Copo de nieve

Prólogo: Primera impresión

¿Qué se siente ser fuerte? Esa era la pregunta que Ajax se hacía todos los días, no era tan fuerte como sus hermanos mayores, quienes cuidaban de él con esmero y cariño. La fría nieve caía con suavidad, un estornudo parecido al de un zorro se le escapó, ahora tenía la nariz roja junto con sus mejillas, a pesar de que su abrigo intentaba cubrirlo con todo ese peluche en el borde de su gorra, aún podía sentir como el frío se colaba en la más mínima oportunidad que tuviese.

Suspiro, oculto en medio de aquel bosque helado, dentro de un tronco viejo que goteaba húmedo debido a aquel enemigo tan audaz. Escuchó el crujir de una rama, y sus manos pequeñas fueron hasta sus labios, dispuesto a guardar silencio para no ser encontrado, esos segundos eran decisivos, ¡No estaba dispuesto a perder! Lo único que podía delatarlo era el humo blanco que salía de entre sus dedos, pero claro, la curiosidad siempre era más grande que la razón.

一 ¿? 一 Los mechones pelirrojos se dejaron ver finalmente, enredados en ese enorme abrigo, salió de su escondite, observando a todos lados. Noto el más pequeño detalle, desde el conejo que se ocultó en su madriguera, el viento que sopló entre los árboles tocando una canción que los humanos serían incapaces de imitar, incluso las huellas que estaba a unos metros de él. Con una sonrisa ganadora, comenzó a seguir el rastro de aquellos enormes pies que bien podrían ser del doble o incluso el quíntuple de su tamaño.

Uno, dos, uno, dos... ¡Hasta llegar a su presa! Sin embargo, la pista de aquellas huellas se cortó de golpe, dejándolo completamente aturdido. ¿Esto era algo normal? ¿Acaso las huellas podrían desaparecer de esa manera? ¡¿Era magia?! Ajax había quedado tan confundido que no se percató de la sombra que estaba detrás de él, sus grandes brazos lo rodearon, atrapandolo fácilmente para luego levantarlo de golpe.

Los ojos azules del infante vieron por un segundo, el color gris del cielo en esa época del año, todo para que después, el color café mezclado con el dorado de aquellos brazos llamará más su atención. Lo sostenían como un simple objeto, sus pies lejos de la fría nieve y completamente a merced de aquel ser que tanto deseaba ver de cerca.

一 Te he dicho que no debes estar solo 一 Su tono serio parecía más un regaño, sin embargo, para el menor solo era señal de que nuevamente había perdido. El puchero en su rostro se hizo notar, controlando lo más posible para alguien de su edad, el deseo de llorar.

一 ¡¿Cómo es que siempre me atrapas?! ¡Hoy use tu consejo! ¡Seguí los rastros! 一 Moviendo sus brazos de arriba hacía abajo rápidamente, no se detuvo hasta que toda su frustración estuvo saciada. Con las mejillas infladas, guardó silencio. 一 Me engañaste

一 Si quieres ser un cazador, debes ser más inteligente que tu presa

Finalmente dejó ir al pequeño, quien apenas tocó el suelo se dió la vuelta para enfrentarlo, finalmente, encontrándose con aquel hombre quién, a pesar de la nevada apenas vestía lo suficiente para poder mantenerse caliente. Ojos dorados, rostro inexpresivo, un cabello largo hasta su cadera y esos cuernos junto a la enorme cola que ahora, sí que dejaba su marca sobre la nieve.

El niño humano había bautizado a este ser como: "Lagartija" ya que su gran parecido a los reptiles que miraba en los libros era enorme, nunca había visto una ya que debido al tiempo helado la mayoría del año, estos simplemente morían apenas tocaban Sneznhaya. Ajax odiaba mirarlo desde lo bajo, aunque la altura entre ambos era abismal, estaba seguro que cuando creciera sería mucho más alto que él.

一 ¡Yo no soy una presa! 一 Se quejó mientras le sacaba la lengua, acto del cual pronto se arrepintió ya que sintió el frío en toda su boca.

一 No deberías hacer eso.

一 ¡Y tú no deberías mentir! ¿Cómo hiciste estas huellas?

一 Es un secreto.

