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Suaves mordidas eran dejadas en el cuello del oji-negro, ocasionando que eche su cabeza para atrás en una clara demostración de que lo disfrutaba

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Suaves mordidas eran dejadas en el cuello del oji-negro, ocasionando que eche su cabeza para atrás en una clara demostración de que lo disfrutaba.

-Pequeño, me encanta que me muerdas -confesó el vampiro, esbozando una sonrisa de autosuficiencia ante el atrevimiento del menor y apretando el agarre en la cintura contraria.

-Hm, a mí también me encanta que lo hagas. ¿Sonaré muy masoquista y posesivo si te digo que quiero que únicamente me muerdas a mí y que tomes mi sangre cada vez que se te de la gana?

Jodida mierda.

Tord observó el cómo la mirada del castaño se oscurecía, y poco después las posiciones fueron cambiadas. Pasó de estar sobre su regazo a estar bajo su cuerpo, tan vulnerable y sin oportunidad de escapar.

-¿Querías calentarme? Bien, eso hiciste.

El ángel soltó una risita, al mismo tiempo que enredaba sus piernas en la cintura del mayor.

-No era mi intención, pero bueno.

-Soy un neófito, amor. ¿Qué esperas que suceda cuando me ofreces semejantes delicias?

Acarició su rostro, descendiendo sus toques hasta sus piernas luego de apartarse. El brillo en sus ojos era espectacular.

-Te quiero de rodillas -demandó.

-¿Y se puede saber por qué?

La sonrisa que Tom le dirigió causó un escalofrío por todo su cuerpo.

-Porque quiero que pongas tu boquita en mi polla -estando de pie, toma al cuernudo del mentón para que alce su cabeza-. ¿Harías eso por mí?

El menor muerde su labio inferior, enderezándose y rozando sus belfos con los impropios de manera juguetona. No respondió, pues no lo veía necesario; solamente se puso de pie y se agachó, colocándose sobre sus rodillas frente al adverso.

-Ver a un ángel de rodillas no tendría que ser tan caliente -expone, con sus ojos negros mientras reposa todo su peso en sus brazos, tirándose un poco hacia atrás para poder apreciar correctamente la imagen-. Nunca creí, que fuese a decir esto, pero gracias a Dios -Menciona con cierta burla y malicia, relamiendo sus labios y jugueteando con el aro de aquel lugar.

Tord amaba el descaro que utilizaba el mayor al hablar, y se lo hizo saber con una sonrisa que desapareció a los segundos, ya que ahora se centraba en lo que estaba apunto de hacer. Jamás en su vida había hecho algo así, pero aún así tomó los bordes del pantalón, bajándolo un poco para poder introducir su diestra en su ropa interior; aventurándose a toquetear, de rodillas entre sus piernas, con un sonrojo evidente haciendo presencia en sus mejillas. Tom toma una profunda respiración apenas siente aquella manito curiosa tocando su intimidad con bastante emoción, y aquellos toques no debieron dañarle tanto los latidos de su corazón, pero así sucedió.

𝘁𝗵𝗲 𝘃𝗮𝗺𝗽𝗶𝗿𝗲'𝘀 𝘄𝗵𝗼𝗿𝗲: tomtordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora