En un boliche de una pequeña ciudad en el interior de Buenos Aires hay un pasillo bastante ancho que desemboca en dos baños, el de mujeres y el de hombres. Los baños constan solamente de un inodoro y un lavamanos, por ende, las colas que se forman para entrar son bastante largas. En aquella fiesta que se hizo a mediados de febrero no fue la excepción, el baño de hombres tenía una fila de 15 personas aproximadamente, pero el baño de mujeres estaba totalmente vacío.
Casi último en la fila, se encontraba un joven -no tan joven- de unos 27 años, de ojos grisáceos y cabello muy bien peinado con una cantidad excesiva de gel. Vestido un poco más formal a comparación de las otras personas en la fila, jugueteaba con los botones de su saco impaciente, esperando a que sea su turno.
Entre las luces del boliche, una mujer de pelo rosa, corte carre, varios tatuajes y un vestido picaresco se hacía presente en aquel pasillo. Era más que obvio que iba al baño, pero en su ida, observo a aquel hombre con curiosidad.
–Cuanta gente, ¿no?– Pregunto ella como para romper el hielo.
–Supongo–Le respondió el desinteresado
–Que raro igual, generalmente es al revés...–Insistio ella en vano, no encontraba la manera de hacerlo hablar –¿Te estás haciendo pis?– Fue otra pregunta que obviamente no tuvo respuesta. La chica, ya harta, lo tomo de la mano y le dijo– Vení, a mi me da miedo ir sola al bañoDespués de esto, se lo llevó para el baño de mujeres. El se resistía y trato de frenarla con varios "no", pero no pudo.
Una vez dentro del baño, ambos quedaron cara a cara, protagonizando un momento incómodo. El se toco la nuca nerviosamente y, tartamudeando, le dijo
–Yo-yo-yo-yo... perdón pero no puedo, no-no estoy preparado no tengo...
–¿Que no tenes que?–Lo interrumpió ella –No seas atrevido... no vamos a hacer nada, al menos que vos quieras. – El se negó con la cabeza. Hubo una pausa, un silencio, hasta que ella volvió a hablar – Yo me llamo Violeta, como la canción.
–José, hola, un gusto – Seguía siendo seco y cortante. Hubo otra pausa, ambos se miraron – ¿Por qué me trajiste al baño?
–Ya te dije, me da miedo venir sola... además me estoy meando– Acto seguido levanto su vestido, preparándose para orinar. José se dió vuelta avergonzado
–¿Me tendría que ir?
–Naa, si vos también te estás meando seguro. Además, los baños de mujeres siempre son más limpios que los de hombres, ¿o no?
–No sé... es la primera vez que estoy en un baño de mujer
–¿Ah sí?
–Si
–¿Pero cuántos años tenés? ¿Cinco?– Pregunto ella riéndose
–27 tengo... y no es eso, pasa que el baño de mujeres es de mujeres, y nada, yo no tengo que hacer acá
–Vos sos muy buenito por lo que veo
–Si usted lo dice...
–A vos seguro te gorreanEsas palabras de Violeta provocaron otro silencio incómodo, lo único que se escuchaba era la caída de la orina en el agua del inodoro. Violeta reposaba la mano en su mentón, y José miraba ansioso el reloj, no veía la hora para irse de ese baño.
–Vos no sos de por acá, ¿o si? –Volvió a empezar ella
–No, no soy de acá, soy de capital
–¿Capital? ¿Se puede saber que hace un porteño en el medio de la nada?
–Bueno, tampoco es que soy porteño, yo nací acá, pero a los cuatro años de edad me fui a vivir allá, mi papá es el que vive acá
–Ahh, entonces estás visitando a tu viejo
–Más que visitando, lo estoy cuidando
–¿Que tiene, 3 años?–Dijo ella riéndose
–Cáncer de pulmón tiene
–Perdón –El ambiente se volvió incómodo una vez más, Violeta reconoció que había metido la pata y se mordió el labio con ciertos nervios –Entonces... –Dijo con un poco más de cuidado– ¿Viniste acá a distraerte?
–No, yo no. El que vino a distraerse es mi hermano, vive con el, es más chico que yo y bueno, la noticia le pegó feo. Se deprimió mucho y me pidió que por favor lo distraiga un rato, y acá estamos – Mientras decía esto, Violeta estaba tirando la cadena – ¿Usted vino sola?
–No me trate de usted por favor, no soy tan vieja – Dijo mientras se acomodaba el vestido – No, no vine sola, vine con mis amigas, pero desde hace 2 horas que no las veo, así que me quedé hablando con el bartender, creo que le gusto jaja... ya te podés dar vuelta si querés eh
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No Todos Saben Amar
Short StoryEste "libro" es una antología de cuentos/historias no tan largas con un mismo significado: el amor. Gente que ama demasiado, gente que no sabe amar, cosas que están desenamoradas y demás. Y si hay algo que nos queda claro, es que nadie nos enseñó a...