🍂 𝐆𝐑𝐄𝐄𝐃𝐘 🍂
Inumaki es un sol. Para algunos una criatura hermosa que viene del otro mundo, pero lejos de ser solo una cara bonita, tambien es una buena persona. Ayuda a los que los necesitan, apoya a los que sufren y sobre todo, consuela a lo...
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Se sentia exausto, con el cuerpo molido, destrozado y todos los sinónimos que tubieran relacion con su nefasto estado. Panda su amigo animal lo había mandado a volar en uno de sus entrenamientos y haber caido sobre aquel árbol y sobrevivido no era cosa de humanos. Y como si no fuera suficiente, Itadori se habia comido sus oniguiris de atun.
Se sento en el césped intentando recuperarse un poco de aquel lanzamiento mal previsto que le proporcionó su amigo mientras contemplaba cómo los alumnos de primero quienes seguían entrenando o mas bien siendo machacados por Maki. Suspiro cansado y con el cuerpo mas blando que un flan, no sabia en que momenta se habia acostumbrado a que cada dia regresara con el cuerpo echo un desastre, pero agradecia no regresar con huesos dislocados con lo agresivos que eran sus compañeros, reviso desde sus manos hasta el codo, se habia echo un raspon que dejaria una fea cicatriz, unas frías manos pasaron por su cuello sacandolo de su trance, giro el rostro tan rapido que por poco podria dislocarse el cuello y parecer la niña de exorcista.
- Inumaki hoy volastes de más - dijo Yuta mientras se acomodaba al lado de su mejor amigo.
- Salmón, Salmón - afirmaba Toge mientras volvía a revisar su cuerpo.
- Realmente te gusta mantener tu cuerpo limpio, eso explica el por que nunca tienes heridas graves - dijo Yuta mientras miraba el cuerpo bien cuidado que tenía su compañero.
Y tenía razón a Inumaki no le gustaba tener cicatrices en su cuerpo, los veía innecesario pero no siempre podía evitar hacerse alguna pequeña herida. La última herida que se hizo fue hace apenas unas semanas cuando salió a una misión con los de primero y Sukuna le tiró una piedra del tamaño de Manhattan, ni el sabia como logro esquivar aquella piedra que venía directa con intenciones asesinas.
- Bonito seco - respondió Inumaki algo molesto.
Le gustaba que su mejor amigo le prestara atención pero no que supiera los pequeños fetiches que tenía con su cuerpo.
- Inumaki!! - gritaba Panda mientras se acercaba a los dos chicos que estaban sentados en el césped - Que tal la espalda?
- Atún, Bonito seco - decía mientras se sobaba la espalda.
- Veo que no va bien... bueno por qué no dejas que te haga un masaje. - pregunto Panda
Al pequeño hechicero se le pusieron blancos los ojos, si dejaba que Panda le diera un masaje estaría muerto y no podría levantarse la cama durante meses. Por eso cruzó los brazos mientras se negaba con la cara lo antes posible.
- No quieres?
- Atún!! - grito Inumaki desesperado.
- Entonces... Por qué no se lo das tu Yuta? Estás libre esta tarde y das muy buenos masajes.
- Yo? Por mi no hay problema. - dijo Yuta mientras le sonreía a su amigo.
El pequeño de palabras malditas suspiro e intento levantarse para regresar a su habitación pero había olvidado el pequeño problema que tenía su espalda y volvió a caer de culo al suelo.
