En un recóndito y extraño pueblo, hay una tradición que atemoriza a cualquiera que lo escuche debido a ello no se permite el ingreso a personas del exterior.
Los pocos que han intentado desaparecieron.
Y otros simplemente fueron silenciados.
« ¿Q...
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❝ El hombre de las mil muertes ❞
SCANDAL.
🎲🍷
La primera vez que morí fue hace veintitrés años.
Muchos decían que mi existencia era un milagro y debía sentirme agradecido de no haber muerto cuando nací, pero.... ¿cómo les decía que yo sí morí ese día?
Fallecí en mi nacimiento y nadie lo sabía, todos me miraban con adoración y mi mente me torturaba todos los días.
" Impostor, impostor, impostor "
Y un día simplemente no pude más, se lo confesé a la luna.
Por un instante, podría jurar que la luna se tornó roja en el momento que descubrió que yo era un vil mentiroso y sonreí.
Rojo, mi color favorito.
Todo sería rojo de ahora en adelante. Las personas, los pueblos, las casas, las emociones, los momentos. Absolutamente, el mundo es rojo y bonito.
La luna no aguantó y con el paso del tiempo, se iba desgastando y me pedía que volviese a darle color, lo necesitaba urgentemente y yo no podía negarme ante su esplendor.
No podía, no podía, no podía.
La segunda vez que morí fue cuando asesiné a mi madre. La amaba mucho, así que no quise que fuera dolorosa, le di un beso en su frente antes de clavarle un cuchillo en su corazón y ella cerró sus ojitos en un sueño eterno.
Y lo volví a ver.
Rojo, el color más bello que existía y con miles de significados. Podía ser amor, odio, miedo, seducción. Todo y a la vez nada.
El delirio por ver mucho más nubló mis sentidos.
Mi luna hermosa me recompensaba cada vez que la teñía, me acariciaba y me protegía de los hombres malos que me acusaban de ser un "asesino".
Malditos, malditos, malditos..
Yo no era un asesino, por supuesto que no. Siempre fui un artista, el mejor de todos y mi primera obra de arte fue mi madre.
No la asesiné.
¿Cómo podría hacerlo si yo la quería?
Cualquiera que escuchase mi historia se conmovería al ver que fui el mejor hijo de todos porque no quería que falleciera por las manos de mi padre, sino por mí, por su adorable e inocente hijo.
Y después, perdí la cuenta de cuántas veces morí.
¿Esa mujer del mercado que me recordaba a mi mamá? Mi cuarta muerte...
¿Ese hombre robusto que se atrevió a golpearme? Mi quinta muerte...
¿Ese anciano que se relamía los labios cuando me veía? Sexta muerte...
¡Oh, estaba cansado!
Los días pasaban, luego los meses y ellos se convertían en años. Yo no podía morir, no moriría hasta que la luna recuperase el color, pero...
¿Cuándo recuperaría su color?
Y ella me respondió:
" Pequeño, tu corazón sabrá cuando recupere completamente mi color porque ese día, la muerte te besará y te hará sentir la persona más dichosa del mundo. "
Cuando vi a ese chico, supe que él sería mi última muerte.
