Alguna vez han escuchado la frase "nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes"; bueno, yo sí y todo se remonta a 3 semanas atrás cuando mi vida dio un giro inesperado que cambio mi vida para siempre.
Todo comenzó un día tedioso de verano, estaba durmiendo tranquilamente cuando de pronto escucho gritos provenientes de la planta baja, me levanto para descubrir de donde provienen esos gritos. Al llegar a la planta baja y dirigirme a la cocina solo para presenciar otra pelea de mis padres
- ¡Eres un idiota, solo estas ahí, sentado todo el día mientras que yo tengo que hacerme cargo de todo! - grita mamá mientras discute con papá, quien, solo se masajea la cien como si estuviera estresado
- Mamá ¿Qué sucede? ¿Por qué discuten? - pregunte con curiosidad, aunque sabía la respuesta, mi padre se había quedado sin trabajo, y de nuevo estábamos viviendo del dinero de mamá
- Emily, cariño, no sabía que estabas despierta – sonríe, mientras evita el tema, como siempre - ¿Cómo dormiste hija?
- No trates de evitar el tema, díganme porque estaban discutiendo, o no, ¿Saben qué? Adivinare. Papá volvió a quedarse sin trabajo y ahora es un bueno para nada ¿No es así, mamá? – se quedaron completamente plasmados cuando su hija de 17 años les dijo la verdad sobre la situación- ¿Saben qué? Es muy innecesario que me meta en sus asuntos cuando nunca llega a nada concreto, son solo pelas, peleas y más peleas, y lo que más duele es que mientan o intenten ocultarlo, como si yo no lo supiera – se me cae una lágrima, pero trato de ignorarlo y salgo a caminar.
Salí de casa conectando los auriculares al celular, para perderme entre la música y los pensamientos, tratando de pasar esta situación por alta. Luego de estar demasiado lejos de casa mi música se ve interrumpida por una llamada entrante de un número que no tengo registrado, debatiéndome si debo responder o no me decido a descolgar y hablar
- ¿Hola? – pregunto al contestar con cierta desconfianza
- ¿Usted es la señorita Emily Grundall? - contestan del otro lado
- Sí, soy yo, ¿Usted quién es? – pregunto ya que me desconcierta que sepa mi nombre
- Necesito que venga al hospital del centro, sus padres acaban de tener un accidente y están muy grabes, por lo cual...- deje de escuchar al oír esas palabras, mis padres, habían tenido un accidente por mi culpa- ¿Emily?
- Si, disculpe, ya voy en camino- y cuelgo la llamada para empezar a correr al hospital donde estaban mis padres, gravemente accidentados.
Llegue al hospital 15 minutos después y pregunte en recepción por mis padres, dijeron que estaban en quirófano y que tenía que esperar al cirujano para saber todo. Luego de una hora de espera un cirujano salió de los quirófanos
- ¿Familiares de los señores Inés e Ismael Grundall? – pregunto mirando a la sala
- Yo, soy su hija – respondí mirándolo con esperanza que se esfumo en el momento en el que vi su cara
- Lo siento mucho, hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance, pero estaban muy débiles y no sobrevivieron, en verdad lo siento – dijo para luego mirarme con compasión y pena.
Me quede ahí parada mientras las palabras del médico se repetían en mi cabeza; no lo asimilaba, las personas que me habían criado, mis padres... se habían ido para siempre. Una parte de mi sabía que era mi culpa, por salir así de casa, enojada con ellos por mentirme y culparlos, al fin y al cabo, lo hacían para que yo pudiera vivir sin preocuparme de nada.
Otra parte de mi estaba pensando que iba a hacer ahora, no tenía a donde ir, mis únicos familiares son mis abuelos que viven en Cooperstown al oeste de New York.
