monotonía. ݂ 𔘓 ׂ ׅ banginho ,, minchan.

OO2.

Dos semanas.

Dos semanas habían pasado desde aquél encuentro, medio mes pensando en quién había sido aquél chico de cabellera castaña y ojos cálidos. Quince días en los cuales apenas había podido pegar un ojo, pues siempre que lograba dormir lo soñaba, soñaba con él.

¿Qué era esa obsesión que estaba creando? Ahora que lo pienso detenidamente, me había obsesionado con un extraño que repentinamente me agarró y me besó ¡Ni siquiera pensé en las consecuencias! ¿Y si era alguien con problemas? ¡¿Si tenía alguna clase de enfermedad?!

¡Demonios, estaba arruinado!

Estaba muy ensimismado en mis pensamientos, rogando a cualquier ser misericordioso para no haber contraído alguna clase de ets; choqué con alguien.

- ¡Oh, lo siento mucho!

Me tomé de la cabeza, había sido un golpe fuerte y me había sacado de mi mundo repentinamente, quise gruñir como perro rabioso, sin embargo por alguna razón el delicado rostro ajeno no me permitió hacerlo.

- No te preocupes.

Solté sin más, planeaba irme de ahí, casi huyendo de aquella criatura, pero su pequeña mano me detuvo.

- Disculpa, creo que esto es tuyo..

Murmuró extendiendo una pequeña libreta que llevaba conmigo, esa donde hacía todas mis preguntas sobre aquél chico y anotaba cada detalle de su rostro, aroma y sabor.

Tal vez estaba un poco obsesionado.

Tomé la libreta rápidamente, con un pequeño miedo de que ese chico se le ocurra meterse donde no le llaman y se ponga a husmear. Había sido brusco, lo admito, quise agradecerle, lo hubiese hecho si el amigo del chico no se hubiese acercado.

Oh, maldita mierda..

- Hey, tanto tiempo.

Esa sonrisa, aquella sonrisa que tanto había soñado, que tanto había tratado de describir entre palabras que claramente fueron borradas, pues no había ninguna que pudiera clasificar aquella sonrisa que la acompañaban pequeñas arrugas en sus ojos y tiernos hoyuelos en sus mejillas.

- ¿Lo conoces?

- Por supuesto, es mi amigo.

Amigo, amigo, amigo, amigo.
Esas palabras me habían hipnotizado, pero aparté la vista inmediatamente, no quería demostrar tan evidente mi interés por el castaño.

- ¡Entonces que venga con nosotros!

Al parecer últimamente andaba muy distraído, no podía prestarle atención a nada de mi entorno por culpa de aquél castaño. Sentí el calor abrazar mi brazo, era una mano, la mano de aquél rubio pecoso que me llevaba a quién sabía donde.

¿Era esa una nueva moda del que no estaba enterado? ¿Era normal llevarse del brazo al primer extraño que veían?

Quise negarme, pero el ver el brillo en los ojos del rubio junto a la sonrisa de aquél ladrón de suspiros no tuve más opción que optar a que me llevaran a, lo que parecía ser, la cafetería de la universidad a la cual asistía -y al parecer ellos también.-

Mierda, que nervios.