Kazutora

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Después de una tormenta llega la calma

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Después de una tormenta llega la calma. En mi caso llegaron un par de ojos color miel, que iluminaban todo tanto como el Sol. Kazutora Hanemiya, estuviste a mi lado cuando estaba en la búsqueda de mi ex novio, trabajabas en medio de la cafetería local, me ofreciste tu ayuda para informarme si aparecía el susodicho. Te mandaba mensajes preguntando si lo habías visto en la semana, que buena forma de conocernos. Viste mi desespero, me consolaste como si fuésemos amigos y me apoyaste en mi locura de ir al fin del mundo con tal de hallar al que rompió mis sueños, porque creías que ese amor no podía desvanecerse tan fácilmente porque era verdadero.

Cuándo todos a mi alrededor se hartaron de que hablara de Baji diariamente, tú me escuchaste, me ofreciste tu hombro para llorar incontables veces, también tu tiempo y de paso un espacio en tu vida. Tiempo después ya vivía cerca de la universidad y trabajaba en un restaurante cercano para pagar mis gastos, mis planes eran claros, ahorrar dinero suficiente para viajar y hallar a Keisuke, pero cada día se me hacía imposible lograrlo.

- ¿Cómo van tus ahorros? -

- Genial, si eso significa que llevó casi nada. A este paso me tomará años. No puedo guardar nada con la renta que pago -

- ¿Qué no vives con alguien? -

- No, la mayoría de mis amigos están con su pareja -

- Entonces puedes vivir conmigo, Chifuyu. Mi compañero de piso se mudará con su novia, y no podré pagar todo solo -

- ¿En serio? ¡Gracias! Esto me ayudará demasiado -

- No agradezcas, será bueno para ambos -

Creí que vivir contigo sería incómodo, que no me adaptaría a ti por el poco tiempo compartido, pero estuve muy equivocado. La dinámica entre ambos fue espectacular, eras el complemento perfecto para mí, éramos un gran equipo, siendo tan diferentes e iguales a la vez. Fue una locura la mudanza, no tarde nada en encajar en tu rutina y tú en la mía, cada quién con lo suyo pero a la vez juntos. Los desayunos eran muy agradables, repletos de temas por conversar, no pasábamos todo el día con el otro, solo las noches al llegar cada uno de la universidad o el trabajo, éramos muy independientes. Algo a destacar era que sabías que estaba pensando la mayor parte del tiempo, que a veces parecía que leías mi mente.

- Compré helado para el postre de la cena -

- Justamente te iba a mandar un mensaje para que comprarás un poco antes de llegar a casa, Tora -

- Sabía que mi intuición no me fallaría -

- ¿Tienes poderes telepaticos? Adivina en qué número estoy pensando -

La Boda - Kazufuyu/Bajifuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora