En sus sueños [capitulo único]

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Lo primero que notó Xiao en el vestíbulo de la casa de la tetera, era que unas velas de un intenso color rojo estaban encendidas en la habitación, por encima de la mesa circular de vidrio que estaba ahí. Decorada con losa de porcelana y tenedores de plata, el adeptus no tuvo más remedio que preguntarse cómo había llegado ahí.

Paimon le había indicado que estaba en la tetera, y claro que tenía razón pero, él no veía a Aether por ningún lado.

—¿Viajero?

Él no contestó y para Xiao solo existía el suave sonido del crepitar del fuego de las velas. Se acercó a la mesa viendo que había vino de diente de león, tomó la botella para servir en dos copas, sintiendo el tenue olor dulce de la bebida. Comenzó a frustrarse un poco; no encontraba a Aether y pensaba que le había sucedido algo.

Pronto en el filo de la puerta alcanzó a ver a Aether, el cual estaba con un mandil negro y celeste. Desvió la vista hacia el suelo y encontró una revelación: Aether no traía pantalones y al parecer, estaba desnudo.

—¿Vamos a comer? —preguntó Xiao intentando no trabarse al hablar.

—¿Quieres comer? —preguntó con una encantadora voz, acercándose para besar sus labios.

Ambos bebieron el vino que estaba sobre la mesa, mirándose directamente a los ojos. Xiao tomó la iniciativa de besarlo, con delicadeza y fue correspondido de inmediato, él colocó su mano izquierda en la mejilla de Aether, profundizando aquel beso. Ambos comenzaron a intensificar el mismo, Aether lo tomó en brazos y las piernas de Xiao se entrelazaron por la cintura de él. Chocando contra una de las paredes, ambos muchachos terminaron subiendo aún más la intensidad de ese beso. 

De alguna manera terminaron en la habitación de Aether, y no alcanzó a sorprenderse cuando fue aventado con suavidad hacia la cama y Aether se sentó por encima de él, a horcajadas. El rostro del adeptus se había encendido con fuerza, de color carmín.

Pero no fue capaz de reclamar, sólo correspondió aquel beso tan feroz que le habían dado. Aether chupó y mordió sus labios y Xiao intentaba respirar entre cada beso, estaba mareado en una sensación increíble, totalmente indescriptible.

—¿Te gusta... esto? —preguntó Aether entre besos, las manos de Xiao estaban viajando por el torso de su amante.

—Sí... aunque... Fue inesperado. —respondió como pudo, correspondiendo cada beso, mordiendo y chupando los labios ajenos.

Una risa, tan dulce como el vino en la mesa invadió el lugar. Era Aether, siendo juguetón mientras besaba todo el filo de su mandíbula, y bajaba al cuello, dejando marcas dolorosas que le provocaba tanto placer a Xiao haciéndolo soltar gemido tras gemido, uno más fuerte y grave que el otro

—¿Estás adolorido? —preguntó Aether separándose un poco, con la respiración agitada. —puedo ayudarte con eso.

El peliazul asintió, con el rostro cada vez más rojo, Aether había, en un movimiento, retirado el pantalón que llevaba puesto. Xiao soltó un gemido grave, parecido a un gruñido cuando las manos cálidas de su novio tocan su pene. Ahogó un gemido nuevamente, tapando su boca, avergonzado de los sonidos que salían de ahí.

Su cuerpo entero estaba cubierto por marcas de dientes y chupones que le había dejado como decoración el rubio. Pronto se perdió en el tiempo en cuanto comenzó a sentir la hilera de besos que iban desde su torso hasta el vientre bajo y luego sintió la gloria; la boca húmeda y cálida había atrapado su miembro y había comenzado a moverse en un suave, húmedo y lascivo vaivén.

Una de las manos de Xiao fue directamente a la cabeza de Aether, empujando hacia adelante por algún acto primitivo; él no estaba pensando de manera correcta pero Aether tampoco parecía quejarse. Su otra mano se aferró con fuerza a las sábanas de la cama, apretando con delicadeza.

Era un sonido indecente, húmedo y placentero al oído, que lo prendía de maneras que jamás podría haber imaginado. Su cadera se impulsó hacia adelante mientras sentía como un torrente de adrenalina recorría su ser. Sonidos indecentes con aquella voz angelical que tenía Xiao bramando con fiereza el nombre del viajero.

Las manos de Aether comenzaron a juguetear con el trasero de Xiao, introduciendo un dedo en él, moviendo con delicadeza en un perfecto circulo. Los gemidos del hombre se escuchaban por toda la habitación en una composición que casi parecía angelical.

Pero por infortunio...

—Xiao-sama... Xiao-sama... ¡Xiao-sama!

El adeptus abrió los ojos, con sorpresa y bastante desorientado. Delante de él estaba Verr Goldet con una vela en la mano, con un rostro preocupado.

—Usted no dejaba de gritar por Tabibito-sama, ¿Se encuentra bien?

Pronto Xiao cayó en cuenta que no había sido más que un sueño húmedo con Aether pero... se había sentido tan bien que sus mejillas y orejas comenzaron a ponerse rojas.

—Si, estoy bien.

—Comprendo, espero que tenga un buen sueño. Llámenos si necesita algo.

La jefa se retiró mientras cerraba la puerta con suavidad.

Xiao no pudo hacer más que soltar un fuerte suspiro y cruzarse de brazos porque no había terminado el sueño. Definitivamente iba a conversar con Aether.

—Maldición viajero... no sé qué me hiciste para sentirme así. —Susurró con una mano en su corazón, sintiendo que éste latía a mil por hora.

Sólo había sido un sueño... sólo eso, un sueño... Su corazón desembocado indicaba lo mucho que necesitaba relajarse.

Desde el otro lado de Inazuma, mientras veía a Ayaka entrenar con Ayato, Aether estornudó con fuerza, pensando que estaban hablando de él.


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Ya vendrá algo lemon, lo prometo (?)

En sus sueños [Xiaother]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora