ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 1

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El cielo era el paraíso perfecto para cualquier persona o entidad, era un lugar tranquilo, donde la armonía llenaba el lugar, donde la felicidad la podías ver en cualquier lado, donde todos se ayudan entre todos, donde puedes saber que cuentas con todos y puedes aprender.
Es un lugar lleno de cosas inimaginables, como las nubes, las estrellas, todo es demasiado cercano a nosotros.

Aquí es donde vivo, es mi hogar, donde me siento en el mejor momento de mi vida, donde me rodeo de maravillas, de enseñanzas, mi padre que nos cría con amor, respeto, empatía, había hecho este lugar para nosotros, nos llaman ángeles o querubines, quizá has escuchado un poco de nosotros o quizá no.

Aquí he vivido todo el tiempo, a muchos ángeles después de tiempo de sabiduría los mandan a un lugar llamado Tierra para comenzar a entender cosas de diferente manera, a hacer misiones, o ir a aprender sobre los humanos, pero, a mi aún no me elegían, muchos dicen que es porque aún me falta aprender muchas cosas, otros dicen que es porque mi padre me sobreprotege y no quiere que me arriesgue a ir.

No lo entiendo, quería experimentar eso, pero, quizá tenían razón y simplemente quería salir de mi monotonía en el cielo, algunas veces pensaba que mi padre no quería arriesgarme a la agonía de la vida, al sufrimiento o al dolor cómo muchos ángeles decían que se vive en la Tierra.
Pero, ¿y si realmente quería vivir hasta el sufrimiento con tal de conocer algo diferente? no lo sé, es una duda que he tenido éstos días rondando en mi mente, me da miedo salir lastimado de algo, pero, quiero experimentar algo diferente.

Muchas noches observo la Luna y le pregunto "¿cuándo será el día que me toque conocer algo diferente?" y ella no responde, ella es mi única compañera que escucha cuanto anhelo ir a la Tierra, aunque sea para cumplir una misión, la más simple si mi padre así lo decide, pero realmente quiero hacerlo.

Casi nadie sabe esto, pero, aquí en el cielo, en mi hogar tengo un lugar secreto, cómo casi todos tenemos uno al momento de sentirnos agobiados de tantos pensamientos, en algún momento te mostraré ese lugar, pero, por ahora estando aquí me puse a imaginar mi vida allá afuera, ¿cómo sería?
Quizá no tenga alas, tampoco tenga el privilegio de estar con mi padre, no veré a los demás ángeles, mi compañera la Luna no estará tan cerca, no lo sé, quizá solamente estoy pensando de más, pero, realmente no me imagino mi vida sin estar aquí.

Pasó la noche y al día siguiente decidí ir a hablar con mi padre sobre mi estadía aquí y el motivo por el cual aún no tenía ninguna misión, volé lo más rápido que pude yendo en búsqueda de él, saludé a mis amigos y en especial a mi amiga Sofía, ella era mi compañera de aventuras, de enseñanzas, estaba un poco ocupada y no quise distraerla.
Después de un tiempo mientras volaba pude encontrar a mi padre, estaba en un lugar donde habían pequeños querubines, el sol iluminaba el bello lugar, donde había flores, un pequeño lago, y simplemente las aves volaban libremente.

–Hola padre, lamento molestarlo, pero, me gustaría hablar con usted sobre algo importante que realmente necesito que me responda.–lo miré fijamente mientras trataba de no sonar exigente ante mí petición con él.

–Claro, para eso soy tu padre, para darte una guía, para enseñarte a pedir con sabiduría y esperar con paciencia.–me dió una sonrisa mientras me miraba con detenimiento.–Así que dime, ¿qué es lo que te tiene tan pensativa?

–Gracias padre.–hice una leve pausa buscando la manera correcta de decirle sobre lo que he estado pensando en estos días.–Mi verdadera pregunta es, ¿por qué aún no he ido a la Tierra a cumplir alguna misión?, muchos ángeles a mi edad o tiempo estando aquí los mandas, pero a mí me ha tenido esperando.–dije en un tono algo desesperado.

–Vaya, esa es la pregunta, bien.–hizo una leve pausa y se puso enfrente de mí, su presencia realmente reflejaba autoridad.–La respuesta es simple, porque lo que viene para ti es mayor que lo que los demás ángeles viven, pero no puedes verlo si estás lleno de desesperación por hacer lo que los demás hacen.–dijo en un tono suave que emanaba sabiduría.

–Pero... pero...–no pude decir nada, pues mi padre me interrumpió rápidamente haciéndome callar.