Salgo del hospital con los ojos vidriosos por las lágrimas y me dirijo a mi casa, mientras pienso en cómo va a ser mi vida de ahora en adelante, iba a estar sola por el resto de mi vida, ellos murieron por mi culpa y ahora no me queda nada. Apenas entro y cierro la puerta caigo de rodillas al suelo y lloro como nunca eh llorado antes en mi vida, los extraño, ¿Qué se supone que haga ahora? ¿Vivir con mis abuelos? ¿Quedarme sola en esta casa? Mi llanto se vio interrumpido por el sonido de mi celular, lo saco de mi bolso solo para observar que es mi abuela la que llama, seguro ya le avisaron del hospital lo que paso y ahora planeaban llevarme con ellos, descuelgo la llamada limpiándome las lagrimas
- Abuela...- mi voz salió casi en un susurro
- Mi niña, lo siento mucho...- dijo con la voz entrecortada lo que me hizo saber que ella también había llorado bastante o que probablemente seguía llorando
- Fue... fue mi culpa abuela y-yo salí de casa enfadada porque me habían mentido desde siempre y no les avise, chocaron por mi culpa abuela, por salir a buscarme...- dije para después llorar en silencio
- No mi niña, no fue tu culpa, los accidentes de tráfico son comunes hija, todo va a estar bien, ¿no te culpes sí? Estaremos con tu abuelo ahí en un par de horas, recoge tus cosas porque te vienes con nosotros- suspire cuando termine de hablar, estaba ya más calmada. Me despedí de ellos asegurando que iba a preparar mis maletas para irme con ellos.
Llegaron luego de unas horas, los abrace y lloramos juntos por media hora, luego reímos recordando anécdotas de mis padres; y después llegó el momento más difícil del día, llevar a mis padres al cementerio donde pasarían la eternidad juntos. Nos abrazamos los tres mientras contemplábamos las lapidas de mis padres, llore más que nunca porque, por más que digan lo contrario, siempre voy a pensar que fue mi culpa, si yo no hubiese salido, todavía los tendría conmigo.
Mis abuelos decidieron que nos quedaríamos en casa, pasaríamos la noche allí para a la mañana siguiente emprender viaje a Cooperstown. Así fue luego de cenar, me despedí de ellos para acostarme y prepararme para el día siguiente, cuando entré en el cuarto no pude evitar llorar de nuevo pero esta vez fue en silencio, me recosté luego de secarme las lágrimas y traté de dormir, pero por alguna razón no podía hacerlo. Baje las escaleras y escuche sin querer la conversación de mis abuelos
- Tenemos que decirle, sus padres ya no están y es necesario que lo sepa para poder protegerla- dijo mi abuela en susurros
- No Sofía, no podemos hacerlo, es una niña, no lo va a entender- murmuro mi abuelo
- Al menos vamos a darle el collar, la protegerá hasta que cumpla los 18 y se lo tengamos que contar si o si- musito mi abuela.
Bien no había entendido nada de lo que hablaban, quería seguir escuchando para ver que más decían, pero en cambio los escuché levantarse y dirigirse a la escalera, corrí escaleras arriba hacia mi habitación me metí en la cama y me hice la dormida, solo para escuchar como mi abuela entraba a mi cuarto y dejaba una cajita sobre mi mesita de noche y salir de la habitación cerrando la puerta. Una vez verifique que se durmieron, me levante y cogí la caja en mis manos y la abrí, era un hermoso collar con un dije en rojo rubí que tenía un dibujo raro que no entendía que significaba. Me lo puse y el collar brillo deforma sobrenatural, para luego volver a su estado normal, me pareció súper raro, pero le resté importancia y me metí de nuevo a la cama para descansar definitivamente.
ESTÁS LEYENDO
Luna Llena
FantasyEmily Grundall es una chica que lo tenia todo, antes de perder a sus padres y culparse por su muerte. Sus abuelos son quienes se van a encargar de ella de ahora en mas y en el camino va a descubrir un secreto que la llevara a un gran misterio que ti...