Epílogo

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Pasado 3 años, Jong-dae se rindió con la búsqueda de Jimin.


Ahora se encontraba jugando con sus pequeños hijos en el parque, triste, desilusionado y conservando el miedo y las lagrimas que querian escaparse de sus ojos, sintiendo como su piel se erizaba al recordar aquel triste día.







Aquella mañana de un 3 de Abril, un joven se encontraba despertando en lo brazos de su amado tras una noche de lujuria, pasión y amor.

Recorrió las facciones del lindo chiquillo a su lado, repaso cada lunar, peca y arruguita en el rostro, apreciando el arte terrenal que era Park Jimin en su máxima expresión, viendo como sus mofletes se hacían cada vez más suaves con el simple tacto de su meñique, con miedo de tocar demás aquella piel dorada que al chocar contra el brillo del sol mañanera, brillaba con gran pasión y naturalidad, casi demostrando un ángel echado a su lado, sonrió ligeramente y fue a preparar el desayuno de su pequeño novio.


Caminó hasta la cocina, empezando a preparar un batido de fresas con leche con las proteínas que le recetó el doctor, pues tener un segundo embarazo siendo hombre era riesgoso y muy doloroso, cosa que notó al ver a su novio quejarse en la noche, tratar de sobar sus piecitos pero no poder por su vientrecito grandote, masajearse los hombros y pedir muchos mimitos y comida, cosa que siempre le engreía en cada aspecto.


Parecían ser la pareja ideal, tan imperfectos que calzaban perfectamente en sus emociones, sentimientos y palabras que era expresados e cada roce dulce de cada cliente noche que pasaban, en cada fría mañana de invierno, en cada caluroso día de verano y cada otoño donde siempre paseaban por los parque soñando con unas pequeñas copias de ellos corriendo al rededor.

Sin querer cumplió ese sueño, despertando de su ensoñación al escuchar un grito de Jimin, apagó la estufa y corrió escaleras arriba para ver a Jimin en el baño tomando con fuerza su vientre y viendo como agua salía a chorros entre sus piernas, asustado, tomó la mochila que preparó días antes y cargó a Jimin al estilo princesa, cuidando de no resbalarse, lo llevó al carro, le puso cinturón y partió al hospital.

De la guantera sacó un peluche que Jimin siempre cargaba para sentir a Chen con el, el pequeño gritón lo tomó y trató de respirar apretando el muñeco y lanzando dolorosos gemidos.


Para cuando llegaron al hospital los dolores aumentaron y Jimin perdía la conciencia, llamó desesperadamente a las enfermeras, quienes trajeron una camilla y llevaron a Jimin directo a la sala de partos, donde 4 horas después despertaron a Chen de las bancas en la sala de espera, lo llevaron a un cuarto especial y le dejaron ver a los pequeños.

Una niña y un niño.

Tal y como Jimin sospechaba, era increíble, su novio era increíble.


Cuando pidió ver a Jimin, le negaron el paso, porque este había entrado a cirugía por una complicación leve al momento de parir, cosa que preocupó a Dae pero que al final lo convencieron de ir a casa a descansar, había sido un día muy largo y el aun debía ir a trabajar.

Así que se despidió de sus bebés, agradeció a los doctores y se retiró.


Al día siguiente entró a la sala de espera con flores y con el resto de su familia quien se había encariñado con Jimin desde la primera vez que se conocieron, esperando el llamado del doctor, vieron a un enfermero salir con un paciente en una silla de ruedas, les pareció extraño pero quizás le estaban prestando ropa de hospital o quizá iban a dar un paseo.

Le restaron importancia y siguieron esperando al doctor, hasta que un par de minutos después escucharon sirenas de policías llegar al hospital, se extrañaron al ver al doctor de cabecilla de Jimin salir desesperado junto a algunas enfermeras a reportar el desaparecimiento repentino de un paciente recién salido de una operación.

Cuando los policías entraron a registrar el hospital, Jong-Dae fue donde el doctor preguntando por Jimin, recibiendo unas lamentables palabras.


Su novio, su futuro marido, el padre de sus hijos, había desaparecido de la nada. 


Recordó aquel extraño sujeto saliendo con alguien en silla de ruedas y se lo dijo a la policía, mientras esperaba que nada le hubiera pasado a sus bebés, corriendo justo cuando vio un cochecito siendo llevado por un enfermero comprobando que sus hijos estaban bien, pero ¿Y Jimin?


Muchas cosas pasaban por la cabeza de Chen, cuando sintió el abrazo de su madre se lanzó a llorar agritos de impotencia, desesperado por saber algo Jimin y con aquel dolor, unas semanas después, le dieron la paternidad de sus bebés, quien aun con un dolor profundo jamás lloró frente a sus hijos y cada día les contaba de lo increíble que era su padre.






Trató de pensar en otra cosa y para cuando levantó la vista para ver a sus hijos jugar con las flores, sonrió y se acercó a ellos para tomarles fotos y mandárselos a su familia, presumiendo la belleza heredada de estos.

Cuando el día terminaba, cargó a sus bebés y los posó sobre el cochecito compartido, quedando dormidos al instante, soltó un suspiro y caminó por las calles, perdiéndose entre ellas, hasta que decidió volver a casa, pasó por una tienda de convivencia y saliendo de esta sintió un dolor inmenso en el estómago, soltó las compras, escucho gritos ahogados de las personas a su al rededor y vio como el coche de sus bebés era tomado por otra persona en la oscuridad de la bella y triste noche.


Arrastrándose por el piso, tomó con las fuerzas que le quedaban la basta del pantalón, jalándolo con el al suelo, alcanzando a ver su rostro.

- ¿Y-Yoongi?

¡𝑭𝒆𝒍𝒊𝒛 𝑰𝒏𝒇𝒊𝒅𝒆𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅! [𝒀𝑴] | 𝐀𝐠𝐚𝐩𝐞𝐋𝐨𝐭©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora