Epílogo

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-Epílogo-

...

Jinx se quitó las antiparras oscuras para ver con sus propios ojos si el metal había soldado adecuadamente. Aun estaba al rojo vivo y, como detestaba esperar de más, le terminó tirando su taza de chocolatada encima, haciendo que todo el lugar se llenara de un espeso humo que la obligó a esperar aun mas tiempo de lo que debería haber esperado al principio.

Se quejó notoriamente mientras manoteaba en el ambiente el vapor, pero mientras lo hacia tropezó con algo y terminó trastabillando por el lugar hasta chocar su hombro con la pared, haciendo que unos estantes allí tiraran su contenido al suelo.

Nada de todo ese alboroto que acababa de ocasionar podría realmente escucharse en comparación del volumen de la música que hacia retumbar inclusive los ventanales del piso de arriba de la mansión.

—¿Sabes por qué te llamé Pseudo-robot estúpido numero 4? — le preguntó al mecanismo con el que había tropezado, un pequeño robot de una sola rueda en el centro y con dos pinzas que hacía de manos—. Exacto, porque no te di piernas... ni estomago... ni un sistema reproductor masculino ¡No te lo mereces! ¡Mira lo que me hiciste hacer!

El robot reconoció la señal de Jinx con su dedo índice en modo de reprimenda, identificándolo en los registros que la chica había diseñado, e inmediatamente comenzó a pegarse con ambas manos en su centro a modo de castigo.

—Ya, ya... estas pequeño e idiota— concedió Jinx, mostrándole ambas palmas para que detuviera cualquier comando previo y volviera a la normalidad.

Caitlyn nunca había entendido porque la de Zaun había insistido tanto con tener una nevera en el taller, en el mismo lugar donde trabajaba, y Jinx no podía entender como la otra no podía entender justamente eso.

Con un trapo sucio, que tenía colgado en uno de las mesas de metal, se trató de limpiar el rostro, ensuciándoselo aún más y se dirigió a la nevera de la discordia, la cual la sheriff había accedido y hasta ayudado a llevarla hasta allí.

Era una nevera grande y mucho mas pesada de lo que ninguna de las dos hubiera logrado lidiar, la cual se les cayó de costado a mitad de camino en el primer y único intento.

"Perfecto"

"¿Lo dices en serio?"

"Sí, justo aquí hay donde enchufarla y acostada parece más grande."

"Es igual de grande acostada o parada."

"...Anatómicamente incorrecto."

"La nevera, Jinx"

"Ah..."

Abrió la puerta y buscó adentro una de las sustancias disolvente de oxido, encontrándola al instante y llamando con señas al robot para que la asistiera. También tomó un frasco de tornillos y luego cerró la nevera.

Le puso ambos objetos al robot en su centro y este, obedientemente, se dirigió rodando a la mesa donde la chica estaba trabajando.

Jinx comenzó a mover la cabeza al sonido de la música, sin dar gran importancia a nada más, pero entonces sus pasos se detuvieron en seco. Su mente le mandaba una escandalosa alerta de algo que había visto previamente que no debería estar ahí o que era ajeno a lo que había registrado en el pasado.

Se dirigió de nuevo a la nevera y la abrió, jalando la puerta hacia arriba y, en efecto, ahí estaba lo extraño.

Justo a la par del jugo de naranja y el frasco de ácido, un envoltorio de plástico con colores azules y celestes brillantes, con un moño negro, estaba apoyado allí.

S.O Symbolism que humilla a ambas por no saber cómo comportarse en San Valentín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora