— dale minho, estas de vacaciones, solo son dos meses. — repitió su hermano algo desesperado.
— jeongin, ¿quieres que vaya a estar sentado 45 minutos viendo a un viejo como ayuda a Lucas con su habla? — manifestó algo frustrado por la insistencia de su hermano.
— exacto, solo será de lunes a viernes de cuatro a cinco. — respondió su hermano inmediatamente.
el más alto soltó un suspiro mirando a Lucas como jugaba con sus juguetes en absoluto silencio — está bien, pero a cambio me comprarás lo que yo te pida —
Mañana comenzaba la primera sesión de Lucas, el hijo de Jeongin. Al finalizar el año, la maestra de Lucas le comentó a Jeongin acerca del extraño comportamiento de su hijo en clase, no mencionaba ni una sola palabra, algo que preocupo mucho a la maestra, se supone que a los seis años un niño debe de estar hablando hasta por los codos. Jeongin lo llevo al pedíatra y este le dijo que debía de llevarlo con un logopeda urgente, este se encargaría de ayudar al pequeño Lucas.
( . . . )
— ¿listo para tu primera sesión, lucas? — habló minho mirando a su sobrino sin recibir una respuesta de su parte más que una movida de cabeza.
Tomo a su sobrino, bajó y lo subió al auto colocándole el cinturón de seguridad. Llegaron a su destino, el auto fue estacionado, el pelinegro sacó el papel que le había dado su hermano para saber a donde ir, eran indicaciones. Siguió estas correctamente y llegó a un puerta blanca con un pequeño cartel que decía "disfrute su cita. Atte: Han jisung"
— ¿qué disfrute? ni que fuera un club nocturno, además que feo nombre lleva ese viejo. — comentó con sarcasmo el pelinegro sin esperar que el mismo doctor había escuchado su reclamo.
— Buenas tardes, padre de familia. — habló una voz joven haciendo sobre saltar al más alto encontrándose con un doctor muy joven y rasgos faciales muy atractivos.
— Buenas tardes, ¿usted es el logopeo?
— Es logopeda, y sí, soy yo — comentó fastidiado ante la situación.
— Es un quinciañero... — susurro el pelinegro.
— ¿disculpe?
Minho se disculpo ante la situación, perfecto, había comenzado con el pie izquierdo, una vergüenza total había pasando ante aquel joven doctor. Entró a la habitación, está estaba muy decorada con animalitos pegados en la pared, sillas de diferentes colores, estrellas colgadas y materiales de logopedia.
— Bien, según los informes que me dieron acerca de su menor hijo, tiene problemas de comunicación, es decir, no gesticula, no habla con los demás, mucho menos socializarse, ¿correcto? — el pelinegro asintió — bien, esto se produce a causa de la falta de comunicación con el menor, ¿con que frecuencia se comunica con su hijo? — preguntó el profesional mirando al contrario y este asintió.
— Antes de comenzar con la sesión, déjeme decirle que no es mi hijo, es mi sobrino. Soy soltero. — agregó lo último quiñandole el ojo al logopeda.
— ¿usted ha venido a acompañar a su sobrino o a coquetear? — respondió molesto. El contrario se quedó callado con un puchero en sus labios.
— que aburrido. — pensó
La sesión comenzó, el castaño empezó a evaluar al pequeño Lucas, al principio Lucas se negó a imitar los movimientos que el profesional realizaba con su boca, poco después los empezó a hacer, no sería fácil que Lucas hablara fluido en meses, pero quería que fuera lo más antes posible para no verse con ese aburrido logopeda. Los minutos pasaron volando; faltaba poco para que se terminará la clase, eso entusiasmo al minho, por fin iría y descansaría de este largo día.
— lo hiciste muy bien hoy — dijo el castaño mientras buscaba una paleta y entregársela al menor.
— yo también quiero paleta — interrumpió el más alto mirando al doctor.
— usted tiene que llenar un pequeño formulario antes de irse — le entregó un papel con diez preguntas, todas eran para marcar a excepción de la última, era para escribir una reseña de la clase. Minho empezó a leer detenidamente cada pregunta y al final añadió el comentario con una pequeña sonrisa maliciosa.
"El logopeo es un feo y aburrido, por favor, que tenga un poco de sentido de humor"
El logopeda recibió la hoja y empezó a analizarla detenidamente, al leer la última respuesta se indigno, no podía hacer nada, su paciente ya se había ido con su tío corriendo no sin antes sacarle la lengua. Era su última cita, últimamente había estado saliendo temprano por lo que le habían cambiado de turnos, en la tarde habían menos pacientes que atender. Apunto de salir del consultorio, se escucha un celular sonando, pero ese no era de él, busco por todos lados y lo encontró de la silla donde se había sentando el molestoso joven de antes. Tomo el teléfono y contestó.
— ladrón, ¡devuélveme mi celular!
— ladrón tu poto, olvidaste tu celular en el consultorio.
— "¿por qué me habla informal?" — pensó el que estaba al otro lado del teléfono.
El silencio abundó la llamada por unos segundos hasta que el omitente decidió volver a hablar.
— ¡logopeo! — gritó — ¿donde nos encontramos? — añadió la última oración con una voz seductora.
— en tus sueños — el logopeda colgó y soltó una carcajada.
El castaño salió del consultorio, cerrando todo con seguro, se dirigió a su auto mientras el celular seguía sonando, lo dejaría así hasta llegar a su casa. Llegó a su destino, estacionó su auto, tomó el celular y para su buena suerte este no tenía bloqueo, anoto su número agendandose como "es logopeda no logopeo", colocó el celular dentro de la maleta, bajó del auto dispuesto a dirigirse a su departamento.
¡logopeo ladrón! — gritó un voz conocida haciéndolo sobresaltar del lugar.
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# moonlight - minsung
Romancedesde que lo vió, lo odió, pero no tenía otra opción que regresar al mismo lugar cada día por su sobrino.