𝓢𝓪𝓵𝓾𝓭𝓸: Palabra, expresión, gesto o cualquier otro acto que una persona dirige a alguien cuando se encuentran o se despiden, dando muestras de atención, cortesía o afecto.
La primera vez que lo conoció fué cuando tenía unos 14 años, acababa de ser adoptado por su nueva madre Vanessa, aunque el era un chico muy curioso, no estaba intentando explorar la casa aún, solamente quería un rato. El rato era afuera, en su patio, amacandose en un columpio que estaba colgado de un gran árbol de mango que probablemente vivía más que el, pero el solamente miraba a la nada, pensaba en blanco, no había nada en específico en su cabeza, no deseaba nada, trataba de buscar algo para su futuro, no encontraba nada en su cabeza, nada en su corazón, eso lo frustraba y provocaba que empujara más fuerte el columpio, más fuerte tratando de distraerse, más fuerte tratando de callar el sonido de ese niño llorando... Espera, no hay más niños en casa.
Sus nuevos zapatos tocaron el suelo y el niño abandono el asiento, sus ojos viajaron hasta el lugar de donde venía el sonido, no era un llanto fuerte, tampoco un berrinche, tan solo era un montón de chillidos, gemidos y hipidos. No le costó mucho, incluso de lejos, ver a un chico sentado en medio de un punto concentrado de flores, sentado sobre sus pantorrillas, le parecía incómodo, nunca le gustó esa posición, pero ahí lo veía, un chico de apariencia pequeña y frágil chillando y pasándose las manos por las mejillas sin querer tallar sus ojos, ignorando completamente de todo el peso que iba a sus pies y el posible dolor que lo provocaba.
No le cabía en la cabeza como pudo llegar ahí, dentro de su casa, con todas las rejas que habían por el lugar, lo mejor sería preguntarle, siendo claros, pero los modales siempre van primero, de lo poco que este ex-huerfano en su vida aprendió de su madre alguna vez fueron los modales, modales antes que todo y entre esos modales estaba saludar siempre a las personas.
- Hola! Mi nombre es Gregory - anunció divertido, quería dar una buena impresión, quien sea que sea esa persona, no quería asustarlo, estaba mal, no quería hacer que la pase peor.
Espero su respuesta, pero no llegó, solamente un par de orbes celestes decoradas con largas y rizadas pestañas que lo observaban, lo analizaban. "Puedo ver Neptuno en sus ojos" un pensamiento simple pasó por su cabeza, pero si lo decía en voz alta, no cabía duda de que el chico que lo estaba observando podría entender todo lo que quería decir con eso, como si fuera pelar las capas de la cebolla, sabría que quería decir que en sus ojos veía primeramente una belleza poética, poética de que podía describir con mil metáforas y frases endulzadas el color de sus ojos, sabría que el en sus ojos podía ver fé de un ser divino, fé de que llegaría a idomatrar a alguien, al dueño del río, el más hermoso de más ninfas, sabría que al ver sus ojos, tan bellos como los que nunca vió, creería que no es cierto, que algo tan claro y puro no podría ser presenciado de la forma en la que el lo estaba haciendo, tan sencillo, sin esfuerzo, por mera casualidad, y lo peor de todo eso, es que en segundos, el más joven lo notó, su cuerpo dió un pequeño brinco y sus mejillas se coloraron como si hubiesen extraído el color de todas las Rosas salvaje del lugar y luego espolvorearla por sus mejillas, inconscientemente sus mejillas igualmente fueron tintadas.
Pero el chico seguía sin decir nada, ya ni siquiera sus hípicos daban sonido, alivio llegó a el al darse cuenta que con cesarom, aún así el incómodo silencio persistía incluso con el maravilloso canto de las aves. Gregory se sintió libre para seguir observando, su piel era muy pálida, Blanca Nieves envidiaba su piel blanca y Lisa, completamente inmaculada de cicatrices, granos, salpullidos, pero no parecía muy sano, era tan claro que llevaba a ser azulado, no solo eso no parecía sano, también unas ojeras muy oscuras y marcadas, si no fuera por esas ojeras sus ojos se habrían visto aún mejor, pero suponía estaba bien, "si sus ojos fueran más bellos, no podría dejar de mirarlos" ahora su mirada volvía a sus mejillas, apenas ahora notaba que estaban salpicadas de puntitos dorados, manchitas bonitas derramadas por el sol para el, las veía y pensaba en las estrellas del cielo nocturno que tanto le gustaba admirar, la vergüenza volvió en el observado y desvió la mirada al árbol en el que estaba antes.
- Quieres hablar de por que llorabas?
El chico negó con la cabeza, tratando de no mirar a los marrones ojos, acariciaba una de las flores que a su mano no le costó atrapar, no la arrancaba, solo la admiraba, acariciaba y podría jurar que hablaba con ella telepáticamente.
Siguió observando, vestía de una camisa blanca y sobre ella un chaleco de hilo celeste con nubes, también unos shorts cortos marrones, una apariencia simple, muy simple pero adorable, como un niño, joven, inocente, bueno en todo sentido, no tenía zapatos, pero si unas medias hasta por debajo de las rodillas blancas que culminaban con encaje, sobre estas, unas polainas blancas que cubrían sus talones, estaban en pleno verano, 14 de febrero, por que estaba usando ropa tan caliente? Ese chico lindo era todo un misterio.
- hace mucho calor, deberías quitarte las medias - mencionó
No habló, solo negó otra vez, al menos se dignó a mirarlo, pronto el chico acariciaba sus propias manos con nerviosismo, blanco y blanco rosándose igual que una madre acaricia la mano de su hijo, también parpadea muy seguido, cada segundo con más peso, pestañas aleteando como mariposas posadas en una hoja, tenía sueño.
- Quieres dormir aquí?
No dijo nada, ni se movió por un segundo, pero luego asintió, junto con un sonido de afirmación.
Su cabeza chocó contra el regazo del niño mayor y la mayor parte de su cuerpo había aplastado las flores, su posición fetal se le hacia cómoda y trataba de abrazar algo sin lograrlo,penaaba que era una costumbre suya abrazar antes de dormir, pronto descubrió que su cabello era de color rubio oscuro y no castaño claro, algunos mechones aún eran claros y brillaban con el sol, río con adoración al escuchar los chasquidos de su lengua, chupandola como método calmante.
- Duerme bien, pequitas
No tardó en descubrir que le importaba poco que haría a los 18, lo único que le interesaba, aunque muy débil sea, es ser amigo de ese chico lindo, pasar más momentos agradable así, antes de ser adulto, antes de preocupaciones, quería algo así, con alguien así, después de todo, ese chico le ha regalado amapolas.

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𝓣𝓪𝓵𝓴 𝓽𝓸 𝔂𝓸𝓾 // Evan x Gregory
أدب الهواةGregory era un chico de ya 17 años, pero para su gran edad tenía aún amigos imaginarios, los médicos lo llamaban ezquisofrenia, pero lo que su amigo lo hacía sentir no podía ser una enfermedad, desear hablar con el no era mentira, desear conocerlo e...