Pinches chamacos.

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Mi nombre es Sofía, sé que soy una buena persona, pero desde hace tiempo la gente solo me dice que no soy buena para nada, que soy muy tonta o incluso que soy malcriada, y lo peor de todo es que comienzo a creérmelo.

Mis amigos Hugo y Alex son los que más me entienden, a ellos les dicen las mismas cosas que a mí. Los tres nos hemos puesto a pensar en eso, ¿Será verdad lo que dicen de nosotros?, ¿En verdad no hacemos nada bien?

Un día nos juntamos en el parque de la cerrada donde vivíamos, platicamos sobre por qué nos decían así. Hugo nos contó que su abuelita se enojaba mucho porque los perros iban a su jardín y siempre había heces, Hugo leyó que al echarle limón al jardín y a las plantas los perros por el olor se iban a alejar y decidió intentarlo para ayudar a su abuela. Puso el limón un día por la noche y a la mañana siguiente su abuela salió a su jardín y vio que sus plantas se habían marchitado, él nos dijo que le explicó a su abuela lo que había hecho y su abuela solo comenzó a regañarlo diciéndole que no sabía hacer nada bien.

Alex nos contó que él vio en internet un juego con su gato, donde le ponía un pedazo de cinta en las patas y el gato al intentar quitárselo se sacudía muy chistoso. Él lo quiso intentar, pero le puso mucha cinta y al intentar quitársela se le cayo una gran cantidad de pelo a su gato, cuando sus papás se dieron cuenta lo regañaron y le dijeron que era muy tonto, que por qué no pensó mejor las cosas y lo castigaron por varios días.

Yo no le quité el pelo a mi gato ni maté las plantas de mi abuela, sin embargo, me decían las mismas cosas. Una vez mis padres habían salido y decidí hacer de comer en lo que llegaban a casa, intenté hacer un platillo que vi en internet, a simple vista parece fácil, pero yo no tenía mucha experiencia cocinando, todo iba bien, termine de hacer la comida y cuando iba a servir los platos alce uno de los sartenes, y se me fue la onda, olvide que estaba caliente, en cuanto lo alce sentí como me quemaba y como reacción rápida avente el sartén, la cocina estaba hecha un desastre y mis padres me habían mandado un mensaje de que llegaban en 5 minutos, me apure a limpiar lo más que pude, pero ya era demasiado tarde. Cuando mis padres entraron a la casa y vieron lo que había pasado se enojaron mucho y empezaron a regañarme, intenté explicarles y mi padre de lo furioso que estaba me pegó y me gritó fuertemente que era una inútil, que por que algo tan fácil no lo podía hacer bien.

Y así fue nuestra vida durante bastante tiempo hasta que Hugo propuso que nos saliéramos de nuestras casas, al principio me pareció increíble la idea, más por que Alex nos dijo que tenía un conocido que nos podría conseguir un trabajo. Ese día en la noche lo planeamos todo por un grupo de WhatsApp que teníamos los tres, quedamos en que a otro día nos veríamos a las 12 de la noche en el parque y de ahí nos iríamos a una casa abandonada que quedaba a unas calles de nuestra cerrada solo por esa noche y a la mañana siguiente buscaríamos un lugar estable.

Al día siguiente cuando nos reunimos como lo teníamos planeado, al estar los tres juntos Hugo nos dijo que le robó un poco de dinero a su madre, yo tomé lo poco que había logrado ahorrar y Alex solo nos dijo que había tomado una navaja suiza que tenía su padre. En ese momento nos sentíamos muy valientes, era el mejor plan si lo piensan bien.

Hasta el momento el plan iba de maravilla, llegamos a la casa abandonada y pasamos ahí la noche, a la mañana siguiente despertamos con hambre y decidimos ir a desayunar a un lugar cerca de ahí donde vendían tortas, nos pedimos una torta y un jugo cada quien, fue un desayuno bastante bueno para ser sinceros. Al terminar Alex nos recordó lo de su amigo que nos podría dar trabajo, dijo que él vivía en nuestro fraccionamiento en la cuarta cerrada, no estaba lejos de donde estábamos así que decidimos caminar, tardamos en llegar 10 minutos y durante el camino pensé, ¿Qué clase de trabajo puede ser?, ¿será algo fácil para nosotros?. Cuando llegamos me di cuenta de que era una casa como cualquier otra y en ese momento entré un poco en pánico, tocamos la puerta y salió un hombre de unos 26 años, nos dejó entrar y nos llevamos una gran sorpresa. Alex nunca mencionó que se trataba de un narcotraficante, en ese momento enserio sentí miedo, el hombre empezó a hablar con nosotros portándose de una manera muy amable y nos ofreció drogas, me puse muy nerviosa en ese momento, jamás había probado alguna droga, ni siquiera la marihuana, así que me negué y Hugo también, Alex aceptó en seguida a lo que el hombre nos insistió en que probemos algo, yo estaba muy nerviosa y siendo sincera estaba aterrada, el hombre se mostró muy insistente y no nos quedó de otra más que aceptar, fumamos un poco de marihuana, el tiempo comenzó a irse volando y en un instante ya era de noche, les dije a mis amigos que nos fuéramos, pero el hombre no nos dejó salir, estábamos tan drogados que los tres aceptamos pasar la noche ahí.

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