–Pero nada, debes aprender a ser paciente ante las lecciones qué vienen a tu vida, no puedes aprender si estás lleno de egoísmo, mantén tu mente receptiva ante lo que viene para ti, ahora, ve a ayudar a Sofía a una tarea importante, por favor, hablaremos después de esto.

No dije ni una sola palabra más, asentí con la cabeza y salí volando de ahí buscando a Sofía, me sentía demasiado frustrada, ¿a qué se refiere con egoísmo? solamente quiero una respuesta, algo para saber que hacer, cuál es mi propósito, pero no podía pensar, porque mientras más lo hacía más me confundía.

Al buscar a Sofía pude encontrar el motivo por el cual me molestaba que mi padre no quisiera tener esta conversación conmigo, era porque aún me hacía sentir pequeña, como si fuera un querubín qué no sabe cuidarse, y ya no era la misma de antes, todo había cambiado y realmente se notaba.
Despejé mi mente y llegué a donde estaba ella, al parecer su tarea era juntar a los querubines qué entraban a la etapa de ser ángeles, vi que los contaba y anotaba sus nombres para saber quienes eran, sonreí ampliamente al verla, volé rápidamente y la envolví en un fuerte abrazo.

–Sofí, ¿cómo has estado?–dije con una amplia sonrisa mientras la veía, ella es un lindo ángel, con unos ojos muy lindos, es simpática, divertida, pero ella es un poco más grande que yo.–Mi padre me mandó contigo a ayudarte a tu gran tarea.

–Hey! Megh, qué sorpresa verte por aquí–sonrió ampliamente correspondiendo a mi abrazo mientras me veía un poco.–Bueno, al parecer a tu padre le gusta ponerme tareas complicadas, pero, me alegra que estés aquí para ayudarme.–hizo una leve pausa al ver mi rostro.–Hmmm, ¿qué sucede? al parecer no tienes los pies en las nubes.

–Oh eso, bueno, no lo sé, he estado pensando de más, es todo.–dije con un poco de suavidad, ya que me avergonzaba un poco ser demasiado obvia al momento de como me sentía.–Digamos que, hablé con mi padre acerca de cuando iría a la Tierra, pero, sigue omitiendo la conversación, no lo entiendo, ya estoy grande, ya puedo hacer aunque sea una misión y sigo sin conseguirlo, dice él que con egoísmo y desesperación no conseguiré nada.–di un largo suspiro mientras la miraba con ojos cansados.

–En cierta parte tu padre tiene razón Megh, no puedes conseguir las cosas tan fácil, debes esperar el tiempo indicado, más en misiones tan complicadas como esas.–se acercó a mi y acarició suavemente mi mejilla.–Sé que anhelas ir a la Tierra, solamente que tu papá está cuidándote, no es nada fácil bajar y hacer tu vida ahí, debes entender que las cosas que a veces queremos no se harán como lo imaginamos.

solté un largo suspiro mientras la veía.–Bien, debo admitir que tienes razón, sé que no conseguiré nada en la emoción que siento, solamente que, veo como todos los ángeles vienen de sus misiones y hablan de ellas, y yo sigo aquí.–miré como el volumen de la nube cubría mis pies.

–Solamente sé paciente, con tolerancia encuentras muchas cosas, sé paciente contigo misma, trata de encontrar una manera de estar presente aquí, y algún día llegará y podrás conocer algo nuevo.

Nos miramos como grandes cómplices qué éramos, sonreí levemente al saber que ella entendía por la emoción que pasaba, pero, no la minimizó, le ayudé a la pequeña tarea que le habían encargado, mientras mi mente se despejaba de todo lo que había pasado en mi día.
Llegó la noche y me senté en una nube mientras observaba la Luna, y comencé a decir esto mientras la veía.

"Tal vez lo que siento ahora, no lo sentiré mañana,
quizá por hoy solamente quiero dejar el drama,
mi mente vuela al buscar una respuesta,
pero solamente escucho un pequeño susurro devuelta,
me queda claro que no todo es como se espera..."

Hoy no conseguí la respuesta que necesitaba, mucho menos he conseguido la pregunta exacta para hacerla; pero sé que pronto podré saber el propósito por el cual algún día iré a la Tierra, sé que mi padre un día me mandará, pero, ahora solamente me toca esperar.

мι мιѕιόи єяα αмαяτє, ρєяο мє нιϲιѕτє ο∂ιαяτє Donde viven las historias. Descúbrelo ahora