El beso del adiós

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Una fría noche de invierno luego de casi un año de estar distanciado de su gran amor, SeHun está parado en la esquina de alguna de las calles en Hyundai: bien abrigado, aunque no lo suficiente para soportar el duro frío del invierno, pero no importa en lo absoluto. Tiene una sonrisa en los labios pese a que no es visible a causa del cubrebocas que le tapa la mitad de la cara y a la bufanda negra que junto a la gorra impide que las pocas personas en la calle le reconozcan. Está emocionado y completamente ilusionado: ya que ha sido una temporada muy larga en la que no ha visto y tenido cerca al causante de hacer latir su corazón fuera de lo normal, es tanta la emoción de su cuerpo que no le importa estarse congelando mientras espera.

Ha llegado veinte minutos antes de la hora destinada al encuentro, sin embargo, no espero ni uno más cuando finalmente su mayor aparece bien abrigado y cubierto con lo que sabe es una sonrisa detrás del cubrebocas: lo sabe por la forma en que sus ojos se cierran un poco. Se siente contento de verlo, y eso hace que su corazón se acelere. Su mayor, bajo la luz de la luna es hermoso y radiante, lo sabe incluso si no lo ve del todo. Tarda un poco en reaccionar hasta que finalmente se acerca a abrazarlo con alegría pensando en el tiempo que no se han visto, en las pequeñas diferencias notorias que, con anterioridad, no eran visibles como: que su mayor parece haber perdido algunos centímetros de altura, aunque quizás SeHun ha crecido en ese tiempo. Como sea no quiere detenerse a pensar algo irrelevante pues poseen poco tiempo para disfrutar de su mutua compañía. Agradecido y feliz de que acudiera a la cita, se dispone a llevar a su mayor por las calles de Hyundai hacía su reciente descubrimiento: un restaurante de comida tradicional coreana que está seguro le encantará al mayor. Corre con la suerte de que el lugar abra las 24 hrs, ya que su manera táctica para verse fue hacerlo por la madrugada para evitar ser captados y tener un poco de privacidad.

Recorren un par de calles tomados de la mano manteniendo una conversación ligera en la que la comida es el tema principal. SeHun se siente muy bien porque su mayor incluso se ha quitado los guantes que mantenían sus manos calientes para sentir su piel y sus dedos entrelazados, eso hace a SeHun el hombre más feliz del mundo. Pese a los acontecimientos, su mayor es el mismo de siempre y el cariño entre ellos no parece haber cambiado en lo absoluto.

En el restaurante han tomado una mesa al fondo y lejos de las ventas "por si acaso" y donde son libres de despojarse de lo que cubre sus rostros siendo ese el primer momento que pueden mirarse sonriendo el uno al otro luego de no poder verse. SeHun se fija que una lágrima está a punto de salir de los bellos ojos de ciervo de su mayor, pero la contiene a la perfección y le sonríe tan radiante como lo es él. Ambos están agradecidos, después de tanto tiempo finalmente logran juntarse y tener una comida deliciosa que, como lo supuso, al mayor le ha fascinado. Tienen una conversación tan amena poniéndose al día de sus aventuras, felicitándose por los logros en sus carreras donde: "actuas genial", "brillas como nadie", y "trabajas muy duro"; salen de sus labios ocultando entre líneas un significado más profundo. Ambos están cumpliendo un sueño, alejados de lo que sus corazones realmente desean, pero lo hacen y se miran de lejos cual estrellas en el firmamento. Son el cielo del otro no necesitan más que mirar la estrella más brillante del cielo para saber que todo está y estará bien.

Bebida, charla, jugueteo, coqueteo, y el mundo queda completamente en el olvido. Solo son ellos con sus manos unidas firmemente, sonrisas que trae consigo recuerdos y anhelos. No les ponen tristes aunque si melancólicos.

Es cuando salen del restaurante a altas horas de la madrugada, totalmente en una burbuja de amor cuando todos los sentimientos acumulados en SeHun deciden mostrarse ante el miedo de tener que volver a perder a su brillante y lindo ciervo de una manera que podría ser definitiva. Sin pensarlo detiene sus pasos y se empuja contra el pequeño cuerpo de LuHan, inclinándose para capturar sus labios en un beso que anhelaba desde siempre. Suave, lento, explosivo, dejando todos los sentimientos fluir entre las caricias; está tan inmerso en ese perfecto beso donde fuegos artificiales parecen destellar en sus ojos. Es el beso perfecto en el momento indicado. Es un último beso que sabe a promesa y que pese a que están llorando ambos saben y comprenden el corazón del otro. Hay un abrazo más, uno tan fuerte e inquebrantable como su fe pero fugaz como los sueños. Cinco minutos después su mayor parte de su lado de nuevo dejándolo en una triste realidad: una en la que está solo, una en la que le deja saber que la siguiente vez que lo mire será sonriendo para alguien más.

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⏰ Last updated: Feb 23, 2022 ⏰

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Lágrimas silenciosasWhere stories live. Discover now