Esa respuesta solo hizo que pataleara más en la nieve, ahora, todo estaba hecho un desastre alrededor del pelirrojo. Nunca entendía las intenciones de aquella cosa, era como si a pesar de que sus palabras le advertían que no hiciera tal cosa, aún así se quedaba con él hasta que estuviera satisfecho, sus ojos inocentes miraron de pies a cabeza al Adeptus, quién solo permaneció quieto como si analizará la situación profundamente.

一 ¡No me gustan! 一 Y entonces, ante la vista de un Ajax totalmente enfurecido, Morax solo pudo permanecer inquebrantable.

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Las mañanas eran totalmente calurosas en Liyue, incluso más de una vez tuvo que dormir desnudo porque no soportaba el calor de aquella ciudad costeña, su meta para hallar a Rex Lapis era lo único que le motivaba a continuar soportando ese infierno. Después de una larga ducha con agua fría, el onceavo heraldo se preparó para otro día de trabajo más, después de la muerte del Arconte Geo, ahora todo se había vuelto complicado.

Tenía asuntos que resolver en la funeraria de la ciudad, un par de cuerpos que necesitaban un entierro discreto y claro, un pago que debía darles por dichos servicios. Al salir de aquel cuarto que le prepararon apenas se enteraron de su presencia, pudo sentir el calor pegar directamente en su rostro sin poder evitar realizar una mueca, en momentos como ese extrañaba profundamente a su tierra natal.

一 Tch 一 Chasqueo la lengua, mirando a todos los ciudadanos ir con sus trajes tan elegantes, se preguntaba cómo soportaban ese clima tan radiante, a veces incluso pensaba que se quedaría ciego con tanta luz de sol todo el tiempo. Cerrando la puerta tras de él, no tardó demasiado en llegar a su destino, entrando y buscando a la encargada, una pequeña joven de dos coletas que en más de una ocasión le había provocado una risa tremenda.

Childe adoraba a aquellos que jugaban con la muerte, no porque tuviera crueldad en su interior, sino porque ellos eran quienes precisamente entendían mejor su forma de vida. La lucha para fortalecerse, la ley del más fuerte, todo eso era como un mantra para él y quienes le temían a ello, eran ciegos que apenas y se podría decir que vivían como era debido. Nunca se cansaba de ver la arquitectura del sitio, a pesar de que pocas cosas podían sorprenderlo debía admitir que las formas tan diversas, elegantes y finas que la arquitectura de Liyue poseía eran algo extraño de ver en su querido Sneznhaya.

一 Hu Tao. ¿Estás aquí? 一 Tartaglia habló apenas tocó la puerta de la directora, en más de una ocasión la encontró durmiendo en la oficina, cosa que realmente le parecía algo descuidado. ¿Acaso la muchacha sabría que si se permitía dormir tan profundamente alguien podría rebanarle el cuello? Errores de principiantes. Estaba por entrar, asumiendo que la castaña estaría escondida en algún sitio preparada para saltarle encima con alguno de sus comentarios particulares.

Pero por alguna razón, una voz terriblemente familiar le detuvo.

一 Si busca a nuestra directora, ella ahora mismo se encuentra en un viaje a la Aldea Chingtse. 一 Ropa terriblemente sofocante como elegante era lo que el asesor de la funeraria llevaba, con aquel delineado bajo sus ojos y la larga coleta que se movía probablemente por una pequeña corriente de aire que se escabulle por el sitio.

一 ¿En serio? Oow. Eso me mete en un problema 一 Comentó como una broma, a pesar de que era cierto. ¿Qué se supone que debía hacer ahora con esas deudas que debía cobrar? Se quedó pensando unos momentos, ignorando al hombre que estaba a su lado.

一 Tardará algunos días en volver, pero puedo ayudarle con cualquier servicio que necesite 一 Aquel empleado no dudó en ofrecerse, al final, era su trabajo 一 Si puede darme más detalles sobre lo que necesitan los Fatui con nuestra funeraria podre agilizar su petición

一 ¡Eso será de ayuda! Realmente me salvaste, entonces... ¿Deberíamos ir a tu oficina? Por cierto, soy Childe

一 Zhongli, asesor de la funeraria. Por favor, sigueme

一 Si señor ~ Por cierto, solo necesito que se encarguen de unos cuantos cuerpos.

一 No es ningún problema.