1. Grupo incógnito 🕵🏻‍♂️

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América Wood.

No sabía hasta qué cierto punto llegaba mi tolerancia, pero cuando lo descubrí, no fue agradable. Claro que no. Mi nombre es América, quizá relatarles mi insufrible vida no es tan interesante, para mí es lastimosa. De todos modos, sólo resumiré algunas cosas, vivo bajo un techo decente, bueno, de hecho mi hogar es bastante agradable y grande.

Tengo un hermano pequeño, que padece algo extraño en el cerebro, en la cual sólo yo puedo ocuparme, debido a que según la kinesióloga sólo surtía efecto conmigo. De algún modo, al pequeño Tyrone sólo le agradaba que yo le ayudase.

Tengo dieciocho años, estoy en mi último año de instituto a lo cual pronto podré graduarme, pretendo estudiar derechos. Ese es el sueño que he tenido de pequeña, cuando aún soñaba en grande, cuando aún era una persona magnánima.

Hoy soy lo que nadie querría ser, una persona desagradable, malhumorada y estresada por todo. Ni si quiera creo que tenga amigos, el único que dice serlo es un tipo que se llama Steven y ciertamente, no creo en su amistad. Él es un chico de mi clase y creo que siempre buscaba pretextos para entablar una conversación conmigo, a la cual no le correspondo amablemente.

¿Amigas mujeres? No las necesito, son envidiosas, mentirosas y cada vez que les fié un secreto íntimo de mí misma, todo el instituto lo supo, a lo cual me conllevo a ser algo reservada.

Mi única pasión es el baile, si algo me identificaba era en el ballet y en el baile urbano. De hecho, bailaba todo lo que proponía, incluso hasta Rock'N Roll, pero encontrar una pareja que sepa bailarlo es dificultoso...

-Wood, ¿me estás entendiendo? -la maestra me zarandeó por los hombros-. Ponte recta, espalda rígida y calienta un poco. Estás más atascada que un auto en pleno tráfico -me miró con hostilidad, acto continuo pasó por mis otras compañeras. Suspiré, ajustando mi moño y comencé a calentar, mis pies ardían y no supe por qué. Me dije que pronto me revisaría un poco, pero debido al ardor me costaba un poco darle vida a mis movimientos.

La clase de ballet estuvo ajetreada y agotadora, de mi frente caían unas gotas de sudor y no veía hora de llegar a casa. Me senté en la banca de mi camarín y hice un mohín al ver que tenía cortado los pies, frustrada me heché un poco de mi colonia y ahogué un grito cuando dolió mas de lo que pretendía.

Cuando llegué a casa, el silencio reinaba. Subí a mi habitación y dejé mi bolso en mi cama mientras me metía a la ducha, me coloqué un pantalón de mezclilla y un sweatter blanco holgado. Había trabajado tanto en mí misma, toda mi vida luché con tratar de alcanzar la perfección. Quería una vida perfecta.

Mis notas eran perfectas, era la primera de la clase y enseñaba tutoría a los chicos con retrasos, tenía un abdomen perfecto en el cual toda mi vida me esmerépor tenerlo, tenía mis curvas en cada uno de sus sitios y era perfecto. Sin embargo, nunca me sentía conforme con mi cuerpo, no sabía por qué. Siempre cuando me miraba desnuda en el espejo había algo en mí que me hacía suspirar, algo que hacía que mis entrañas temblaran. Todos pensaban que era esas chicas perfectas, esas egocéntricas que no le importa hablar con los demás porque pensaba que era superior a ellos, pero no era así.

De todas formas, tampoco quería hacerles contradecir nada. Después de todo malgastaría mi tiempo y en un año jamás volvería a verlos, a nadie, ni si quiera a los maestros.

Fui al hospital a ver a mi hermano, entré a la sala y él descansaba tranquilamente. Sonreí al verle, la única persona verdadera que tenía en mi vida era Tyrone.

Le amaba con mi vida, para mí no era agradable verle así. Cuando era pequeño, era un chico común y corriente, pero por un dolor de cabeza, le dio un derrame en el cual su cerebro se vio involucrado. Desde allí todo comenzó a convertirse en algo desastrozo, mamá comenzó a dedicarse más a su trabajo, que era abogada, casi ya ni se preocupaba de mí y mi hermano, es que cada vez que le veía comenzaba a temblar y se encerraba en su habitación a llorar.

Bryson RoussedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora