Once Upon A Time

85 6 0
                                    

(Notas del autor al final del texto)

"Ningún personaje de la serie ni ninguna imagen me pertenece, todo queda en nombre del creador de Date a Live, Tachibana y a los artistas de las imágenes usadas."


La misma rutina, la misma caminata de siempre. La sonrisa seguía conmoviendo al coro alegre de los demás, sin embargo, cada sonrisa madura siempre tenía un porque. Para ser regular en la zona, Shidou Itsuka continuaba recurriendo a los mismos sucursales de siempre en su pasadero, tanto que todas las personas de la ciudad Tenguu ya tenían una gran idea de quien era ese chico.

O, ahora, un adulto.

Vio pasar generaciones dentro de todas las tiendas. Podría decirse que fortaleció un sentido de conformidad y constancia al hecho de seguir yendo a los mismos lugares pero, por mucho que negara su existencia, otro sentimiento era el sentido de sus pesares. Era, después de todo, la causa por la que todo aquello había terminado.

Ya había pasado tiempo desde la conclusión de esa historia. Él junto a las chicas lo terminaron todo, "el fin de todo lo por lo que habían peleado", suponía. Y, por su parte, era real ese final. Las chicas lograron la independencia por una vida normal en este mundo, DEM desapareció de los mapas con la derrota de Ellen e Isaac y consiguieron el apoyo gubernamental hacia Electrónicas Asgard, en crear un futuro donde todos vivirían felices en la ciudad Tenguu.

Era sinónimo de tiempos por venir. Curiosamente, esa paz jamás fue irrumpida por nadie.

Pronto fue que llego al lugar donde Tohka y él habían finalizado su primera cita, donde su camino hacia hacerlas felices a todas había comenzado. No dudaba en recargarse sobre el barandal ahora que había seguridad ante la zona, melancólico. El aroma húmedo del pasto a su alrededor hacían orfeón con el sonido de los pájaros que llamaban al color anaranjado que reflejaba el Sol y dispersaba por las gotas instaladas en la naturaleza, cosa que incluso la tez del hombre apreciaba en estos momentos. Respiro, mantuvo su mirada elevada y cerró sus ojos.

Si... jamás seria interrumpida por nadie. Después de su final, un nuevo comienzo resurgió, una fantasía viviente del como sonrisas eran dispersadas por sus días, sin uno que no disfrutaran con sus locuras. Se habían vuelto, bueno, unas vidas normales.

Eso, hasta que llegó la noticia de que las chicas estaban desaparecieron.

Fue desconocida el motivo, tan súbito que poco pudieron hacer para reaccionar en ese momento. Intentaron todo, llevar a las chicas a mas citas, mantener sus poderes al mínimo por medios exteriores... al final, nada funciono, y llego el momento de decir adiós.

Eso sucedió hace ya diez años.

Pronto, Shidou quedo completamente solo, aislándose a sí mismo de los demás. Quería buscar las respuestas donde no las veía, incluso llego a querer sacrificar parte de su ser con tal de obtener alguna solución a su desaparición, con un precio caro. Ratatoskr siguió apoyando al hombre por estos instantes, sin embargo, con la incierta de su utilidad, varios de la mesa directiva en Asgard dudaban de su beneficio a largo plazo. Una pequeña pelea sucedió, donde al final decidieron dejar todo en manos del destino gracias al apoyo que recibió.

Paso por una etapa muy obscura.

Ratatoskr se comprometió en encontrar la manera de regresar a su hermana y a las chicas, no obstante, tal vez solo era una promesa vacía. Por información oficial, la energía de los espíritus fue disipada, se desvaneció como hojas en verano y, desde entonces, jamás volvió a aparecer. Ahora más que nunca, es que el principio de conservación de la materia era su última gota de esperanza en ese desierto. Hizo varios intentos después, aunque ninguno de ellos logró dar ningún fruto.

Mi Ultima CitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora