Prólogo: ¿Una mujer?

191 17 0
                                    

Giudecca- Inframundo

¿Una mujer?

Esas eran las palabras que resonaban fuertemente en aquel frio y oscuro lugar en las profundidades del Inframundo, reino del dios Hades, el cual yacía en un profundo sueño en el momento en que se llevaba a cabo una fuerte discusión en dicho lugar. Ese día dos dioses menores, Thanatos, el dios de la muerte e Hypnos, el dios del sueño, se encontraban en ese pequeño palacio, frente al gran muro de los lamentos, discutiendo sobre lo que habría de suceder en ese siglo, pues estaba ya pronta la resurrección de su dios por medio del cuerpo de un humano, el más puro que habría de existir en ese tiempo.

Justamente la discusión era por el futuro recipiente del dios, algo que tenía consternados a ambos dioses menores.

– ¿Cómo que el ser más puro del planeta en este tiempo es una niña?– Gritaba estupefacto uno de los hermanos, el que controlaba la muerte, pues no podía creer que su dios hubiera de revivir en una jovencita.

– No grites, eso no fue decisión mía– Por otro lado el dios encargado de los sueños estaba tranquilo, no tenía objeción alguna pues debía seguir con los mandatos de su dios.

Un golpe en aquel muro se escuchó, Thanatos no quería aceptar al nuevo recipiente, creyendo que una chica seria muy débil para soportar el poder de uno de los dioses más poderosos y además, liderar la guerra que se vendría.

– ¡Ker debe haberse equivocado al ver el destino de esta guerra! Todo iba bien, la alineación de los planetas, la futura muerte de pegaso... Pero lo arruinó todo.

– ¿No crees que estás subestimando a la joven? Es muy temprano para hacer conclusiones, ella será un buen recipiente porque la vamos a criar bien.

– No voy a criar a una niña– bufó molesto el dios de la muerte, se negaba a aceptar a la niña– ¿Que tal si...? Buscamos a otro niño para que sea el cuerpo de Hades sin que nadie lo se...–

– ¡Silencio, Thanatos!– Interrumpió el de cabellos rubios con un regaño– Sabes lo que sucede si desobedecemos al señor Hades, podríamos hasta morir.

El otro hermano estaba por responder con violencia cuando fue Interrumpido por una voz femenina que salía del muro que los separaba del campo sagrado de Hades.

– ¿Qué creen que están diciendo ustedes dos?– reprendió la voz, mientras aparecía en su presencia una joven con una armadura hermosa, era Ker la diosa del destino, hermana menor de los dos gemelos que se encontraban ahí.

– Thanatos no acepta al nuevo cuerpo de Hades...– Respondió en voz baja como si un chisme fuera, al mismo tiempo notaba la cara enojada de su hermano al ver cómo era acusado por el rubio.

La diosa hermana de ambos frunció el entrecejo, sabía que los dos dudaban de ella, pero antes de explotar en enojo, les regaló una sonrisa.

– Esta vez es muy diferente hermanitos, después del engaño que sufrimos a manos del antiguo recipiente... ¿Cómo se llamaba?...– mientras hablaba veía al cielo moviendo sus manos por unos momentos recordando la guerra anterior, aquella que a todos los aliados de Hades había dejado con un cierto trauma– ¡Alone! Y el desgraciado de Kairos, por ese maldito ahora debemos ser cuidadosos al momento de ir por el alma más pura, y está vez me he asegurado de que sea la persona correcta.

Al decir aquellas palabras, sus manos se iluminaron, mientras hacia aparecer un espejo, por medio del cual podían ver la imagen de una pequeña bebé de cabellos verdes, la cual se podía notar que era una recién nacida.

– Esta niña tendrá un cosmos inigualable cuando crezca... Así que no duden de mis palabras.– Veía ahora atentamente a sus hermanos, sonriendo por lo convencidos que podrían estar por sus palabras – La niña poderosa de nuestro lado, sumado a la locura que le he inculcado al Santo de géminis que en unos días se revelará contra su diosa, harán que esta guerra santa sea pan comido, nuestro rey ganará en estar siglo.

Los dos dioses estaban más convencidos por las palabras de la diosa del destino, al fin de todo, ella sabía mejor que nadie cómo controlar el destino en favor del rey del Inframundo.

– Bien, seguiremos con tu plan– Thanatos no quería aceptar que su hermana tenía razón, pero de igual manera harían lo que fuera conveniente.

– Entonces, solo queda una cosa más...-

En sus manos una enorme llamarada apareció, dentro de aquel fuego tan abrasador se formó un collar plateado con un medallón, el cual llevaba una inscripción tallada.

YOURS EVER

La diosa menor entregó a sus hermanos aquel medallón, ambos sabían perfectamente que significaba tenerlo en sus manos de nuevo después de 200 años esperando su libertad.

– El alma de nuestro señor está por nacer en unos cuantos días en el castillo Heinstein, ese día ustedes deberán entregarle este collar a la niña Pandora, ella ya sabe a dónde debe entregar el alma de Hades ...

Los tres hermanos se vieron fijamente, sin evitarlo una sonrisa siniestra apareció en el rostro de cada uno, sabían que ahora tenían una ventaja sobre la diosa Athena....

Esta guerra santa si que será muy interesante....

Continuará....

Saint Seiya: El despertar de Shaun Hades Donde viven las historias. Descúbrelo ahora