Prólogo

2.2K 184 50
                                    

NARUTO SHIPPUDEN FANFIC

❝Si tan solo supieras, lo mucho que me gustabas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si tan solo supieras, lo mucho que me gustabas.
Pero veo tus ojos cuando ella va pasando.

𝙩𝙝𝙚 𝙗𝙚𝙜𝙞𝙣𝙣𝙞𝙣𝙜 𝙤𝙛 𝙩𝙝𝙚 𝙨𝙩𝙤𝙧𝙮

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝙩𝙝𝙚 𝙗𝙚𝙜𝙞𝙣𝙣𝙞𝙣𝙜 𝙤𝙛 𝙩𝙝𝙚 𝙨𝙩𝙤𝙧𝙮

Su pecho subía y bajaba rápidamente, su frente estaba cubierta por una delgada capa de sudor, ambos a causa de la agitación que le provocaba el entrenamiento. Soltó un quejido cuando su cuerpo cayó al golpe debido a un golpe que le proporciono su mayor. Se dio la vuelta tocando su mejilla sintiendo un hilo de líquido caer por sobre ella. Llevó su mano frente a su rostro, observando el líquido carmín sobre las yemas de sus dedos.

—Tienes que mejorar mucho, Seina. —habló el mayor, extendiendo su brazo buscando apoyar a levantarse a la de hebras azabaches.

—Lo sé, no tienes que recordármelo siempre, Fugaku —murmuró, aceptando la mano de su hermano mayor a regañadientes.

El mayor solo palmeó la cabeza de Seina para darse la vuelta dispuesto a irse. La de hebras oscuras observó la silueta de su hermano desaparecer de su campo de visión.

Dio un vistazo rápido al interior de la estructura en la que entro su hermano, verificando que no estuviera cerca o pudiera verla. Una vez confirmando que él azabache no podía verla se dejo caer en el suelo, sintiendo sus piernas dejar de batallar por mantenerla en pie. Alzó su mirada al cielo, cerro sus ojos al encontrar molestos los rayos de sol. Respiro hondo regularizando su respiración.

Amaba eso. La tranquilidad que le daba el silencio. La hacía sentir en paz y, por un momento, sin preocupación alguna.

Abrió sus ojos de golpe cuando el ruido de una rama crujir llegó a sus oídos, interrumpiendo su amado silencio. Tomó el arma frente a ella y la lanzo hacía la dirección en la que provino el ruido. Un quejido la alerto, se puso de pie pero antes de poder avanzar un niño se dejo ver. Al reconocer el símbolo que adornaba la espalda de este bajo levemente la guardia.

—¡¿Qué haces ahí?! —quiso saber. Frunció su ceño mientras el menor se daba la vuelta, permitiéndole ver su rostro. Ladeo su cabeza confundida al ver las gafas naranjas del azabache.

—¡Eso dolió! —se quejó, llevando una mano a su mejilla ensangrentada. —¡Pero fue genial! ¡¿Cómo lo hiciste?! ¡No fallaste a pesar de no estar viéndome!.—dio un paso hacía atrás cuando el azabache estuve tan cerca de ella que pudo sentir sus respiraciones chocar. —¡Oh! cierto, debí asustarse. —rascó su nuca con una sonrisa. —Soy Obito Uchiha. —estiro su brazo en dirección a la azabache.

—Un gusto, Obito. —junto sus manos, buscando no mostrarse descortés. —Soy Seina Uchiha. —se presento.

—¡¿Entonces puedes enseñarme eso?! ¿Hay algún truco? ¿Sabes hacer otras cosas? ¡Fue genial! —bombardeó de preguntas a la azabache, sin soltar la unión de sus manos.

—Eso... —murmuró. Llevó su mirada a la unión de sus manos, soltó la mano del azabache y alzó su mirada. —No es nada. —respondió, alzando sus hombros, restándole importancia a su acción.

—¡¿Ah?! ¡Pero si me diste sin ver! —exclamó, incrédulo de las palabras de la azabache. —¡Eso es todo menos nada! —aseguró, alzando sus pulgares y sonriendo. —¡No seas modesta!

Y, de algún modo su sonrisa era contagiable pues Seina esbozó una sonrisa, sin saber porque lo hizo.

—No soy modesta, de verdad. —aseguró, pues eso no era nada a lo que podía hacer su hermano mayor. —Pero puedo enseñártelo si quieres. —se ofreció.

Los ojitos ónix del menor brillaron de emoción y asintió, emocionado.

—¡Sí! —exclamó. —¿Cuándo empezamos?

Seina sonrió.

—Nos vemos mañana a esta hora. —Ella lo haría ahora pero dudaba tener las fuerzas para hacerlo, sentía su cuerpo exhausto debido a las horas de entrenamiento que tuvo anteriormente con su hermano. —Nos vemos luego, Obito. —se despidió, dándose la vuelta en dirección a el interior de el lugar. Seina se detuvo de golpe y se dio la vuelta. Colocó sus manos alrededor de su boca buscando que sus palabras se escucharan más fuerte. —¡Y perdón por tu mejilla!

Obito rio, y alzó sus pulgares.

—¡No te preocupes! ¡Nos vemos luego, Seina!

Ambos infantes se observaron con sonrisas en sus rostro.

Ambos infantes se observaron con sonrisas en sus rostro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Distante |𝔒𝔟𝔦𝔱𝔬 𝔘𝔠𝔥𝔦𝔥𝔞|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora