El Juicio de Lucius Malfoy

La guerra había terminado, el bien había reinado y aunque ahora le pesaba la muerte de aquellos a quien no pudo salvar sabía muy bien que no era su culpa, hizo todo lo posible para que nadie saliera herido y salvo a todos aquellos que pudo.

Sin embargo, como el niño que vivió todavía debía actuar de testigo para condenar a los mortífagos junto con su dúo de amigos y llevarlos a azcaban, no había ninguno que pudiera salvar pues aquellos mortífagos que una vez le ayudaron no estaban ahí, no habían sobrevivido a la guerra.

Potter jamás pensó sentir tristeza por Draco Malfoy pero la guerra le había demostrado que Malfoy, tanto como él, estuvieron obligados a ser parte de una batalla que no querían y tuvieron que estar en sus puestos incluso si solo quisieran escapar y pensar que solamente era una pesadilla, que al día siguiente todo estaría perfectamente, con las personas que querían y sin miedo a la muerte. 

Pero era la realidad, la familia Malfoy había muerto, por lo menos, la parte buena de la familia Malfoy lo había hecho porque definitivamente Lucius no era bueno de ninguna manera, Potter no entendía como es que Narcissa, una mujer que a su parecer era una madre ejemplar y cariñosa incluso en su posición, se pudo casar con una escoria como lo era Lucius Malfoy, cada vez que pensaba en él solo le daba ganas de lanzarle un cruciatus por hacerle daño a las personas que le demostraron lealtad y que él solo pisoteo por poder, arruinó a su propia familia por el maldito poder, el dinero y una posición más alta.

El Juicio de Lucius era el que más esperaba, quería hacerle pagar por lo que pasó la familia Malfoy y vengar, de alguna manera, a Narcissa, Snape e incluso al mismo Draco, saber que el verdugo que tuvieron como familia va a pagar por lo que les hizo y, esperaba que, en el lugar al que fueran a parar las almas de ellos le vieran y le agradecieran por vengarlos, por saber que ese horrible ser no iba nunca a hacer más maldades. 

Harry se movió ubicándose entre sus amigos quienes en cierta forma, querían terminar con eso rápidamente debido a que era el último juicio en el que estarían presentes, salir de ahí y poder reunirse con sus familias, pensar que esto nunca había pasado y que solamente eran magos normales, que no habían pasado por tanto y, con suerte, superar todo con el apoyo de ellos mismos. 

Cuando todos los testigos, abogados, aurores y el juez estuvieron ubicados se escucharon las palabras del Juez resonar por el salón. 

"Traigan a Lucius Malfoy" No era necesario gritar para que la orden fuera ejecutada, el silencio del salón era tan tenso que hasta respirar se volvía pesado, se escuchó como las puertas se abrían y entraban dos aurores sosteniendo a los despojos de un Lucius, su ropa estaba sucia y desarreglada, su impecable cabello ahora se encontraba grasiento por los días sin aseo que tuvo, su expresión, sin embargo, estaba reluciente, como si hubiera entrado al paraíso, no había atisbo de arrepentimiento ni mucho menos de dolor, Lucius posó su vista por todos los personajes de la sala mientras era arrastrado al centro hasta que se encontró con Potter, lejos de enojarse como pensó Harry, Lucius le dio la sonrisa más reluciente y presumida que alguien podía tener, sus ojos le transmitían la sensación de que, a pesar de todo, él era el que había salido ganando.

"Bien, estamos reunidos para condenar al mortifago Lucius Malfoy, empezaremos por las acusaciones, la confesión del señor Malfoy y terminaremos con los testigos" Así dio inicio el juicio de Malfoy, Harry no podía creer como una persona podía tener tantas acusaciones, asesinato, intento de asesinato, envenenamiento, robo, falsificación de identidad y la lista seguía y seguía, estaba seguro que mínimo se tardaron quince minutos en decir todo lo que había en la lista pero por cada palabra que decía el auror Lucius conservaba esa sonrisa, esa horrenda sonrisa que solo le daban ganas de destrozar a puñetazos.