Jennie Kim, no pudo soportar la tortura de su madrastra y media hermana, luego de que su padre murió éste solo dejó deudas.
Su madrastra para pagar las deudas la obliga a comprometerse con un viejo calvo con dinero.
A Jennie no le quedó de otra qu...
Un testarudo Leo, se encontraba el solo practicando artes marciales con una pequeña espada de madera.
El comentario de aquella niña castaña se le había incrustado en su mente, el tenía que ser fuerte.. al igual que su padre, el general del pueblo.
Tenía que demostrarle a esa niña castaña, que el no era un niño debilucho.
Siguió practicando con la pequeña espada, mientras mantenía el equilibrio en un pequeño banco, hasta que sus pies le jugaron una mala pasada y cayó de golpe al suelo.
-¡¡Aish!!-se quejó de dolor.
Su padre que estaba atento a lo que hacía su pequeño hijo, inmediatamente se acercó a él.
-¿Que pasa, hijo?-preguntó el General.
El pequeño Leo, se levanto del suelo y sacudió su ropa.
-Quiero mejorar mi equilibrio, padre.
Su padre se sorprendió y luego sonrió, por la motivación de su hijo.
-Las espadas no están hechas para jugar, sino para proteger a las personas que amamos.
Leo lo miró fijamente y asintió.
-¿Tal vez, tu podrías enseñarme padre?-dijo Leo con una sonrisa.
Su padre sonrió también y asintió.
Y así en esa semana Leo, con mucha perseverancia y motivación, aprendió de su padre como ser más fuerte, para así defender y proteger a sus seres amados.
También no se olvidaba que debía devolver una copia del libro, que había arruinado por accidente.
Parecía que Jennie lo apreciaba mucho, así que durante las noches se dedicó a transcribir en otro libro nuevo, aquel libro que justamente su padre tenía en su biblioteca.
A pesar de estar agotado por el entrenamiento, siguió fielmente a su promesa de devolver lo que había dañado, en esa semana lo había terminado de transcribir y finalmente lo tenía listo para entregarselo a Jennie.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Leo caminaba alegremente rumbo a la casa de Jennie, para entregarle el libro.
Pero se detuvo al ver a su amigo Jungkook, éste irradiada un aire sospechoso.
-Hey, Kookie ¿Que haces por aquí?-le preguntó con curiosidad-Creí que hoy no podrías salir a jugar, porque tú padre te pidió ayuda.
-No, ya estoy libre. Terminé rápido mis tareas-respondio Jungkook-Adivina a quien le di su merecido-le dijó, con aquella sonrisa traviesa.
Leo trató de entender a su amigo, hasta que se dio cuenta específicamente de lo que hablaba.
-¿No me digas que le hiciste algo a Jennie?-le preguntó rápidamente, demostrando preocupación en su rostro.
