Ojo que este es un especial de San Valentín que tenía planeado escribir, espero les guste. no es mucho pero es trabajo honesto. Los amo. No se tomen nada de esto como real o mal presagio equisde. Solo disfruten.
En la brevedad de la vida humana nos encontramos con tantas decepciones que abarcan, tanto las decepciones sentimentales, hasta las decepciones laborales. Nadie es capaz de controlar por completo su día a día, todos los días, todas las horas, todos los minutos... El universo siempre tiene uno de sus tantos hilos a punto de romperse, tensarse o aliviarse. Muchas veces damos por sentado que la vida es así: "esta es la vida que me ha tocado llevar, no puedo hacer nada para cambiarla", Sin darse cuenta de lo equivocados pero, al mismo tiempo, de lo exactos que son al decir tales palabras.
Aldo se levantó esa mañana con el ánimo en el suelo. Había decidido viajar a Monterrey para ver a uno de sus mejores amigos, Osvaldo. No obstante, ese día era especialmente desganado, desnalgado, desinteresado. Solo porque hizo una promesa al Mc combo se levantó.
Arreglándose para verse decente, no tardó más de media hora en estar listo. Sujetando una maleta previamente hecha, tomó sus llaves y su cartera, y así, salió de su casa. Era demasiado temprano para despedirse de su madre.
"La dejaré dormir". Pensó. Cerrando la puerta tras de sí con mucho cuidado para evitar el ruido innecesario.
Esta vez, viajaría en avión, no se podía dar el lujo de tardar demasiado.
En su mente, varios pensamientos lo atacaron. Todos sobre su amigo. La última charla y despedida. No quería hacer las cosas incómodas al llegar, por lo cual, envió un mensaje por WhatsApp a Osvaldo.
"Valdo, ya estoy en el avión".
"Tengo frío mano, no pensé que el clima cambiara tan rápido".
"Debí revisar el pronóstico".
"No traje chamarra :'(".
Guardando el celular en la bolsa de su pantalón, durmió un poco antes de que su avión llegara a su destino.
El universo siempre tiene algo preparado, siempre. Sin embargo, al colocar la mejilla izquierda para recibir el golpe, no hace falta asomar la derecha. Si en nuestras manos se encuentra escuchar, con detenimiento y apreciación, la sinfonía del cosmos, entonce porque deberíamos poner la otra mejilla. El todo abre sus puertas, no para ser temido, sino para ser encontrado y apreciado en su totalidad.
Cuando Aldo llegó a la casa de los papás de Mariana, la madre de Osvaldo lo recibió.
"Llegaste a buena hora" dijo "a un no llega".
"Le darás una buena sorpresa".
Aldo rio un poco desganado "Esperemos que se tome bien la sorpresa".
La madre de Osvaldo sonrío, al parecer, Aldo le caía bien. Camino a la cocina para darle una bebida caliente a Aldo, el frío se estaba volviendo insoportable.
"Señora". Aldo llamó a la madre de Mariana. Ella balbuceó en respuesta. "Me gustaría subir a la habitación de sus hijos, si no es una molestia".
La mujer mayor caminó hacia Aldogeo, con la fuerza que la caracterizaba, sujetó la mano de Aldo y, ligeramente, recargó una taza con atole de avena. "Claro que puedes subir mijo, te llamaré cuando llegue".
"Gracias señora". Agradeció Aldo. A paso lento, sujetando con delicadeza la taza con atole, subió las escaleras con infinita tranquilidad. Camino hasta llegar a la habitación de su amigo. Estaba nervioso, no lo iba a negar.