Siempre me parecio encantador el brillo de la luna, por
algún motivo que desconozco, siempre que la veía
entraba en una especie de trance, nada en el mundo me
podía preocupar o desconcentrar cuando me encontraba
contemplando esa hipnótica luz, tal vez no sepas a que
me refiero pues seguramente no a muchos les pasa lo
que a mi, tal vez podría compararse con la sensación
que tienes cuando miras un punto fijo por mucho tiempo
y de pronto, tu visión se expande y cuando te das
cuenta te encuentras mirando todo pero nada a la vez,
solo tu mirada perdida en la nada, podría compararse
con eso, pero esto que yo experimento va más allá.
Ahora estoy fuera del porche de una casita abandonada,
y veo, con expectación esa luz que me cautiva, se que
no debo de tener mi vista toda la noche en un solo
punto pues, no quiero que mi gusto por eso que veo
caiga en la monotonía y pierda el encanto que me
atrapa, doy un vistaso al rededor y veo lo mismo de esta
mañana. Aunque presiento que todo eso va a cambiar
muy pronto. Veo las calles de terracería de Sidgo, ese,
por cierto, es el nombre del pueblo al que llegué, se
encuentra a las faldas de la loma donde sólo
temporalmente vivo, las casas de madera, el granero del
pueblo y junto a él la comisaría, fuera de ésta se
encuentran el comisario del pueblo y sus tres
ayudantes, al parecer se encuentran fumando y
platicando de algo que seguramente es trivial, veo que
tienen atados en su porche a dos caballos y una mula,
seguramente de maleantes que recibieron algún tiempo
de castigo en alguna celda. Veo que una señora caminan
por la calle, con canastas que seguramente llevan pan
para el desayuno de mañana, todo este paisaje
iluminado por supuesto por esa luz cautivadora de luna
llena, las lámparas de aceite de las calles claro que
merecen algo de crédito, pero no son siquiera
comparables. Ya está cerca. Veo a un par de damas que
caminan despreocupadas por las calles polvorientas del
pueblo, su decadente entorno no minimiza ni siquiera un
poco la elegancia con la que se pavonean, siempre he
admirado eso de esta clase de señoras, pues pueden
mantener la postura con las que les educaron aún
cuando nadie lo nota o valora. Ahora lo veo acercarse