Capítulo I

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ANTES DE LEER

No sé si continúe esta historia, pero si no lo hago, que sepan que no hay final feliz, solo dolor, así que si no crees soportar ver la muerte de Xie Lian abstente de leer.

Perdonen cualquier falta de ortografía, este trabajo se publicó sin revisiones previas.

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Cuando tomaron las pastillas sabían que, a pesar de ser los dos seres más poderosos de los tres reinos, no los hacía inmunes a los riesgos, un hijo de un rey fantasma y del dios más poderoso no iba a ser fácil de criar, necesitaría mucha energía y era probable que al momento del parto uno de los dos perdiera la batalla, Hua Cheng trató de convencer a su esposo de buscar otras alternativas, pasaron días y noches discutiéndolo, en verdad querían formar una familia, las imágenes de pequeños pasos corriendo por los pasillos de la gran mansión y las risitas dulces de los niños era algo que aparecía con frecuencia en los sueños de Xie Lian y Hua Cheng, pero Hua Cheng no iba a arriesgar la vida de su amado por eso, siempre habían otras alternativas, podían adoptar a un niño fantasma, podían incluso adoptar a un niño humano, todo con tal de mantener a salvo a su amado.

Xie Lian lo consideró, pero la imagen de un pequeño fantasma siendo adoptado de repente por ellos era algo desconcertante, le hacía pensar que no era la mejor alternativa, a demás, tenía un deseo irracional, a su parecer, de tener un fruto de su amor con su esposo, le hacía ilusión verse en unos meses con el vientre hinchado lleno del amor que compartían y que de ahí saliera una criaturita, ¿a quién se parecería? ¿sería tan lindo como Hong'er? ¿O tan caprichoso como él? La idea de criar a un niño desde cero junto a su esposo era algo que llenaba a Xie Lian de una inmensa calidez que, al llegar a los oídos de Hua Cheng, el fantasma no pudo negarle eso a Xie Lian, nunca pudo negarle nada, y él era débil frente a su dios.

Pasaron los meses, el vientre de Xie Lian crecía cada vez más, los malestares de los primeros meses fueron terribles, Hua Cheng insistió muchas veces que aún podía desistir si así lo quisiera Xie Lian, pero Xie Lian era terco, y quería seguir adelante con su embarazo, y cuando las palabras de su dios llegaron a sus oídos, Hua Cheng no pudo negrale eso a Xie Lian, nunca pudo negarle nada a Xie Lian, y él era débil frente a su dios.

Cuando el vientre de Xie Lian empezó a abultarse, dieron el anuncio a la corte, nadie a excepción de los dos viejos asistentes de Xie Lian y de Shi Qing Xuan lo sabían, sus reacciones fueron divertidas de ver para Hua Cheng, Feng Xin zarandeó a Hua Cheng tomándolo de los hombros reclamando que había "tomado la pureza de su alteza" y Mu Qing estaba detrás de él, parecía esperar su turno para abofetearlo, Xie Lian, como de costumbre, no sabía si reír o llorar, y quién sabe si fueron las hormonas o la emoción del momento, pero una risita ahogada en lágrimas brotó de sus labios, Feng Xin detuvo sus movimientos de golpe, Mu Qing se volteó con emociones ilegibles en su rostro, y Hua Cheng abrió tanto el ojo que parecía que se saldría de su cuenca también. Hua Cheng corrió hacie Xie Lian y lo tomó del rostro, tan delicado como tomas un pétalo de flor, limpió sus lágrimas de sus mejillas, e ignorando las miradas de los dos asistentes, llevó a Xie Lian a casa, más tarde esos dos visitaron a Xie Lian en mansión paraíso, y parecían tener un acuerdo no tácito de paz entre los tres después del incidente de la otra vez, ya que parecían extrañamente calmados, la única explicación que dio Xie Lian de eso fue que "estaba tan feliz que no pude contener las lágrimas" y por primera vez en poco más de ochocientos años sucedió un milagro, los tres abrazaron fuertemente a Xie Lian, su rostro en el pecho de su marido, Feng Xin a su derecha, abrazando un brazo y parte de su pecho, y Mu Qing a su izquierda abrazando su torso. Se quedaron así por unos segundos hasta que se dieron cuenta de la posición en la que estaban, Los dioses se apartaron de un salto, aterrorizados de que la lluvia carmesí cayera de sus cuellos cortados por haber tocado a su flor, pero sorprendentemente, casi al instante de separarse, Hua Cheng volvió a su lugar en el hueco del cuello de su esposo, su aura asesina hacia los dioses se desvaneció casi por completo, así que, con una enorme vacilación, volvieron a sus lugares previos, tan tensos que parecía que sus huesos se romperían en ese instante, una risa grave salió de la garganta de Hua Cheng acompañada por la voz suave y susurrante, rebosante de alegría de Xie Lian "gracias" y cuando las palabras de su dios llegaron a sus oídos, Hua Cheng no pudo negrale eso a Xie Lian, nunca pudo negarle nada a Xie Lian, y él era débil frente a su dios.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2022 ⏰

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Mi mayor deseo eras tú || HualianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora