Prólogo

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[597 palabras]

Ese día presagiaba ser uno de los mejores en Konoha, habían pasado algunos meses desde que había terminado la tercera guerra ninja en la que el pueblo escondido había tenido que enfrentarse a las otras 4 grandes aldeas.

Ahora se podía sentir la paz y tranquilidad que se había logrado con tanto esfuerzo, a costa de miles de ninjas que orgullosos se sacrificaron y fueron nombrados héroes de guerra, y que eran alabados por todos en el país del fuego, lo cual era un verdadero bálsamo para aquellas familias que perdieron a sus hijos, hermanos, padres o amigos.

Los civiles en su día a día admiraban a cada ninja que pasaba a su lado, ya fuera un jounin con años de experiencia o un pequeño shinobi recién graduado, todos ellos entendían que si podían graduarse, significaba que ya eran más fuertes que cualquier persona común del mundo.

Después de todo, aunque los civiles podían convertirse en ninjas, no podían pasar de ser un chunnin, tenían claro que la mayoría de los shinobis que pasaban sobre los techos de las casas y edificios, eran descendientes o servían a alguno de los clanes de la aldea.

Razón por la que todos los civiles creían firmemente, que si sus hijos iban a la escuela ninja, no podrían aumentar su poco chakra aunque lo desearán, y a pesar de que algunos se lamentaban por ello, la mayoría se alegraba porque se reducía la probabilidad de que sus hijos tuvieran que salir y enfrentar peligros de muerte.

Después de todo eran padres, deseaban que las vidas de sus hijos fueran largas y prosperas, aún si nunca salían de la aldea y se mantenían estancados en la debilidad de sus genes. Pues sabían, que eran muy pocos los que realmente podrían ser destacables entre tantas potencias.

No podrían pensar que justo ese día, había nacido la persona que se presentaría ante el mundo ninja como el cambiante del difícil destino que tenían por delante y que sorprendente para todos en el futuro, sería hijo de una familia civil.

....

Una pareja de casados se encontraba en una de las habitaciones del hospital de Konoha; el hombre, de menos de 30 años que vestia ropa civil observaba con sus verdosos ojos brillantes a su querida esposa, quien se encontraba recostada en una cómoda camilla con su rostro pálido por el cansancio, pero ojos igual de brillantes que su pareja, observando al pequeño bulto envuelto en sabanas azules que le permitieron cargar a pesar del cansancio que aún sentía.

La mujer encargada de cuidar a la madre primeriza con cualquier problema anormal después del parto, observo el cuadro armonioso con ojos soñadores, envidiando lo felices que se veían con el nuevo integrante de su familia, y cuando la enfermera pudo vislumbrar la pequeña carita blanca con el saludable sonrojo en los rellenitos cachetes, no pudo evitar pensar en que era el momento de tener un hijo igual de lindo.

—Gracias cariño

Mebuki soltó lágrimas de felicidad cuando escucho la suave voz de su esposo, extasiados y llenos de amor se dieron un largo beso, que demostró su gran amor.

—No llores Mebuki, cuidaremos bien al pequeño Saya, lo llenaremos de amor y lo cuidaremos mucho ¿Bien?

—Esta bien, te amo

Las promesas y amorosos susurros comenzaron a despertar de su letargo a la vieja alma, que aunque deseo abrir sus nuevos ojos, el cansancio lo obligó a continuar durmiendo sin sueños.

Un descanso bien merecido y que urgentemente necesitaba, el transmigrado había cruzado justo después de su muerte, un viaje a otra dimensión que fue provocado por un simple descuido.











NOTA

*suspiro* Tantas historias que tengo pendientes y yo sumo otra ༎ຶ‿༎ຶ

Pero pues así soy yo, una chica descuidada e irrazonable, que le vamos a hacer (*´ω`*)

Haruno Saya [NARUTO BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora