12 de octubre, 1986
¿Alguna vez a sentido que tu vida es como una carrera de nunca acabar?, algo así como si te estuvieran persiguiendo, y, al darte la vuelta, hay un montón de sombras sin rostro que parecen querer lastimarte, hacerte tanto daño como puedan.
Es desagradable, tan desdeñoso que se convierte en un pensamiento constante y ves esas jodidas sombras en todos lados, ocultándose en cada esquina dispuestas a saltar sobre ti en el momento en que pases con la cabeza gacha y la guardia baja.
Yo, en lo personal, detesto eso.
Detesto sentirme perseguido, acorralado por los miedos y la opinión de personas a las cuales no les sé ni el nombre.
Lo odio con toda mi alma.
Y aun cuando yo sé que tengo parte de la culpa de que ellas existan, insisto ante la idea de seguir, de continuar a la espera de encontrar algún farol que llene de una luz tibia todo lo maligno que me rodea hasta desaparecerlo. Creo que persistí tanto en ello que lo terminé hallando.
Porque en medio de mi oscuridad infinita encontré a Choi Soobin, ¿o fue él quien me encontró? Bueno, sea como sea, ahora él está en mi vida y las cosas han dejado de ser tan dolorosas, de hecho, todo comenzaba a parecer que era una cicatriz, así como las que te haces al caerte de la bicicleta cuando aprendes a manejarla. Al principio crees que nunca dejará de doler, pero luego de un tiempo ya ni lo notas, eres más fuerte que antes y vuelves a manejar sin miedo a caerte.
¿Hablo como tonto enamorado? Puede ser, pero es que no consigo entender cómo fue que todo cambió a este punto. Parece irreal, porque ahora estoy en el sótano de la casa de Soobin, y mientras él está dibujando, yo estoy acostado en uno de los viejos y polvorientos sofás que fueron de sus abuelos. Todo era como él describió aquella noche en el puente.
Soobin era real.
Quizá pasaran las tres de la mañana, pero ninguno tenía sueño. Él había colocado un viejo vinilo de Elvis Presley y estábamos escuchando a un volumen bajo la canción Wonder Of You. Su madre estaba visitando a una hermana en ni Soobin sabe dónde, por lo cual nos sentíamos muy a gusto juntos en ese lugar.
Eso que habíamos creado era extraño, ni siquiera yo conseguía darle una definición exacta, pero era agradable, era un sentimiento tan cálido y puro que podía hundirme sin dudarlo en todo lo que me provocaba, por eso accedí a pasar la noche a su lado. No nos habíamos visto mucho después de aquella noche en el puente, todavía estábamos en proceso de conocernos, pero no era algo malo, todo lo contrario, cada cosa que descubría de Soobin me encantaba sobremanera.
—Entonces no te gusta el tomate y crees ser capaz de sobrevivir el invierno comiendo únicamente pan integral —recité las mismas cosas que él me había dicho sobre sus preferencias y kit de supervivencia, y, en cuanto giré el rostro y lo observé asentir con determinación, terminé riéndome—. Maldición, eso es lo más raro que he escuchado, a mí no me gusta el pan integral.
—A mí tampoco —confesó, volviendo a centrar su atención en el dibujo, pero me seguía sonriendo—. Lo escogí porque has mencionado que se trata de supervivencia y la idea es tener algo que no nos guste esperando poder soportarlo.
Hice una mueca, a veces era tan listo que me abrumaba, pero se veía tan seguro de sí mismo que no podía tomar aquello como algo malo.
—Tienes razón —admití y me incorporé en el sofá para tomar asiento—. Si me preguntas, existen pocas cosas que no me gustan, por eso creo poder soportar el invierno con helado y patatas fritas.
Y mi respuesta le causó tanta gracia que terminó soltando una estruendosa carcajada hasta terminar apartando su hoja y dejándome ver el hermoso dibujo del puente en que nos dimos nuestro primer beso, aunque debería decir que fue él quien me besó.
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You are || CSB&CYJ
FanfictionTwo Shot Es 1986 y las personas siguen sin entender sobre el verdadero significado de amar a alguien sin importar su género, sin embargo, Soobin y Yeonjun están dispuestos a saltarse todas las reglas generales de la sociedad para ser libres y felice...