1

208 15 0
                                    

El fin de todo

Era una noche fría, nublada, no había ni una estrella iluminando el cielo de España. Las nubes cubrían la luna ocultando su resplandor.

Gloria se encontraba en la habitación de Mónica. Los sollozos invadían esta. El cuarto estaba lleno de tristeza, lamentos y nostalgia.

Gloria estaba destrozada, por ninguna razón quería dejar España, que se había convertido en su país natal. Aunque no sólo era dejar sus raíces, sino también a su amor, Mónica.

— ¿De verdad tienes que irte? — Pregunto entre sollozos. Gloria asintió sin regalarle ni una mirada, sabía que al mirar esos bellos ojos castaños, le sería más difícil la despedida. — ¿No hay forma que te quedes? — La guapa castaña nego. Mónica se mordía el labio de desesperación, y a este paso terminaría sangrandole. — ¡Pero di algo, tía! ¡No te quedes callada!

Dijo alterada.

Gloria le miró a los ojos, los cuales conectaron cómo si ese fuera su destino cada que estuviesen juntas. Los ojos de Gloria estaban rojos, ya que paso toda la tarde llorando desde que supo la noticia. Por otro lado, los ojos de Mónica estaban cristalizados, tenían ese brillo tan peculiar, que había enamorado a Gloria. Pero está vez el brillo no fue provocado por la sonrisa de Gloria, sino porqué se separarían, quizás para siempre.

— No hay forma que me quede, Mónica. — Se acerco a ella para luego fundirse en un abrazo.

Sus cuerpos temblaban y ambas lloraban desconsoladamente. Sabían que este sería el fin de todos los momentos felices, y no tan felices que pasaron.

— ¿Y si me voy contigo? Así no tendremos que separarnos. Puedo buscar un trabajo y así no generarte problemas emoconomicos. Gloria, mi amor, no tenemos porque decirnos adiós cuando podemos buscar alguna salida . — Dijo Mónica con la voz temblorosa, luego acaricio su mejilla.
Gloria cerró los ojos al sentir el contacto de su mano con su rostro. Era cómo si el mundo desapareciera.

— No, Moni, no es así de fácil. Tu madre se va a volver loca si te vas de su lado, te necesita más que yo. Aparte está es una oportunidad para darnos cuenta que está "relación" no nos llevará a ningún lado. No te quiero confundir, y no me quiero confundir. Es lo mejor, así no sufrirás junto a mí que no sé ni que hacer con mi vida. — Acaricio cariñosamente la melena de dos colores de su compañera buscando parar sus lágrimas. — Te quiero cómo no he querido, y porqué te quiero, no quiero lastimarte. — Mónica rompió en llanto al oír esas palabras provenir de la mujer que amaba. — No, no llores. — Volvió a acurrucarla entre sus brazos, aunque de inmediato Mónica se aparto de ella.

— ¿Cómo quiere que no llore?, sí estás diciéndome que es el fin de todo; que no pondrás ni el más mínimo esfuerzo para luchar por nuestro amor.
Gloria, no me voy a dar cuenta de nada, porque sé muy bien que mi lugar es junto a ti, porque contigo descubrí que es el amor. Sí no estás segura de lo que sientes, ¿por qué me ilusionaste?, ¿por qué me sonreíste de tal manera que terminase enamorandome de ti?

— Nunca pensé que lo harías, nunca pensé que nuestra "relación" iría tan en serio.

— ¡Claro! Es que solo fui tu capricho, ¡Solo fui tu experimento!

— No, Mónica. No digas eso, yo te quiero más que como amiga, pero...

— ¡Pero nada! Por eso nunca me dijiste "te amo"; por eso no salías a ningún lado conmigo, ni te gustaba que te agarrara la mano en público.

— No es eso, es que si mi papá se enteraba era capaz de meterme a una escuela de monjas o a un psiquiátrico. Inclusive de algo aún peor. Te quiero, pero sostengo que todo esto debe de terminar. Y no es porque yo lo quiera así, sabes que las relaciones a distancia nunca funcionan. Es mejor terminar todo para no terminar odiandonos en un futuro.

Tú Y Yo Y El Loco Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora