𝕿 | ❝donde james potter descubre el secreto de aurora, y desde entonces no puede dejar de pensar en eso❞
JAMES POTTER es el tipo de persona que da, sin esperar recibir, tal vez fue la forma en la que fue criado, o tal vez es puro mérito suyo, no es...
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capítulo uno, la mala suerte se contagia
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antes que nada quiero aclarar que las fechas y tal están pensadas, pero tuve que ignorar algunos detalles para que todo tenga sentido con la trama que ahora mismo es lomásimportante !
habránnotas de autor antes del capitulo para ciertas advertencias, hc, chisme, y cosas así que me gustan hacer. el formato gringo para los dialogos y tal es totalmente a propósito.
por favor no seas lector fantasma, comenten cosas lindas y capaz actualizo más rápido.
está retomada la historia oficialmente, besties!!!!
La suerte nunca estuvo del lado de Aurora Lanzelotti. El místico tópico escapaba de lo conocido por la rubia en el momento que lo necesitaba. Era muy extraño que pudiese saborear las ranas de chocolate porque siempre saltaban lejos de ella, o hasta la simple idea de coleccionar objetos le era imposible, porque no tardaría en encontrar una y otra vez la misma cosa.
Tenía cuarenta y siete cuarzos blancos, setenta y tres cartas de Albus Dumbledore, y ciento cincuenta y dos monedas de cinco centavos. (Se negó también a contar la cantidad de ranas desperdiciadas, por el bien de su salud mental.)
Era casi lo suyo, como los ejercicios de sanación son para una enfermera o las hojas de té el idioma de un aficionado por la Adivinación. A Aurora solo le salían las cosas mal.
Por eso no se sorprendió esa mañana, cuando la habitación estaba más fría de lo habitual, a pesar de ser inicios de Octubre, y el rutinario silencio de su casa en el horario matutino había sido reemplazado por gritos.
Con los ojos sin abrir por el cansancio en sus párpados, estiró la mano por el espacio restante de su cama y buscó el pelaje de Fabian (la mascota de su gemelo) con sus uñas, encontrando al gato durmiendo justo entre sus piernas, tan cómodo como lo estaba ella hace segundos. Buscó fuerzas por un momento, y comenzó a llamar al animal, sentándose y acariciando su cabeza con torpeza.
