonrió.

-De seguro lo son. –Dijo honesto, sabiendo que nadie podía ganarle a la sazón de una abuela. -¿Sabes? Tenemos algunas cosas en común... Yo también soy el menor de mi familia, y también tengo solo hermanas... Salvo que son tres.

-¿OH? ¿En verdad~? –Preguntó algo asombrado.

-Sí... Son salvajes. –Rió divertido, escuchando cómo Hongbin se aguantaba una risa por igual. –Pero las amo, por muy locas que sean, y más ahora que soy tío, de hecho.

-¿Cuántos sobrinos tienes?

-Solo tengo uno, de momento... ¿Tú tienes sobrinos?

-Todavía no.

Taekwoon comenzaba a creer que los silencios incómodos ya no existían en realidad, y que eran más bien pausas apacibles para arreglar la maraña de pensamientos que, probablemente, ambos tenían. Es decir, había todo un mar por explorar e indagar, preguntas que podía hacerle, pero más allá de un "¿Cuál es tu color favorito?" sería preguntar "¿Por qué o cómo ese color se volvió tu preferido?", aquello abría mayor paso para tener interacciones sin fin, para que charlaran hasta que la luna volviera a desaparecer para visitar el otro lado del mundo. Quería, emocionado, saber todo lo posible de él, quería conocerlo a detalle, quería mantener no solo su sonrisa en los labios, sino también continuar escuchando las risas del menor, saber que esos pequeños gestos de felicidad eran mutuos.

Que ambos eran recíprocos en sus sentimientos.

-¿Te gusta bailar? –Preguntó de pronto, escuchando un "¿oh?" como respuesta involuntaria al otro lado de la línea, deduciendo que Hongbin no esperaba escuchar tan repentina pregunta. –Tengo curiosidad si te gusta bailar, o, en general, ¿qué disfrutas hacer en tu tiempo libre?

Y la cuestión era porque, sí, ingratamente, quería tener una cita con él, moría por ello, por salir al parque a su lado, por ir a cenar juntos, por visitar un karaoke, un museo, un bar, un club, una pista de patinaje, las autopistas de go karts. Quería saber si a Hongbin le gustaría ir al cine con él, o si prefería ir a jugar en las canchas de fútbol rápido, o al boliche.

-Hm, me gusta... Sí... Aunque no soy muy bueno~. –La modestia lo caracterizaba, sin dudas pensó Taekwoon, y aquello le gustaba mucho. –Y, bueno, mis pasatiempos no son mucho de ir a bailar, o... Actividades fuera de casa, para ser honesto.

-Te gusta tu espacio.

-Así es... P-PERO, pero, digo, también me gusta salir con amigos, y eso...

Una sonrisa cálida se dibujó en los labios del mayor. No quería verlo de aquella manera, pero inevitablemente pensó en que Hongbin se estaba corrigiendo para, así, darle a entender que si en algún momento se atrevía a invitarlo a una cita, él aceptaría con gusto. También, el verlo de esa forma, le hacía sentir la cardiaca presión de ser él quien le invitara a salir.

-En mi tiempo libre, disfruto de estar en casa, ver algunas películas, hm... Cocinar, lo veo como un pasatiempo que puede transmitir mis emociones, o que bien me ayuda a relajarme después de un pesado día de trabajo.

-¿También te gusta tu espacio?

-Mucho, aunque igual salgo a ver musicales, o al cine, visitar a mis amigos y beber algo, siempre de manera sana y en casa, ese tipo de cosas.

Podía escuchar a Hongbin sonreír al otro lado de la línea, y aquello le relajaba tanto, desconocía que su alma podía sentirse tranquila con aquél bonito siseo, que alguien le brindara tanta paz con apenas conocerlo.

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