Me llamó Miguel Machado, tengo 32 años y vivo en Latinoamérica... Con todo lo que eso conlleva.
Tengo una docencia en literatura y lengua, si bien, gracias a esto gano más de un mínimo; está lejos de ser suficiente para llevar una vida decente en mi país.
Vivo en un apartamento arrendado, ya que la relación con mi familia no está en los mejores términos.
Mi padre fue asesinado en un asalto al regresar del trabajo cuando yo tenía 7 años. Me quedaba mi madre y mi hermano menor. El tiempo pasó y ambos crecimos, yo traté de seguir el camino recto, pero mi hermano ni siquiera le prestó atención al camino.Mi madre no ayudó, siempre mimándolo, acolitándole todo lo malo que hacía. Finalmente me cansé y cuando me gradué, seguí mi camino.
Quería ser médico, pero solo estaban dando becas para docencia. Igual no me arrepiento, me gusta enseñar y tratar de guiar a los jóvenes para que aspiren a ser más, aunque muchas veces me cuestiono si en verdad vale la pena intentarlo.
Después de un accidente, mi madre quedó incapacitada. Gracias a ello mi hermano se ganó la lotería, pues gran parte de mis ingresos van para ella, por ende, para él y sus vicios.
¿Cuántas veces he discutido con ella? ¿Cuántas veces me ha llamado egoísta, que soy un mal hijo? Pero igual, sigo enviándole el dinero, no voy a darle una justificación para sus insultos.
De mi vida amorosa ni hablemos. No me considero atractivo. No estoy gordo, pero tampoco estoy en forma, una ventaja que posiblemente pierda cuando cumpla 35 y mi metabolismo empiece a decaer. Además, me resulta difícil comprender al género opuesto, me he concentrado tanto en sobrevivir, que he olvidado cómo es vivir realmente.
Me gustaría tener una mujer que me escuche, que me apoye y a la cual pueda ayudar a que también cumpla sus sueños, tener hijos y posiblemente envejecer sabiendo que tuve una familia y fui querido. Tal vez así sería, si no estuviera en mitad de la acera, a dos cuadras del colegio en donde trabajo, convaleciente debido a un infarto, pues parece que mi físico estaba peor de lo que imaginaba.
Pasó todo muy rápido, como siempre pasa. Estaba revisando los mensajes en mi celular, y una persona de mala vida me vio como una presa fácil.
Me empujó y antes de que siquiera cayera al piso él ya tenía mi celular en sus manos. Me levanté como pude y comencé a perseguirlo. ¿Por qué lo hacía? No lo sabía a ciencia cierta.
¿Tal vez me sentía envalentonado esa mañana? ¿Estaba cansado de tanto abuso hacia las personas del común?
Al final, no importaba la razón, yo no era un héroe. Una vida de constante estrés, mala alimentación, exceso de cafeína y sedentarismo son la combinación perfecta para matar a cualquier persona que despierta un sentimiento heroico en el peor momento.
La falta de aire fue el primer síntoma, luego llegó el dolor en el pecho que rápidamente viajó hasta mi brazo izquierdo, mi visión empezó a irse y antes de que me diera cuenta ya estaba en el suelo de nuevo y el ladrón escapaba de mi vista.
Existe un buen margen para salvarse de un infarto, siempre y cuando reciba atención rápidamente... Un término poco conocido en Latinoamérica.
Allí quedé yo, agonizante mientras la gente miraba, se aterraba, llamaban a una ambulancia... Pero al final, fue muy tarde.
Fue una sensación irreal, el dolor se desvanecía conformé mis sentidos lo hacían, ese sabor metálico de la sangre, los espasmos, la vista difuminada. Sentía que flotaba y luego... Oscuridad.
Solo estaba yo y mis pensamientos, era como estar consciente en un sueño, uno vacío, como si fuera el preludió a aquel momento en donde sientes que caes, el viento te sopla en la cara, ese sonido horrible en los oídos... Y así fue.
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Escapé de Latinoamérica, al renacer en otro mundo
FantasyMiguel Machado es un maestro de 32 años el cual, después de un inoportuno accidente, renace en un mundo de fantasía siendo el hijo de un leñador y una extranjera. Bautizado como Valcur, tratará de aprovechar esta segunda oportunidad para aprender so...