el es

151 18 11
                                    

Zenitsu abrió la puerta de su casa y, al contemplar el idílico paisaje campestre que tenía delante, suspiró. Las mañanas en la aldea de Villeneuve empezaban siempre del mismo modo. Como mínimo, desde que el vivía allí. El sol salía despacio por el horizonte y sus rayos volvían los campos que rodeaban el pequeño pueblo más verdes, más dorados o más blancos, según la estación del año. Después se movían por las esquinas de las paredes encaladas de la casa de Zenitsu, justo en las afueras, antes de iluminar los tejados de paja de las casas y las tiendas que formaban la población.

En ese momento, sus habitantes se estarían despertando y preparando para el nuevo día. En sus casas, los hombres se sentarían a desayunar, mientras las mujeres vestían a los niños o removían la gachas de avena. Reinaba un completo silencio, como si la aldea aún se estuviera desperezando. Entonces, el reloj de la iglesia tocaría las ocho. Y, de ese modo, todo parecería cobrar vida. Zenitsu lo había visto cientos de veces, pero aquella mañana, que era igual que todas las demás, también se sintió sorprendido al contemplar el pueblecito donde la misma gente emprendía las mismas rutinas cotidianas.

Todo aquello le parecía muy poco interesante. Cerró los ojos mieles claro y suspiró. A menudo pensaba cómo sería despertarse de otra forma. Negó con la cabeza. No era bueno para el hacerse preguntas ni desear cosas. Ésa era la vida que siempre había conocido, la que había compartido con su abuelo desde que se habían mudado desde París muchos años antes. Preocuparse por el pasado o por los «y si...» era una pérdida de tiempo. Pensó que tenía cosas que solucionar, recados que hacer y una nueva aventura que encontrar en el libro que llevaba en la mano. Se enderezó, cerró la puerta tras de sí y partió hacia el pueblo.

—Esta es mí pequeña aldea un lugar, cada día igual con el sol ya se levanta todos despertando así  _cantó zenitsu mientras emprendía viajé al pueblo.

—¡Bonjour, bonjour, bonjour, bonjour, bonjour! _saludaron todos al verlo.

Zenitsu—Ya llega el panadero como siempre
su mismo pan viene a vender desde el día en que llegué todo sigue igual que ayer
nada nuevo que contar

Panadero—Zenitsu ¿qué tal? _saludó con una sonrisa.

—Bonjor Monseur _correspondío zenitsu.

—¿adonde vas? _quiso saber curioso.

—A la librería, acabo de leer un cuento maravilloso, trata de unas habichuelas y un ogro... —comentó con una gran sonrisa siendo interrumpido.

—¡Calla! Marie las baguettes, rápido.

Pueblo—Un muchacho de lo más extraño
siempre en las nubes suele estar
nunca está con los demás no se sabe a donde va nuestro zenitsu es un chico peculiar.

—Bonjour

—¿qué tal?, ¿y su familia? _preguntó zenitsu al hombre

—Bonjuor

—¿qué hay? ¿y su mujer? _quiso saber al ver cómo coqueteaba.

—pues seis no tres

—eso es muy caro _se quejó al ver unos dulces muy rico.

—Yo sé que existe un mundo para ver _cantó zenitsu.

Librería:

—¡ah! Zenitsu _saludó

—Buenos días, aquí le traigo el libro que me prestó _sonrío zenitsu al abuelito.

—¿ya lo has leido? _preguntó sorprendido

—no podría dejarlo, ¿ha llegado algo nuevo? _curioso algunos estantes.

—desde ayer no

—mmmm. no importa, me llevaré este. _agarro un libro de romance.

—Este, pero si lo has leido dos veces

—pero es mi preferido, lugares lejanos, aventuras, hechizos mágicos un principe disfrazado _suspiro enamorado.

—Bueno si tanto te gusta puedes quedartelo _le sonrió con ternura.

—Pero señor _protesto zenitsu sorprendido

—Insisto

—Pues gracias, muchísimas gracias. _salío alegré de ahí.

Pueblo— Ahí va ese joven tan extravagante
que nunca deja de leer con un libro puede estar siete horas sin parar cuando lee no se acuerda de comer.

Zenitsu— Ahhhhh es un gran romance
el apuesto príncipe llegó... y como está encantado ella no descubre quién es el
hasta el finaaaaal.

Pueblo—También su nombre dice que el es Zenitsu es más bonito que una flor
No debemos olvidar que ese chico es singular muy distinto a todos los demas,
no es como todos los demás distinto a todos los demás no hay doooooos.

—Caray no has fallado ni un tiro kaigaku
eres el mejor cazador del mundo no hay bestia que se salve contigo, ni tampoco ninguna mujer y hombre._

—Es cierto Enmu, ya le he echado la vista encima a ese _señalo al rubio de puntas naranja que pasaba entre la gente.

_¿ese? ¿El nieto del inventor? _dijo con rareza.

—El mismo, el afortunado que se casará conmigo, el Omega más hermoso del pueblo

—Ya lo sé kaigaku

—Eso lo hace el mejor y ¿acaso yo no merezco lo mejor? _le agarró del cuello.

—Pues claro que sí, pero...

Kaigaku—En el momento en que lo vi me dije ya no me puedo equivocar el es dignó de lucir la belleza que hay en mi y conmigo va a tenerse que casar

Omegass:
Mirad, es él, menuda boca
Monseur kaigaku, y que mentón
y que nariz nos tiene locas no existe ser más guapo y más ligón.

Pueblo:
Bonjour, que tal, perdon, salchicas frescas
a cuanto van, ayer, azul, y el pimentón
no se si hay más, dejen pasar
atún y ayer ni hablar señor

Zenitsu—Podrá la vida darme algo más _frenando en una fuente de agua.

Kaigaku—Seras mi esposa pronto lo veras

Pueblo:
Un muchacho de lo más extraño
siempre en las nubes se le ve
diferente a los demás el baila a su compás
otro igual no existe en la región
no hay otro igual en la región
no hay otro igual en la región
Zenitsu es....

------------------------------------------

Hasta aquí llegamos el próximo será más largó pero es para probar a ver si les gusta con música y eso

No se olviden de comentar y votar uwu

El bello y la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora